Analizamos este último episodio antes del parón invernal, inmerso en una temporada que está funcionando bastante bien y resultando muy divertida.

¡Por fin alguien ha reconocido a Matt Ryan!, ha tenido que regresar Zari-pija del totem para que un miembro del equipo se diera cuenta de que Gwyn es John con barba. Está bien que sea precisamente ella, la persona que más compartió con Constatine, quien le reconozca, aunque si ella tampoco lo hubiese reconocido también hubiera estado gracioso. Supongo que ya olvidaremos esta chanza, que ha sido divertida y una forma muy inteligente de lidiar con la permanencia del actor después de la marcha del personaje que interpretó hasta ahora.

También ha sido muy divertida la trama de Bishop, los hermanos Tarazi y Nate, donde el recién llegado se aprovechaba de sus anfitriones hasta límites insospechados. Es interesante que Nate aprenda algo de las tradiciones persas antes de mudarse al totem con toda la familia de los Tarazi, o con sus espíritus o lo que sea. Mientras en la burbuja del tiempo y espacio convertida en mansión pasaban estas cosas, los demás estaban en la fábrica intentando construir tanto un avión de la segunda guerra mundial como una máquina del tiempo… anterior a la segunda guerra mundial.

La fábrica segregaba por motivos raciales, como supongo hacían todas las fábricas en aquella época… lo cual no lo justifica ni lo salva de ser algo deleznable, pero sí que lo pinta como algo que la mayoría de la gente (negra y blanca) consideraba “lo normal”, por eso me gusta mucho que recalquen que las mujeres negras también temen perder el trabajo por culpa de las decisiones de Astra y en especial me ha gustado mucho como la decisión de romper con las costumbres y poner a trabajar a negras y blancas juntas es algo que a muchas blancas les parece mal y las obliga a abandonar el trabajo por razones ideológicas y a otras tantas blancas les parece bien y deciden quedarse, supongo que eso será un reflejo más o menos certero (aunque simplista) de lo que sucedería en aquellos tiempos en USA.

En este episodio vemos como Astra brilla haciendo que su frustración por sentir lo que era vivir como mujer negra en la USA de principios de siglo se transforme en algo positivo y proactivo, ya que aunque en un primer momento ataca a un hombre y lo deja congelado sine die, después decide tomar toda su rabia y convertirla en algo útil transformándose en la CEO de una empresa constructora de aviones de guerra. La actividad empresarial no se le da nada mal y terminan haciendo un avión funcional y subiendo varios puntos en el CV de marketing gracias a lograr una portada para el TIMES y una felicitación de la mismísima esposa del presidente Roosevelt. La parte negativa de todo este éxito es que a la Gideon malvada y a su ejército de robots no les gustó la idea de que la integración racial se adelantase dos años en la historia de EEUU.

La oportuna aparición de los esbirrros de Evil Gideon nos llevó a uno de los momentos más sorprendentes y emotivos de la temporada: el sacrificio de Bishop. Un personaje que ya me estaba imaginando como nueva incorporación al equipo, especialmente porque Behrad Tarazi hace hincapié en que el renovado Bishop podría ser un buen material para Legends. Pero esto no termina siendo así, el bueno de Bishop (esta versión de él) es el héroe del episodio y salva a todo el equipo entregándose él mismo a la muerte. El resto del equipo lo superará rápido, porque al fin y al cabo se trata de un hombre que ha intentado matarlos varias veces y que los dejó atrapados en 1925, pero aún así la escena ha tenido su punto emotivo.

Con A Woman’s Place is in the War Effort! nos despedimos hasta enero, cuando la serie volverá con energías renovadas y una ingente cantidad de leyendas clónicas o robóticas o cualquiera sabe qué dando vueltas por el espacio-tiempo en persecución de otro grupo de leyendas casi completamente orgánicos que salvo por una clon, un alienígena y una inmortal con ADN mixto son un grupo bastante humano…