Review The Mandalorian: Chapter Twenty-Two – Guns for Hire
Yo sigo disfrutando cada semana de The Mandalorian. Este año estoy viendo a mucha gente quejarse por cosas que creo que siempre han estado ahí, y que parece que ahora caen en la cuenta. Esta serie es lo que es, y no engaña a nadie. Y es evidente que se disfruta más siendo fan de Star Wars, que meros espectadores o seriéfilos al uso, aunque seguro que los hay que se lo pasan en grande también. Esta semana no hemos avanzado demasiado en la trama, pero tampoco en el tercero que tanto gustó a un sector (curiosamente, el que más disfrutó de Andor), y no vi tanta queja al respecto. Si esto es relleno, que me den dos tazas de esto todos los días.
En sí, el punto de lo que engloba esta entrega, que es el retorno a Mandalore por parte de sus nativos, podríamos decir que lo hemos tocado al principio y al final. La estructura del episodio me ha recordado a un videojuego, en el sentido de que tú, controlando a tu personaje principal, llegas a un sitio por una cosa, y llevas a cabo una misión secundaria, o un encargo, que a veces es la condición sine qua non para realizar aquello a lo que venías, o simplemente es algo que te encuentras en el lugar, y lo haces por placer, por ganar puntos de experiencia, o porque te aburres, por ejemplo.
La misión de Din y Bo era encontrar más mandalorianos. Ella quiere recuperar a su antigua flota, y sabe que están en un planeta llamado Plazir-15, pero para que les permitan “charlar” con ellos, los gobernantes del lugar les solicitan que se encarguen del problema que tienen con ciertos droides, que están causando incidentes por todo el planeta, cuando aparentemente deberían estar ya desconectados.
Decía que este producto se disfruta más siendo seguidor de la franquicia. Y es que, con detalles como los que hemos visto durante la “misión secundaria” de los dos mandalorianos, se nota que Filoni está detrás del guion de esta semana, y Favreau a su lado. Estos dos señores han salvado Star Wars de la debacle en la que habían sumido los responsables de la sección cinematográfica a la saga, con una trilogía de secuelas, vamos a decir para no ser crueles, deficiente cuanto menos. Y lo hicieron con fan service, claro que sí, pero implementado de manera muy inteligente, echando mano de algo muy de este universo, el western, y enlazando con unos y con otros productos, de todos los formatos. Esto es hacer bien un trabajo, y ser conscientes de un panorama global, y no limitarse a producir películas que no acertaron el enfoque, porque no había nadie al volante (literalmente); siendo la única excepción Rogue One, eso sí.
El caos había sido provocado por un señor mayor que era, ni más ni menos, separatista (creyente en la democracia, ya, sí, claro que sí, señor). Sí, aquellos que estaban en la línea opuesta de nuestros queridos jedi y la República a la que defendían, los supuestos enemigos de la “democracia” regida en ese momento en la galaxia, pero que no eran más que meros títeres de Palpatine y sus planes de dominación universal.
Al igual que una simple tontería como darle de nueva nave al protagonista un caza de Naboo como los vistos en la trilogía de precuelas, esto vuelve a ser un detalle que a la mayor parte de espectadores les dará igual, pero a aquellos que hemos seguido la saga, creo que nos parecerá algo llamativo a resaltar. Filoni complementó brillantemente las precuelas con Clone Wars, dándoles un trasfondo y una profundidad necesaria, y que, tras lo visto en las secuelas, se han revalorizado, debido también a la labor del señor que mejor comprende esta franquicia actualmente. La mención a Dooku y casi mención a Vader, redondean todo esto para mí.
Este separatista había estado boicoteando la paz que vendían los mandatarios del planeta, dopando a los droides, básicamente. Todas estas interacciones de los protas (a Bo-Katan la pongo ya de personaje principal, no me vale otra calificación) con los droides (unos cuantos de las precuelas), ha servido para recordarnos el asco que les tiene Mando, y ha servido para dejarnos algunas escenas que a mí me han divertido bastante, porque hasta la propia Bo lo ve más exagerado de lo normal. Bromas aparte, el proceso de investigación de ambos me ha gustado mucho, me ha dejado vibraciones de un drama criminal, con un toque algo Blade Runner también, y que me ha entretenido durante su transcurso, así que la misión secundaria ha sido completada con éxito, al menos, para un servidor.
Y sobre lo principal, el final nos ha dejado una de las imágenes de la temporada, y un giro que igual puede estar cogido con pinzas, pero que, analizándolo, es correcto, y me explico.
Lo que dice Din Djarin, es así. Él fue derrotado, Bo-Katan fue en su ayuda, y venció al que había ganado y capturado previamente a Mando, por lo tanto, el sable, al ganarse por duelo, es legítimamente suyo. ¿Cuál es el problema? Quizá lo sea el timing en el que han decidido mostrar este cambio de manos. Han esperado varias semanas, desde el 3×02, para que le diera el relevo nuestro protagonista, en un momento en el que ella necesitaba reclamar para sí la flota mandaloriana, y seguir con el mandato de reunir a los nativos repartidos por la galaxia en su éxodo a la tierra prometida natal. También quiero decir que estos mandalorianos tienen más credos, creencias, cultos, mitos y facciones que la San Francisco de Warrior. Ojo, no me parece mal, ya que le da riqueza a la mitología de un planeta, que a veces se nos olvida que no solo hay un solo lugar en los sitios que salen en las producciones de Star Wars, sino muchos más, y es lógico pensar que haya heterogeneidad de pensamiento, religión o prácticas de vida, y más con el paso de los siglos y toda la historia que tiene esta gente.
Dicho de otra forma: me parece bien que le ceda el sable, pero sí que comprendo aquellos que lo vean como forzado o conveniente, justo para el momento necesario, aunque no me molesta que así lo sea.
Quedan tan solo dos episodios, así que entiendo que ya no tendremos otros estructurados así, y ya irán al grano para encarar el cierre de la temporada; o no, yo qué sé. Que me sigan sorprendiendo Favreau y Filoni, porque me sigue funcionando la serie, y no tengo apenas quejas al respecto.
PD: sí, evidentemente, mencionaré los cameos, de los cuales, conocía a Jack Black y Christopher Lloyd, pero a la tal Lizzo, pues mira, no. Me ha hecho gracia ver a los que sí sabía quiénes eran, pero que si hubieran sido intérpretes sin más, pues no me hubiese supuesto ninguna diferencia.