Review Arrow: Welcome to Hong Kong
Las sensaciones de la Season Premiere se mantienen. Arrow ha decidido ir a todo gas desde el principio, y no parece que vaya a levantar el pie del acelerador en todo el recorrido hasta Crisis on Infinite Earths. Con otro gran episodio, seguimos aproximándonos al gran evento de superhéroes anunciado desde hace un año, y Oliver Queen está justo en el centro de la acción, y yo no podría estar más contento.
Regresamos a Hong Kong, ciudad de infausto recuerdo por sus anodinos e insoportables flashbacks durante la tercera temporada, pero que con el episodio de hoy, ha logrado redimirse, mínimamente. Hemos vuelto a ver a viejos conocidos, como Tatsu, alias Katana, y a viejos enemigos, como China White, que la vimos por última vez la temporada pasada, en el 7×14, cuando ARGUS quiso poner de nuevo en marcha una especie de Escuadrón Suicida, como ya viéramos años atrás.
Pero, al margen de estas meras anécdotas, estaréis de acuerdo conmigo en que la principal revelación del episodio ha sido ver que Lyla y Mar Novu, alias The Monitor… se conocían. Esto, para los que no hayáis leído el cómic de Crisis on Infinite Earths os ha podido impactar de entrada, pero a los que hemos leído las viñetas ha sido la confirmación de lo que está por venir. Ya al comenzar el capítulo, cuando John menciona el nombre en clave de Lyla, Harbinger (Presagio en castellano), los fans del cómic hemos esbozado una sonrisa, siguiendo con la mención que hace ella a Laurel sobre realizar tratos con cualquier deidad que tuviera a bien escucharla años atrás, para culminar con la escena final, que nos deja claro que se conocen, trabajan juntos, y no será lo último que veamos de ambos. Tengo muchas ganas de que nos cuenten los orígenes de esta asociación y, para los que no hayáis leído el cómic, no olvidéis el nombre Presagio; va a ser sumamente importante si son medianamente fieles al material original.
Parece que se empeñen en dejarnos finales impactantes, con la destrucción absoluta de Tierra-2 en el anterior, y la conversación de Lyla y The Monitor en este, pero el cold opening ha sido frenético, y quería destacarlo. Tras salir escopeteados de la segunda Tierra, Oliver recibe una advertencia de Mar Novu, y una nueva misión: encontrar a un científico que está en Hong Kong, y que no trate de desviarse lo más mínimo de su nuevo encargo, si no quiere ver repetido lo del capítulo anterior. Claro, esto si estuviera hablando con un pusilánime o alguien con menos personalidad que Oliver, pues lo aceptaría y ya está; pero nuestro héroe es mucho más que todo esto.
No puedes pedirle a Oliver Queen que claudique, no sin antes preguntarse si el fin justifica los medios. No sería quien es si no escuchara a aquellos que le rodean, y Tatsu ejerce de voz de la razón en este episodio, recordándole lo que pasó hace nueve años cuando seguía órdenes directas de Amanda Waller. Quiero pensar que Oliver ha aprendido a base de golpes, sangre y pérdidas, pero nunca viene mal el consejo de una amiga, y me han gustado mucho las conversaciones con Tatsu, porque no todo el mundo asume con tanta facilidad que el Apocalipsis es inminente; solo tenemos que ver el ejemplo claro de Laurel esta semana, resignándose a creer que todo lo que conocía ha dejado de existir. Oliver es un soldado, centrado en su misión, pero su fortaleza y lo que ha logrado conseguir durante todos estos años proviene de sus amigos, de la gente en quien confía y cree. Esta semana ha sido Tatsu, pero estoy seguro que en las próximas tendremos más visitas de viejos conocidos, que por algo estamos en la última temporada. La misión es un éxito, aunque no exenta de sustos, como China White hiriendo a Katana, casi mortalmente. Oliver y sus compañeros logran detener que el virus caiga en manos de la Tríada y encuentran al Dr. Wong. La pregunta es: ¿para qué quiere The Monitor a un científico ante la inminente Crisis? Supongo que las respuestas llegarán en su momento, pero junto a la energía de la estrella enana que recuperó Oliver de Tierra-2, se está haciendo una colección un tanto curiosa, la verdad.
Otra de las partes que me ha gustado también del episodio han sido las escenas de Lyla y Laurel, a la que, como decía antes, le ha costado un poco más digerir la destrucción de Tierra-2, por razones obvias. No he sido muy fan de este personaje durante estos años, si habéis estado leyendo mis reviews desde la quinta temporada lo sabréis, pero creo que el camino recorrido ha acabado siendo interesante, y su evolución creo que es de las más destacadas que ha experimentado un personaje de Arrow en tiempo. Estas escenas no son gratuitas, tienen su propósito, y no es otro que seguir construyendo el trasfondo del personaje de cara a la inminente nueva serie del Arrowverse, en la que tendremos a Katie Cassidy como Black Canary, además de desarrollar el de Lyla y su conexión con The Monitor. Si desconocíais esta información, de momento no voy a hablar más del tema, porque creo que no será la última vez a la que aluda en esta temporada a la nueva serie, así que cuando llegue el momento ya me extenderé más.
Por último, lo más aburrido o innecesario del episodio vuelve, de nuevo, por el lado del futuro. Todo se reduce a que, excepto William, el nuevo Team Arrow (si se les puede llamar de esa manera), se reúne con Diggle Junior para tratar de convencerle de que lo que hace está mal, y que vuelva al lado bueno y bla bla bla. Todo resulta una pérdida de tiempo, porque el hijo de John y Lyla está perdido completamente en la oscuridad, y no le acabo de ver mucho margen de redención, la verdad; y encima, es un movimiento calculado a la perfección para que su banda secuestre a William. Veremos cómo se va desarrollando la trama futura pero, por ahora, es el relleno semanal, sin más.
La Crisis condiciona todo el desarrollo de la temporada final de Arrow, y creo que le está sentando de maravilla centrarse, tras varias entregas dando atención a otros personajes y aspectos menos interesantes, en su protagonista, el héroe que inició todo este universo de series y que merece despedirse por la puerta grande. De momento, hemos tenido dos semanas de alto nivel, y me tienen enganchado por completo, así que esperemos que sigan así.