El Desorden que Dejas… o El Empastre que te Encuentras
Está siendo un buen año para la ficción española en televisión. Eso quizá ha propiciado que, poco a poco, vaya dándole más oportunidades a la oferta de nuestro país, aunque es muy fácil hacerlo cuando hemos tenido en los últimos meses productos de tanta calidad como Patria, Antidisturbios, etcétera. Dediqué un artículo hace unos días a uno de los lanzamientos de Netflix España de noviembre, Los Favoritos de Midas. La miniserie protagonizada por Luis Tosar fue un buen lanzamiento, entretenido, y que marcaba una pauta distinta a lo que nos tenían acostumbrados en la plataforma, al menos para mi gusto personal. Dije que podía tratarse de un caso aislado, y sabiendo algún proyecto futuro que tienen entre manos, mis sospechas se acrecentaban, pero lo cierto es que El Desorden que Dejas ha sido una grata sorpresa para despedir este 2020, y ojalá siguieran por este camino en Netflix.
La trama nos lleva a Novariz, un pequeño pueblo de la Galicia más rural, donde Raquel se traslada junto con su marido para comenzar a trabajar en el instituto de la localidad, en sustitución de una profesora, Viruca. Realmente, casi quince días después del lanzamiento, e incluso teniendo en cuenta que los vídeos promocionales, si no recuerdo mal, desvelaban la sorpresa principal del primer capítulo, no sé si mencionarlo como punto de partida de la ficción se puede considerar spoiler, pero me lo voy a guardar; no todos tenemos por qué haber visto la serie aún, y puede que estas líneas ayuden a algunas personas a darle una oportunidad, así que no diré más al respecto.
Al margen de ese detalle, quizá uno de los mayores alicientes de esta miniserie basada en la novela homónima de Carlos Montero (Élite) sea ver en acción a sus dos principales intérpretes. Inma Cuesta (Criminal, Arde Madrid, La Novia), en el papel de Raquel, y Bárbara Lennie (Magical Girl, El Reino) en el rol de Viruca, destacan por encima del resto de sus compañeros de elenco, y soportan la mayor parte de la carga dramática de una historia que, había leído que enganchaba, y que te pegaba al asiento hasta el punto de no querer ver otra cosa hasta concluirla, y me parecía hasta exagerado; desde mi experiencia personal, os diré que sus ocho episodios los vi el mismo fin de semana de su lanzamiento, aunque me consta que mucha gente prácticamente los devoró de una sentada.
El título del artículo lo completo con una elección alternativa que se me ocurrió para nombrar la historia, porque esa trama de la que os hablaba antes engancha tanto porque detrás de un secreto, aparece otro; aquello que creías evidente, no lo es tanto; y personas que pensabas que eran de fiar, resultan tener más caras debajo de una fachada externa aparentemente honesta. Y es que la pobre Raquel se encuentra pisando en un jardín tan embarrado como algunos de los parajes que vemos en la ficción, y a medida que va indagando más en el misterio en torno a lo que pasó con Viruca, va siendo absorbida por la espiral de mentiras en la que se sumergió su predecesora.
Si tenemos unas actuaciones de nivel, y una historia que atrapa, ¿qué más se puede pedir? Muchas ficciones carecen de alguno de estos puntos fuertes, o de ambos, y se pierden por el camino; no hace falta irse muy lejos: ficciones españolas de la propia Netflix palidecen en comparación. Encima, tenemos otro elemento que puede que ya hayáis oído alguna vez ser destacado en alguna crítica sobre cine o televisión: el municipio en el que transcurre la historia es un personaje más. Forma parte de los acontecimientos y su atmósfera te cala mientras asistes a la narración de la trama, y eso es muy importante si buscas enganchar al público. Batman no sería quien es si no tuviera una Gotham podrida y corrompida hasta la médula; el agente Dale Cooper hubiera pasado de puntillas por la serie de David Lynch si su investigación no hubiera tenido lugar en Twin Peaks y hubiera conocido a sus peculiares lugareños; y es inimaginable El Desorden que Dejas sin la cara que nos muestra de Galicia.
Porque, ésa es otra: es una serie muy actual. Tenemos el relato de la España vaciada, ya que Novariz es la clásica localidad que muchos podréis tener en mente, porque conocéis a gente de pueblos similares, o incluso tenéis familiares viviendo aún allí que, con el paso de los años, ha ido quedándose reducida a unos pocos habitantes, porque los jóvenes buscan salir de allí cuanto antes, para labrarse un futuro en ciudades más grandes y prósperas, algo que nos reflejan en El Desorden que Dejas. No solo eso, el tema del acoso escolar es una de las piedras angulares del desarrollo de la trama. No ya el de un alumno hacia sus compañeros de clase (que también), sino el de los alumnos hacia sus profesores, cuya figura ha perdido autoridad con el cambio de milenio, y lo que antes era un cargo respetado, ahora es, por desgracia, denostado y maltratado por las actitudes de críos y crías que han sido malcriados (valga la redundancia) con la perorata de que la culpa no es suya, sino del profesor.
Como otros ingredientes, tenemos también la clásica corrupción política y de las élites, que hace acto de presencia aquí también, así como la criminalidad relacionada con el mundo de las drogas (para más información, tenéis Fariña en Netflix), e incluso algo, también por desgracia, demasiado común en los últimos tiempos: la problemática con los desahucios. Mientras otras intentan emular la realidad de manera fallida, tirando incluso a lo naíf, El Desorden que Dejas contiene elementos que nos suenan a todos, y los mezcla en su trama principal de forma muy inteligente, al mismo tiempo que su historia evoluciona, como he dicho arriba, hasta el punto de no querer despegarte de la televisión; quizá ahí resida parte de su éxito, en conectar con un target muy amplio con cuestiones que no nos suenan a chino, a parte, claro está, de que la intriga que lo une todo está muy bien hilada y elaborada.
Ahora que llega la época navideña y mucha gente estáis de vacaciones, os recomiendo que le deis una oportunidad a esta miniserie. Es, a día de hoy, uno de los productos más recomendables de Netflix España, con un montón de incentivos para que te atrape y te sumerja en el misterio que quiere destapar Raquel, poniéndose en muchas ocasiones en peligro, a medida que se va acercando a la verdad oculta de Novariz. Como decía en un párrafo anterior, ojalá Netflix apueste en el futuro por más productos así, porque sus competidores ya lo están haciendo, y algunos llevan menos tiempo en la escena nacional que ellos.