Stargate SG-1: el equipo que inició el viaje por las estrellas
Qué cosas tiene la vida. Stargate SG-1 me ha acompañado durante los últimos diez años, principalmente porque no fue una prioridad en mis procesos de visionado, aunque sí que es cierto que, de vez en cuando, iba viendo episodios sueltos. Casi podríamos decir que mi media ha sido de una temporada al año, ya que a sus espaldas consta de diez entregas, con más de doscientos episodios y dos películas que cierran las tramas que quedaban pendientes. Sinceramente, pretendía haberla acabado antes, pero como no estaba en uno de estos servicios streaming que tenemos ahora, sino que la había comprado físicamente, sabía que, a una mala, siempre podía recurrir a ella. El confinamiento ha provocado que le diera el empujón final y terminara esta gran ficción, que, cosas que tiene la vida, el lunes fue incluida íntegramente en el catálogo de Amazon Prime. Ahora, está al alcance del gran público, y vengo a hablaros de ella, por si os animáis a verla.
En un género tan manido y tan explotado como es la ciencia ficción, y teniendo en cuenta que estamos ante una serie de finales de los años 90, dudo seriamente que Stargate SG-1 sorprenda al espectador actual demasiado, sobre todo si es consumidor habitual de este tipo de series. Nos hemos acostumbrado a efectos especiales de primer nivel con las últimas ficciones de CBS All Access sobre Star Trek (Discovery y Picard), los viajes en el tiempo son casi cotidianos y mainstream con series como Dark o con nuestra El Ministerio del Tiempo; incluso las realidades paralelas, visitas de otras galaxias, etcétera. Pero claro, ¿os habíais parado a pensar que la saga Stargate puede que inspirara a muchas de las producciones actuales?
Cuando arranca el viaje por las estrellas de esta saga, basándose en la película homónima de 1994, nos encontramos todavía a las puertas de la época dorada de las series de televisión. Ya hay grandes éxitos como Friends, Frasier o Seinfeld (ya en su recta final); perlas ya finalizadas como Twin Peaks o Northern Exposure; o proyectos coetáneos como Oz, que acabarían siendo un clásico en las páginas de críticos, incluyéndola en las tan clásicas listas de “mejores series de la historia”. Pero en ciencia ficción, con permiso de The X-Files (que ya llevaba varios años de emisión), puede que estemos ante uno de los pioneros del género.
Evidentemente, cuando hablamos del “sci-fi”, la obra con mayúsculas es Battlestar Galactica (también añadida hace bien poco en Amazon), pero Stargate supuso un antes y un después, y muchos años después de su final (2007), todavía hay muchísimos fans a lo largo y ancho del globo que guardan un especial cariño a ese grupo de viajeros espaciales que siempre terminaban en un mundo que, sí, era extraterrestre, pero se parecía demasiado al nuestro, y cuyos lugareños no hablaban idiomas extraños (bueno, en alguna ocasión sí), sino que entendían a la perfección el inglés terrícola. Es un gag habitual durante la serie, que no gozaba de presupuestos tan elevados como los que tienen la mayoría de producciones hoy en día, y no abusaban de CGI para decorar los escenarios de planetas lejanos; eso sí, cuando se ponía en uso, es imposible no verle las costuras. Por eso es necesario contextualizar, y no comparar con los mismos ojos una serie de 1997, con una de 2020, y parte de la magia de esta serie reside precisamente en eso, que esos efectos especiales tan sencillos no desmerecen la historia que nos narran a lo largo de 213 episodios.
Que, a todo esto, me he ido por las ramas: ¿de qué va exactamente Stargate SG-1? Empezando por el principio, bajo las profundidades de los restos de la antigua civilización egipcia, se encontró un artefacto llamado “Stargate”, que permite realizar viajes a otros planetas que están conectados a través de una red galáctica mediante estos portales. Estados Unidos, tan diligente como siempre, decide que ellos son los más adecuados para viajar por las estrellas, y llevar la palabra de la súper potencia por el espacio, siempre haciendo gala del modelo de vida americano. Bromas aparte, el ejército estadounidense conforma un equipo de élite, el SG-1, para realizar estas expediciones, integrado por el coronel Jack O’Neill (interpretado por Richard Dean Anderson… sí, MacGyver), la capitana Samantha Carter (Amanda Tapping) y el doctor Daniel Jackson (Michael Shanks), este último experto en historia antigua y todo lo relacionado con el antiguo Egipto. A ellos se le unirá poco después Teal’c, un jaffa que es el Primado de Apofis, uno de los señores del sistema, y principales enemigos de nuestros protagonistas durante toda la serie: la raza llamada goa’uld.
