Camino a Infinity War: Guardians of the Galaxy (2014)
Tras varias secuelas, Guardianes de la Galaxia fue la primera novedad de la Fase 2 del UCM. Desde que se dio a conocer la luz verde a este proyecto muchas fueron las dudas que recayeron en el mismo, siendo además la primera incursión con personajes menos conocidos, y que iban a estar, al menos por aquel entonces, separados del resto de películas Marvel. Otra de las sorpresas fue la elección del encargado de dirigir y escribir la cinta, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de películas que tenía en su haber, Jason Gunn (Slither, Super). Mirándolo ahora en retrospectiva no nos queda otra que quitarnos el sombrero ante tal acierto, ya que dicho estilo logró encajar a la perfección con el tono que se le quería a dar a la película, siendo además un éxito en taquilla, logrando colocarse como la tercera cinta Marvel más taquillera hasta dicha fecha.
El reparto fue otro de los aciertos. Para el personaje principal de Peter Quill/Star-Lord se hizo otra arriesgada apuesta, y aunque Jason Gunn fue bastante reticente a su elección de primeras, ya que apenas tenía experiencia en el cine salvo algunos papeles secundarios, al final Chris Pratt logró convencerlo para encabezar la película. Otro de los atractivos que tenía el resto del pintoresco grupo era la disparidad que había, ya que había dos personajes generados por CGI a los que ponían voces: Rocket (Bradley Cooper) y Groot (Vin Diesel), mientras que los otros dos que cerraban el grupo eran personajes con bastante maquillaje encima: Gamora (Zoe Saldana) y Drax (Dave Bautista). El resto del reparto lo completaría Michael Rooker (actor fetiche de Gunn) como Yondu Udonta, el villano Ronan (Lee Pace) y sus secuaces Karen Gillan (Nebula) y Djimon Hounsou (Korath).
Como ya había comentado, la trama estaría bastante alejada de las luchas que había en la Tierra por aquel momento; pero sí que habría un pequeña conexión, nada más y nada menos que el macguffin de la película, una de las Gemas del Infinito, precisamente la Gema del Poder. Pero no nos adelantemos todavía, todo empezaba con un flashback de un joven Peter en el hospital, mientras su madre agonizaba de un cáncer que poco tardaría en llevársela. Incapaz de enfrentarse a su muerte huye del lugar sólo para ser abducido por una nave espacial. De ahí saltaríamos a la actualidad, con Peter Quill, AKA Star-Lord (aunque parece que sólo para él), como un miembro de los saqueadores de Yondu, adentrándose en lo que parece ser un templo de un completamente devastado planeta, todo ello marcado por una de las señas que definirá a esta saga: la música. Si por algo se le ha felicitado a Jason Gunn es por lo bien que ha sabido integrar la música a lo largo de la película.
Tras recuperar un orbe, adelantándose al propio Yondu, y tras enfrentarse a uno de los secuaces de Ronan, Korath, consigue huir en la Milano, y de forma bastante inconsciente, decide intentar vender ese objeto que parece ser tan codiciado por tanta gente. Ahí se cruzará con Rocket y Groot, que intentan capturarlo para cobrar una recompensa, y luego Gamora, que empieza como secuaz de Ronan, intentando recuperar también el orbe que contiene la gema. Sin embargo son detenidos por los Nova Corps y los 4 son enviados a prisión, donde veremos al último de los miembros, Drax, como otro prisionero encerrado ahí. Tras lograr solucionar Peter desavenencias entre Gamora y Drax, se fugan de la cárcel e intentan, por enésima vez, vender el orbe, aunque como era previsible todo se les va a traste con la aparición del propio Ronan, que terminará haciéndose con el orbe. Al final todo se terminará decidiéndo en Xandar, donde Ronan se dirige para destruirlo usando la recién adquirida Gema de Poder. Es ahí cuando los Guardianes de la Galaxia se creen su papel de salvadores y se enfrentan a Ronan, derrotándolo, aunque con Groot cayendo de forma muy heroica por el camino, pero no sin antes lograr dejar descendencia, y también averiguamos que Peter Quill no es un simple humano.
Junto a The Avengers, estamos ante una de la películas de Marvel más redondas, no solo por su equilibrio entre personajes, historia y desarrollo, sino también por saber entender bien al público al que va dirigida y darles un producto hecho a su medida.