Pilotos: Snowpiercer
Han pasado dos años desde que se anunciara este proyecto, no exento de cambios, problemas y reestructuraciones. La adaptación de la película homónima, dirigida por Bong Joon Ho (cineasta ganador del Oscar este año por Parasite), que a su vez dio vida en la gran pantalla a una novela gráfica del mismo nombre, llega por fin a TNT en Estados Unidos, y en España la podremos disfrutar semanalmente a través de Netflix cada lunes (siempre una semana después de su emisión en América), que se hizo con los derechos de distribución a nivel mundial. A continuación, os dejo mis opiniones.
Consciente de que se acercaba el momento de su lanzamiento, y con la eterna asignatura pendiente del séptimo arte, vi hace un par de semanas la película en que se basa esta serie. Es una cinta entretenida, pero que tampoco la pondría entre las mejores de ciencia ficción que he visto, si es que la podemos catalogar en este género. Por lo tanto, la duda surgía ya en mi mente: ¿qué puede aportarnos la serie?
Comparte muchos elementos con el filme: los protagonistas recuerdan mucho a los que pudimos encontrar en su momento; las diferencias de clases habitantes del tren en constante movimiento (uno de los elementos motivadores de la trama); y, por supuesto, su punto de partida. El mundo se va a la mierda (por enésima vez), y un empresario visionario, el señor Wilford, preparándose para la inminente hecatombe, construyó una red ferroviaria que conectó a todo el planeta, para que un tren en perpetuo movimiento albergara los remanentes de la raza humana. 1001 vagones componen este particular arca de Noé, y claro, en la cola están aquellos que no gozan de tantas oportunidades, y en la parte frontal, el famoso 1%.
La cinta, como la serie, propone la idea de una revolución de clases para derrocar el sistema opresor y hacerse con el control de la sociedad superviviente, a base de abrirse paso como se pueda a través del tren hasta llegar a la cabeza, al tal Wilford. Además, sabiendo que el largometraje tiene lugar 17 años después de la partida del “Snowpiercer” (nombre del ferrocarril), y los acontecimientos de la serie suceden tan solo seis años más tarde (es decir, previo a la trama de la película), en mi mente comenzaba a formarse la idea de que estábamos ante una precuela de la misma; no obstante, el piloto ya te deja claro que, aunque comparta en su gran mayoría los aspectos del filme, juega con sus propias reglas, ya que crea un nuevo escenario, y no sé si me termina de convencer del todo.
Una de las cosas que funcionó en el filme protagonizado por Chris Evans, es que veías realmente que la trama avanzaba (literal y figuradamente), mientras los personajes iban abriéndose paso (no entraré en más detalles). Sin embargo, aquí nos encontramos ante una historia completamente diferente, con elementos comunes, que encima ha sido ya renovada para una segunda entrega, meses antes de su lanzamiento oficial, y que no sé si realmente puede dar para tanto.
Su piloto no me ha dicho nada que no me dijera en su momento la cinta (al margen del gran cambio), y tampoco es que la posibilidad de que se tratara de una precuela me convenciera más, al margen quizá de algún posible cameo de caras conocidas. El nuevo camino que va a trazar la serie es el gran aliciente que tiene ahora mismo Snowpiercer, el ver hasta qué punto esta historia puede llegar a ser interesante, y qué quiere plantear para desmarcarse de su predecesora, junto a una escasez inminente de series por la llegada de la época veraniega, y la parada obligatoria de producciones debido al coronavirus; en una época de mayor bonanza seriéfila, probablemente no pasaría de aquí, sinceramente.