Al final, se les acaba cogiendo un cierto cariño. Los goa’uld son el mayor quebradero de cabeza para los terrícolas, porque terminan descubriendo que son la raza dominante en la galaxia, y esclavizan a muchísimos mundos humanos. Y esa pasa a ser la tarea primordial del SG-1, liberar a los planetas del yugo de su enemigo y traer la paz por el espacio. Pero claro, diez temporadas dan para mucho y no son los únicos que se cruzan en su camino. Los replicantes y los ori (estos últimos me resultaron especialmente insoportables) son las otras dos grandes razas que traban el camino de nuestros héroes además de los goa’uld, además de muchos otros problemas episódicos, o con arcos más breves. Pero no solo encuentran rivales: aliados como los asgard o la Tok’ra también unen fuerzas en muchas ocasiones con los terrícolas, y también nos dejan grandes momentos durante diferentes etapas de la serie.
Al igual que mencionaba que todos esos años dan para mucho en cuanto a enemigos se refiere, también se aplica para el cuarteto principal. Pensad que estamos hablando de 213 episodios, y es complicado en esta serie y en cualquiera, que haya intérpretes que aguanten tanto en un mismo papel, ajenos a otros compromisos. Es por eso que hay variaciones en la alineación titular. Los personajes no siempre forman parte del equipo, los reemplazan durante un tiempo, otras veces simplemente se incorporan más. Si vais a darle una oportunidad a la serie, estad abiertos a la posibilidad de que hayan cambios en los integrantes del SG-1, pero sabed que a los que acabaréis cogiéndoles más cariño son a los cuatro que empiezan el viaje con vosotros. Es inevitable adorar la sencillez y nobleza de Jack, la brillantez e inteligencia de Sam, la lealtad y fortaleza de Teal’c, sin olvidar el profundo conocimiento de Daniel que tantas y tantas veces les salva el día, por no mencionar los numerosos cambios y fases que experimenta durante diez temporadas, haciéndolo uno de los personajes más polivalentes que he visto, y con una evolución destacadísima. Otros a destacar son el teniente Cameron Mitchell (Ben Browder) y Vala Mal Doran (Claudia Black), que se incorporan en la parte final de la serie y también tienen sus momentos de relevancia (como curiosidad, fueron los protagonistas de otra producción de ciencia ficción con muchos seguidores, Farscape). Pero ya no es lo mismo; no hay nada como el cuarteto principal.
No me olvido tampoco de otro detalle: no he mencionado líneas atrás el término saga en balde. Como suele pasar hoy en día, cuando algo tiene éxito, se suelen buscar formas de seguir estirando el chicle, o de que la gallina continúe poniendo huevos. En cierto punto de la historia, llegó el spin off de SG-1, Atlantis, con los consecuentes crossovers, aunque quizá no con tanto impacto como los últimos visto en el Arrowverso por ejemplo. No obstante, el impacto de la saga era un hecho, y cuando terminó el camino de ambas, llegó Universe, la tercera serie de la marca y protagonizada por Robert Carlyle (Once Upon a Time), entre otros. Cuando escribo estas líneas, me queda tan solo una temporada de Atlantis pendiente, y continuaré con Universe, así que si le dais una oportunidad a SG-1, sabed que tenéis un largo camino por delante si queréis completar la saga Stargate, aunque evidentemente esto no es obligatorio para disfrutar la ficción original, pero si sois completistas, tenedlo en cuenta (además de que Atlantis es otra gran serie del género, que vale la pena ver).
El recorrido de la serie es largo y tiene, como todas, sus momentos álgidos y sus momentos de menos nivel. Pero creo que es una de esas producciones que, una vez vista, te queda un gran recuerdo y le guardas un especial cariño por todos los momentos que vives con los personajes. Quizá no sea la que más entre por los ojos en la actualidad, por todos los motivos que he dicho con anterioridad, pero si queréis una serie entretenida, con la que pasaréis muy buenos ratos, y con material de sobra por delante, Stargate SG-1 es una gran opción dentro del género de la ciencia ficción.
PD: tenéis disponible en nuestro canal de Youtube el programa que le dedicamos a la franquicia Stargate.