Review House of the Dragon: The Red Dragon and the Gold
Una cosa que me llamó la atención durante la semana pasada, fue la repentina avalancha de comentarios de gente que había tenido la suerte de poder acceder a los screeners de la segunda entrega de House of the Dragon. Todos, de repente, tenían a bien lanzar mensajes en redes sociales advirtiendo de que el episodio de hoy iba a ser de los mejores, que iba a ser una pasada y demás. Ante esto, pueden pasar dos cosas: o que muera por la expectación generada, posicionando a muchos en la tesitura de luego verlo y decir “no era para tanto”; o sí estar a la altura del ruido creado alrededor. Tras ver este cuarto episodio, en mi caso, me decanto por la segunda opción.
Me pararé a hacer offtopic, porque creo que la ocasión lo merece. Llevamos años discutiendo acerca de si el modelo Netflix es mejor que el de emisión semanal. Hay series a las que les favorece un formato u otro, sí. En el caso de House of the Dragon, no solo le viene mejor llegar cada lunes a nuestras pantallas, sino que este 2×04 reafirma la postura de los que creemos que el método tradicional es el adecuado.
Este capítulo justifica esta postura. Es de los que te apetece comentar con la gente, quieres volver a verlos, los analizas, reflexionas sobre ellos, y te hace plantearte cuestiones a presente, y futuro de la serie en cuestión. En el modelo streaming, sí, hubiese sido también espectacular, pero parte de la magia de recrearse durante siete días en lo que nos ha ofrecido HBO se perdería. Dicho esto, vamos con la chicha, que no hay poca.
La batalla, al final, como en el episodio. Empecemos con el polémico final del tercero, y sus dos protagonistas. Abro por aquí porque una de las críticas que se esgrimieron al respecto fue el tema de la temporalidad, que cómo llegaba Rhaenyra tan rápido a Desembarco desde Rocadragón. Fácil: no lo hace. Ya te dejan claro durante este que la Reina Negra lleva un tiempo ausente, días, de hecho, entre que va y viene de la capital. El problema o la virtud del análisis semanal es que repasas lo que te llega cada siete días, y no el conjunto. En este caso, yo mismo alcé una ceja con la rapidez con la que la monarca llegaba, aunque mi mayor crítica al respecto de toda la escena iba por otro lado, como dije ya en la review pasada. Luego volveré al punto de análisis pieza a pieza versus visión de conjunto.
Rhaenyra regresa con su reclamo al Trono reafirmado, y no solo acepta ya lo que su Consejo le lleva insistiendo desde que arrancara la temporada, y más viendo el desarrollo de los acontecimientos en el continente, sino que le revela la verdad a Jace sobre la Canción de Hielo y Fuego, tal y como le corresponde al heredero de turno. La escena en cuestión, que enlaza con el arranque de la batalla, me parece de las más destacadas, y también celebro que el chico tenga una actitud más proactiva durante todo el episodio, en lugar de poner caritas intensas y posturitas con la espada. Ya era hora.
La otra protagonista de la famosa escena de cierre del anterior, Alicent Hightower, ha dedicado su tiempo a repasar los libros de historia ponienti que tuvieran por la Fortaleza Roja, a ver si encontraba esa famosa Canción a la que se refería Rhaenyra. Qué detalle tan chulo el que su primera escena sea sosteniendo una de las figuras talladas por Viserys, y se le escape de las manos y se rompa. No hace falta que resalte la alegoría, queda clara. Pero, por si alguien no la había captado, la verbaliza posteriormente en esa conversación con un Larys del que celebro que haya tenido alguna línea de diálogo más.
Vemos a la Reina Viuda, además, recurrir al té de la luna para cortar de raíz cualquier posible embarazo que pudiera producirse por su affaire con Cole. La táctica de “se lo he pedido a una sirvienta”, bueno, con alguien funcionará, pero ya os digo que con el Gran Maestre, no; y con Larys, menos, en buena parte porque Alicent deja el recipiente ahí en la mesa, a la vista de todos, y el Patizambo, tonto, precisamente, no es. Mucha curiosidad por ver cómo gestiona la serie la relación de Alicent y Cole, sobre todo tras el final de hoy.
