Crítica: Star Wars - El Ascenso de Skywalker

Crítica: Star Wars – El Ascenso de Skywalker

La saga Skywalker ha terminado. Star Wars, tal y como la hemos conocido durante los últimos cuarenta y dos años, ha concluido su viaje, y todo lo que venga a continuación será algo nuevo. The Rise of Skywalker, además, cierra la trilogía que se inició hace cuatro años con The Force Awakens (El Despertar de la Fuerza), por lo que la ocasión era doblemente especial. ¿Habrá estado a la altura de las circunstancias?

Por unas razones o por otras, me doy cuenta que he sido quien os ha dejado las críticas de cada uno de los últimos episodios de la saga Skywalker durante estos cuatro años que ha durado. Me encantó The Force Awakens, porque, seamos claros, era un claro calco del Episodio IV, y todo fan de la saga creo que le gustó el paralelismo, a pesar de que no contara nada especialmente nuevo; me gustó, pese a todas las críticas y el odio, The Last Jedi, porque creo que Rian Johnson tuvo los arrestos de intentar algo distinto dentro de tanta uniformidad, le saliera mejor o peor; y no me ha gustado The Rise of Skywalker.

Como decía antes, este Episodio cierra una trilogía y una saga, y aunque sientes que, esta vez sí, podría llegar a suponer el punto y final a lo que empezó con dos droides llevando un mensaje de una princesa a un planeta desértico, te deja la sensación de que si Disney se aburre en unos años, podríamos ver a una Daisy Ridley con más edad, Oscar Isaac con canas haciendo de piloto sexi, o incluso John Boyega convertido en Jedi, ¿por qué no? Puestos a estirar el chicle, ¿qué más dan tres películas más o menos?

Si ése fuera el único problema del Episodio IX, pues bueno, tendría un pase. Pero esta película es una concatenación del recurso más vago, cutre y facilón que hay en toda obra de ficción: ¿por qué ocurre esto? Porque lo hizo un mago. Y tan anchos se quedan. Deus ex machina, giros de guion completamente previsibles, supuestos cliffhangers que no aportan nada porque todos sabemos cómo van a solucionarse, situaciones límite que no lo son tanto… todo amenizado con los enésimos planetas que nos suenan a todos, así como momentos y escenarios que también nos recuerdan a otros y, por lo tanto, nos podemos imaginar cómo acabarán.

Porque el hecho de que nos suenen cosas, que este personaje o el otro se pasen a hacer un cameo, o que nos saquen cosas que nos hagan recordar momentos de la saga, debería suponer algo más en el espectador. JJ Abrams ha querido rendir homenaje a Star Wars de forma tan fuerte que lo ha acaparado todo hasta el punto que, cuando llega el momento de sentir emoción, cuando realmente merece la pena que se te escape una lagrimilla por lo que sucede, porque es un gran guiño, o una situación que lo requiere, estás tan saturado de fan service que acabas inmunizado a la enésima dedicatoria a esta gran saga. Llevo hablando estos últimos meses de la temporada final de Arrow y el uso del fan service que está haciendo. Parece mentira que, The CW, cadena adolescente con series tan facilonas y de cuatro duros, sepa utilizar mejor este recurso que el gigante mastodóntico que es Disney, y en concreto el señor Abrams. Son productos incomparables los que he puesto como ejemplo, pero me es inevitable llevármelo a mi terreno, porque este Episodio abusa de este aspecto, y llevo meses viendo cómo se puede recurrir a este recurso sin que te sature hasta el punto de insensibilizar al espectador ante los acontecimientos que le presentan en pantalla.

Otro gran punto negativo de esta cinta es un problema que ha arrastrado toda la trilogía y que se veía venir que iba a lastrarla a la hora de cerrarla: los cambios en el timón. La empezó Abrams, la siguió Johnson, e iba a cerrarla Colin Trevorrow, pero acabó siendo el propio JJ el que regresó para acabar lo que inició. Pero ha querido cerrarla tan a su manera que ha tirado por tierra todo lo hecho por el anterior director en el Episodio VIII, y cuando dedicas tanto tiempo en la película que lo cierra todo a “corregir” los supuestos errores de tu predecesor, pierdes tiempo de pantalla que podrías dedicar a explicar algo mejor ciertas decisiones que toma durante el camino, pero que simplemente las resuelve con un “Lo hizo un mago“, “Pasa porque sí” o “El poder del amor lo puede todo“. Además, ha sido un cobarde. Suena fuerte decirlo así directamente, pero las cosas como son. Estamos ante el Episodio final de una saga, se supone que la magnitud de la amenaza es como nunca antes se había visto; no puedes hacer creer al espectador que los héroes van a salir indemnes de un conflicto así sin pagar un precio. No son creíbles las soluciones que ofrece durante la película, y la justificación de que es Disney y todo tienen que ser arco iris y golosinas no me vale. Era la hora de hacer algo valiente, y Abrams no lo ha sido, para desgracia nuestra.

Por darle algo positivo a la película, reconozco que se me pasó volando, me entretuvo muchísimo y es palomitera 100%. Pero es que no le puedo sacar nada más, y me duele decirlo, la verdad. El uso de ese humor cansa; soy el primero que se ríe, pero si me ofrecieran un humor algo más inteligente y no tan de “van dos y se cae el del medio“, lo agradecería.

Igual hace diez años me hubiera fascinado The Rise of Skywalker, pero he crecido, ha pasado el tiempo, y veo las cosas de otra manera. JJ Abrams no ha sabido gestionar el grandísimo proyecto que tenía entre manos, y las cosas han acabado como cabía esperar, añadiéndole una gran dosis de previsibilidad y un guion paupérrimo, con explicaciones nulas o insuficientes, momentos que pierden epicidad por detalles que te sacan completamente de la situación, el abuso desmesurado de fan service por tal de querer contentar a cuanta más gente mejor, aderezándolo con un “recogiendo cable” de proporciones épicas con respecto al trabajo realizado con Rian Johnson, simplemente porque JJ considera que así no se hacen las cosas y no es su visión. Con este cóctel, era imposible que esto saliera bien, y hemos acabado teniendo la peor película de la trilogía, y a la altura de las peor valoradas de toda la saga.

Imagino que habrá gente a la que le habrá gustado este cierre, y lo respeto; para gustos, colores. Sin embargo, este artículo lo he escrito yo, y a mí me ha decepcionado profundamente. Iba sin muchas expectativas, pero siempre esperas algo más, y que las críticas recibidas en días previos estuvieran equivocadas. No obstante, la realidad se ha impuesto y JJ Abrams nos ha dado una conclusión insuficiente para un gigante como es Star Wars. De cara al futuro, solo pediría que, a la persona que elijan para llevar a cabo las dos trilogías programadas (de una se supone que se encargará Rian Johnson, y de la otra iban a encargarse Benioff y Weiss pero “renunciaron” al proyecto), que se encargue de todas las películas, y que elija cómo contar su historia, y no cambien de comandante de la nave en cada cinta. Creo que Star Wars merecía un cierre mejor del que hemos tenido. Una lástima.