Camino a Infinity War: Iron Man 3 (2013)
Abrimos la Fase 2 de Marvel con la que fue la última película individual de Robert Downey Jr. como Iron Man, pero no su última intervención en el Universo Cinematográfico, ya que le veríamos en las secuelas de Vengadores y el Capitán América, y en la cinta debut de Spiderman. No es la mejor ni tampoco la peor de Tony Stark, y sin duda no es una película de las que destacaría entre lo mejor de la factoría.
Quizá lo más relevante de este film sea ver cómo los acontecimientos que vivimos en The Avengers han pasado factura considerablemente al multimillonario, al que vemos ya desde el inicio de la película afectado por todo lo que vivió en Nueva York, y que le impide dormir por las noches debido a los ataques de ansiedad que padece. La cinta dirigida por Shane Black nos deja claro que por mucho que todos estos superhéroes sean capaces de hacer actos extraordinarios, los hay que los llevan peor que otros. Es sin duda el caso de Tony, al que todo lo que experimentó un año atrás ha dejado huella en él; es más, la historia de Iron Man 3 se nos narra a través de él cuando acude a Bruce Banner para que le haga una consulta como si de un psiquiatra se tratara, y Stark le cuenta todo lo que pasa en la cinta aunque el doctor se duerma desde el principio, como vemos en la escena extra de rigor.
Como decía, la intención de humanizar a Tony Stark es lo que yo más destacaría de la película, que obviamente en cuanto a efectos especiales y acción va sobrada, pero cojea sensiblemente en otros aspectos, como por ejemplo el villano de la misma, Aldrich Killian, interpretado por Guy Pearce. Se trata de un científico que desarrolla un programa llamado Extremis, que regenera tejidos humanos como por ejemplo miembros amputados por diferentes causas, y que experimentó con militares, generando una serie de efectos secundarios no previstos, como por ejemplo explosiones cuando sus cuerpos se calientan alcanzando temperaturas excesivamente altas. Estos militares en los que probó este programa pasan a convertirse en sus armas, pero todo ello lo pretende enmascarar utilizando un intermediario al que adjudicar la culpa de todos estos actos terroristas que vemos que desarrolla durante la película: el Mandarín, interpretado por Ben Kingsley.
Sinceramente, si no es el peor villano de todas las películas de Marvel, le falta poco. No hablo ya del Mandarín, que obviamente es una cortina de humo para que Killian pueda mover los hilos en las sombras y que nadie sospeche de él; yo hablo del propio Aldrich, que para mí no tiene ningún tipo de carisma, y que aunque pone en aprietos a Tony, no le llega a la suela del zapato en cuanto a ingenio y planta. Hay una máxima muy extendida que dice que para engrandecer a un héroe, hace falta un enemigo a su altura; Tony Stark es demasiado grande para el villano de medio pelo que nos han metido en esta película. Además, también critico el hecho de que hayan usado la guerra contra el terror como “enemigo principal” de Iron Man 3, aprovechando la coyuntura del momento para elegir a un villano al que enfrentar con el superhéroe, para que encima acabe siendo todo puro teatro, que lo único que sirve es para rellenar minutos tontamente.
Quisiera destacar entre las cosas positivas de la película la que creo que es una de las escenas más espectaculares de la misma, que es cuando la casa de Tony es atacada y destruida hasta los cimientos, y él saca de allí a Pepper (Gwyneth Paltrow) como puede y acaba escapando él mismo de allí por los pelos. La chulería habitual del multimillonario le pone contra la espada y la pared en este punto y a partir de ahí tiene que apañárselas como puede para sobrevivir, arreglar su traje, conseguir dejar de lado sus problemas personales e ingeniárselas para descubrir la verdad sobre el Mandarín y Killian y terminar salvando el día al final de la cinta, eso sí, con ayuda de la propia Pepper y de James Rhodes (Don Cheadle), que regresa en esta tercera parte no como War Machine, sino como Iron Patriot, que termina siendo utilizado por Aldrich para capturar al Presidente, aunque todo termina bien. Me gusta mucho que decidieran que Tony bajara a los infiernos e iniciara un camino en el que se tuvo que reencontrar a sí mismo para recuperarse de todo lo sucedido, y volver a aceptar quién es. Es lo que más destaco, pero la forma en la que se ejecuta y los elementos secundarios que añaden a la misma, terminaron desluciendo una buena idea.
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