Viajemos ahora a Harrenhal. Una trama que, para mí, se está erigiendo como una de las más interesantes que nos ha planteado la serie por ahora, porque está cargada de misticismo y lore, y a mí eso me encanta.
Daemon ya tuvo sueños raros en el anterior, y aquí prosigue el asunto, con un nuevo cameo de Milly Alcock como la joven Rhaenyra, que termina decapitada en la sala del Trono. Es una escena potentísima, y es la primera del episodio; es que, menuda manera de arrancar, madre mía. Otra cara conocida del pasado del príncipe pícaro que hace acto de presencia es su mujer, Laena Velaryon, que no sé si recordaréis que falleció en el 1×06. ¿Y quién o qué está provocando todas estas visiones a Daemon?
Unos dirían que el castillo, que está maldito. Alys Ríos se encarga de darnos otra píldora de mitología del lugar, contándonos que el infame Harren el Negro taló todo un bosque de arcianos para erigir la fortaleza. Celebro la mística que le están dando al bastión más grande de Poniente, de verdad. Vale, aceptemos que hay magia aquí, porque todos sabemos que en este universo, hay poderes. Pero, ¿y si hay alguien que está canalizándola? Quizá, no sé, la bastarda Strong que parece una bruja del bosque y le da una poción cargada de los Dioses saben qué a Daemon. Todo esto no son spoilers, sino un pensamiento lógico al que puede llegar cualquier espectador ajeno a la obra original, en base a lo visto por ahora. Un diez a cómo están introduciendo a Alys Ríos en la serie, por cierto.
Entre sueños y visiones, Daemon se supone que está en plena campaña militar; se supone. Hemos visto dos entrevistas a dos señores ribereños: Oscar Tully y Willem Blackwood. Uno parece menos dispuesto a la guerra que el otro; de hecho, al segundo ya le conocimos en la primera temporada, cuando Rhaenyra inicia su particular tour por Poniente buscando esposo; creo que fue en el 1×04, si mal no recuerdo. Veremos qué tal le va al rey consorte por las Tierras de los Ríos las próximas semanas.
Rhaenys Targaryen. La Reina que Nunca Fue, pero que debió serlo. Nacida el séptimo día de la séptima luna (coincidiendo con el día de emisión de este episodio, por cierto), fue la primogénita del Príncipe de Rocadragón, Aemon Targaryen, hijo de Jaehaerys el Conciliador y, por lo tanto, potencial candidata a sentarse en el Trono. No obstante, se la descartó en un primer momento, en favor de Baelon Targaryen. Cuando falleció este, el rey Jaehaerys convocó el Gran Consejo de Harrenhal, para resolver la cuestión sucesoria. La mayoría de señores del reino se decantaron por Viserys. En el conflicto que nos atañe, se decantó por el bando negro y mantuvo su juramento hasta su muerte en la batalla de Reposo del Grajo, con la que cerramos el episodio de esta semana.
Para muchos, este personaje es de sus favoritos de toda la Danza. Bajo mi punto de vista, en la primera entrega era una figura destacada, pero quizá esperaba más de ella. En esta mitad de segunda, del bando negro, considero que, junto a Daemon, es la que mejor ha salido parada, teniendo en cuenta además que los Verdes están, honestamente, un escalón por encima de los Negros en cuanto a desarrollo se refiere en esta temporada. Rhaenys ha sido una figura prominente en el Consejo de Rhaenyra, donde predominan las voces masculinas, y se ha hecho escuchar entre tanto señor, ejerciendo las veces de Mano de la Reina, título que le corresponde a su marido, Corlys, que se ha pasado un mes de vacaciones pagadas en Marcaderiva, hasta que parece haber regresado hoy, ya por fin.
Precisamente con ambos hemos tenido una de las escenas que más gracia me han hecho esta semana, con la intervención de Alyn, este personaje que nos presentaron en el arranque de entrega, y que no se nos ha aclarado cuál es su importancia. Yo sé cuál es, por haber leído el libro, pero creo que el diálogo y los planos de esa escena no dejan lugar a dudas de qué se oculta en todo esto. No lo revelaré, porque lo harán más adelante, y por si alguien no ha sumado dos más dos. Pero recordad esta escena, porque será importante para los involucrados que siguen con vida más allá de esta semana.
Muchas de las críticas giraban en torno al ritmo de la serie hasta este punto. Muchos pedían sangre, que habían venido a ver tortas; a ver dragones quemar a gente y matarse unos a otros. Pues venga, aquí está. La primera gran batalla de la Danza ya llegó, y ya se ha cobrado la primera víctima significativa del reparto.
Juego de Tronos estableció el estándar muy alto en cuanto a despliegue de medios técnicos se refiere. En cuanto a guiones, cierto es que la calidad era notabilísima en muchas fases de la serie, pero, a nivel global, se me ocurren unos cuantos ejemplos de la misma HBO que la superan. Lo traigo a colación porque no tuvo hasta su fase final mucho presupuesto, y House of the Dragon ya parte con esa ventaja respecto a su predecesora, por lo que se le exige un desempeño a la altura. Este episodio justifica este presupuesto, y deja el listón altísimo para el futuro mismo de la serie, y, para mí, se cuela entre los mejores del universo de Canción en televisión y pasa a ser uno de los más destacados de 2024 hasta el momento en la pequeña pantalla. La batalla es la guinda, porque lo bueno es la construcción del mismo hasta llegar a ese punto, tanto esta semana como las previas, nos ha llevado a un clímax de este calibre.
Tres cabezas tiene el dragón del blasón de la Casa Targaryen. Y tres dragones han danzado en el cierre de episodio: Meleys, montura de Rhaenys; Fuego Solar, la de Aegon; y Vhagar, la de Aemond. De ella ya he hablado, así que toca detenerse en los hermanos del bando Verde.
Cuando decía párrafos atrás que lo de analizar semana a semana tenía sus ventajas e inconvenientes, también lo puedo traer a colación con respecto a Aemond. No ha cambiado mi postura previa a este 2×04, me parece el Verde peor llevado por ahora. No obstante, mirando en perspectiva, aunque siguen sin gustarme sus escenas en el burdel, veo qué han hecho y cimentan la actitud del joven Targaryen hoy.
No cree en su hermano. Está harto de él. Bajo su punto de vista, su hermano está desperdiciando su posición dejándose llevar por el hedonismo y la vida disoluta. Él tiene una mente privilegiada, y se considera más digno que Aegon de portar la corona. Todo esto lo extrajimos ya en la primera entrega, pero, con lo visto esta temporada, es lógico pensar que solo haya acrecentado ese desdén y ese sueño de ser él quien lleve la batuta.
Técnicamente, ya es a él a quien recurren los miembros del Consejo y el propio Cole. La Mano urde el plan de Reposo del Grajo sin consultarle nada al rey, y el resto de los integrantes del círculo más cercano al monarca llevan a cabo su día a día sin tenerle en cuenta. Aemond desautoriza a su hermano delante de todos hablándole en valyrio y evidenciando la carencia de conocimientos del idioma del monarca, en contraposición al dominio del lenguaje que sí tiene el tuerto. Y es el jinete de Vhagar quien achicharra a Fuego Solar y, por ende, a Aegon. Es muy interesante ese plano final, con Aemond yendo al lugar donde ha caído el rey verde, y llevándose la daga de Viserys. Como le dé por ponerla cerca del fuego, él sí sabe valyrio… Confío en que las próximas semanas me hagan cambiar de parecer al respecto de este personaje.
Del que no van a hacerme variar de opinión es de Aegon. Para mí, es el mejor personaje de la temporada. Sin más. Han ido mostrándonos un proceso de destrucción personal, acabando con él a nivel emocional, y ahora, físico. La gota que colma el vaso es la conversación con su madre, que lo sentencia con ese mandato de que no haga nada, porque no necesitan que intervenga. Su Consejo lo ve como un hazmerreír, y él, harto de todo y todos, toma la imprudente decisión de salir a la guerra, para probarles que es un rey válido. Se va borracho, con su dragón (preciosa escena entre ambos en Pozo Dragón) que se ve superado por Meleys, más veterana en estas contiendas, y luego los abrasa Vhagar, cuando él ya esperaba que su hermano le asistiera. Tengo curiosidad por ver la reacción de Aegon, si sobrevive, y si recuerda lo que ha pasado en combate, y lo que le ha hecho Aemond.
También quiero saber qué hace Criston Cole, nuestra rata favorita. Me encanta el personaje, ya lo he dicho, y cada semana, me gusta más. De todo lo que ofrece House of the Dragon, creo que lo único en lo que la mayoría coincidiremos es en lo miserable que es, y tiene mérito haber construido a un ser tan abyecto. Mis aplausos al equipo creativo, porque lo bordan.
Lo decía porque él ha visto a Aemond derribar a Aegon. Sabe lo que ha pasado. Y él ha sido el que ha montado todo el plan a espaldas del rey, y confiando en el hermano tuerto, que parece tener su propia agenda.
Criston “Hacedor de Reyes” Cole ha tenido una buena racha. Se folla a la Reina; la caga en sus funciones de Lord Comandante de la Guardia Real y lo paga con un subordinado mandándole a su muerte, acción que le vale el ascenso a Mano; y ha conquistado unos cuantos castillos menores en las Tierras de la Corona que aún rendían pleitesía a los Negros. Traza un plan magnífico con Aemond, y se siente seguro de su éxito. Quiere atraer la atención de Rhaenyra; sigue obsesionado con ella. No es ella la que acude, pero va Rhaenys. Tanto da. Con Vhagar, seguro que salen ganadores.
Pero el problema de llevar a cabo una guerra de dragones, es que alguien va a salir quemado. Sobre todo, cuando uno de tus jinetes es un crío como Aegon, con la moral por los suelos y sin autoestima, y toma una decisión alocada y da al traste con su estrategia. Eso sí, es lo bastante espabilado para aprovechar esta circunstancia a su favor, y arenga a sus hombres a lanzarse a la batalla, porque el rey ha venido a socorrerles. Aplaudo el guion en este punto, ciertamente.
Ahora tiene que lidiar con las consecuencias de haber sido un creído y haber dejado de lado a su rey, que le dio el cargo que ostenta, y al que ha preferido ignorar y sí escuchar a su hermano, el filósofo estratega… Bueno, ¿qué digo? Probablemente le asciendan otra vez. Esos planos finales tras recuperar el conocimiento, con todo el campo de batalla calcinado, y él vagando por los restos totalmente solo me fascinan. Y su cara de circunstancias al ver a Aegon como una tostada quemada redondea un episodio ya de por sí sobresaliente.
Y es que la batalla es la guinda, como decía. Ver en acción a los dragones ha estado a la altura de lo que muchos esperábamos, y la contienda de Fuego Solar, Meleys y Vhagar ha sido espectacular. Lo he pasado mal por los tres; honestamente, más que por sus jinetes.
Destaco algo que creo que se veía ya en Juego de Tronos, o quizá no, no lo recuerdo: que cuando les hieren, el fuego sale de su cuerpo, y la sangre es corrosiva, hasta el punto de tener planos en los que vemos cómo cae a tierra, donde están las tropas Verdes, y abrasa a unos cuantos.
También lo monstruosa que es Vhagar. Ya en la escena del 1×10 cuando muere Luke con su dragón ya era una visión terrorífica, pero aquí volvemos a ver lo impresionante que es, y la fuerza que tiene. Con su mandíbula, podría haber decapitado a la dragona más grande del bando Negro (recordemos), pero es más que suficiente para rematarla. Eso sí, Vhagar es una señora mayor, cansada de todo. ¿Que la llevas a la guerra? Vale, pero no le hagas amagos tontos. Me ha hecho mucha gracia la escena oculta entre el bosque, y el resoplido que da cuando Aemond la para tras el primer aviso que les llega. A su edad, lo que más busca es la tranquilidad, pero no la dejan.
Hemos llegado al ecuador de la temporada. Qué rápido pasa el tiempo, la verdad. Y este episodio ha sido, como digo, sobresaliente, y uno de los mejores de la serie, si no el mejor, y también lo incluiría entre los más relevantes del universo televisivo de Canción. Superar esto en lo que queda de entrega, sinceramente, me parece una tarea titánica, entre otras cosas, porque, sí, sé lo que está por venir, pero no sé cuál será el punto de corte en esta temporada. Así que lo más probable es que se guarden muchas cosas grandes para el futuro, aunque veremos qué nos deparan las últimas cuatro semanas.
Espero que os haya gustado tanto el 2×04 como a mí, dejadme en comentarios qué os ha parecido, y nos vemos la próxima semana. Valar Morghulis.