The First Lady: historia de tres grandes mujeres
En el contexto actual en el que vivimos, con un mercado audiovisual amplio y abarrotado de series y plataformas, las que antes dominaban el sector, las cadenas de cable más relevantes de Estados Unidos, han ido perdiendo terreno poco a poco; hay excepciones, como HBO, que sigue siendo una de las marcas más potentes, pero otras, como por ejemplo Showtime, ya no es lo mismo que en las primeras décadas de este siglo. Sin embargo, de tanto en tanto, lanzan productos que vale la pena ver, como el que os comento a continuación, The First Lady.
NOTA: el artículo trata sobre la primera entrega de esta serie, a la que hemos tenido acceso gracias a Movistar Plus. NO contiene spoilers.
En muchas ocasiones, cuando tengo que decidir qué empezar a ver, o me informo de futuros estrenos, uno de los factores decisivos para decantarme por una ficción u otra, es quién integra su elenco, y, por supuesto, su trama. Cuando supe de la idea de Showtime para desarrollar esta serie, me llamó de primeras la atención, y cuando fui siguiendo las diferentes noticias que anunciaban incorporaciones para su reparto, la apunté como uno de los fichajes seguros en cuanto se estrenaran.
El formato que tenemos es de antología, es decir, esta entrega es cerrada, pero en lugar de ser una trama única durante la misma, como sucede con American Horror Story, o historias individuales en cada episodio, como Black Mirror, tenemos tres puntos de vista distintos por episodio, y sus tramas se van intercalando. Su epicentro es la Casa Blanca, y sus protagonistas tres mujeres, que fueron Primeras Damas de los diferentes Presidentes estadounidenses: en esta primera temporada, tenemos a Viola Davis como Michelle Obama; Michelle Pfeiffer como Betty Ford; y a Gillian Anderson como Eleanor Roosevelt.
Sus diez episodios nos relatan sus vidas, previas a que sus maridos ocuparan la posición de líder del mundo libre (como a ellos les gusta decir), durante los años que vivieron en la Casa Blanca, y una vez que se marcharon. El hecho de que en cada uno de ellos nos cuenten las vivencias de estas tres protagonistas, facilita el hecho de que no resulte muy pesada su narración. Además, la comparación constante de épocas, y la perspectiva de cada una de ellas según el momento que viven supone un aliciente y traslada al espectador el querer contrastar los diferentes enfoques de la etapa de cada una de ellas en la residencia del gobernante del país americano.
A eso le añadimos que el trío principal es excelente, así como el resto de integrantes del reparto. Pero no voy a centrarme en ellos, porque lo mejor de la serie son las actuaciones de Davis, Pfeiffer y Anderson. Sinceramente, no se me ocurre cuál merecería más una nominación en los respectivos certámenes de premios. Cualquiera de ellas tiene momentos capaces de ganarse un hueco en los listados de finalistas, e incluso de pelear por llevarse el gato al agua por su actuación. Quien espere una serie fundamentalmente política, ya le digo que no es así; al ser ellas el motor de la trama, aunque es evidente que al ser las esposas de los Presidentes, los temas políticos van a estar ahí, no son lo que más pesa. Podemos conocerlas más íntimamente, con sus miedos, sus aspiraciones, sus deseos, sus opiniones al respecto de qué hacen o qué no hacen sus consortes. Nos ofrecen una imagen tridimensional sobre mujeres extraordinarias, y lo hacen de la mejor manera posible.
Si tuviera que quedarme con una familia, para mi sorpresa, me quedaría con la Ford. Los Obama me resultan más cercanos porque los he conocido más porque han estado durante ocho años de mi vida en la Casa Blanca, y he visto muchas noticias sobre ellos, aunque ver otro punto de vista tampoco ha venido mal. Pero Gerald Ford fue un presidente accidental, que ascendió al poder cuando saltó todo el escándalo del Watergate y Nixon dejó de ser Presidente (evento que se narra en otra serie de la que os hablé aquí hace poco, Gaslit; muy recomendable también), y nunca lo había tenido en cuenta como uno de los principales nombres que ocupó la residencia más destacada de Estados Unidos; por eso y por cómo nos cuentan la vida de Betty, ha sido la parte que más me ha gustado. También destaco lo increíble que fue Eleanor Roosevelt, y lo adelantada a su época que fue, en todos los sentidos.
Para aquellos amantes de la política estadounidense, creo que The First Lady es una serie muy recomendable, porque nos aporta otro enfoque a los residentes de la Casa Blanca, desde la perspectiva de estas tres mujeres que son fascinantes. Quizá la mayor crítica es que es un relato que no quiere hurgar en temas demasiado espinosos, o lo suficientemente morbosos como para abrir polémicas innecesarias. Hay partes muy llamativas, pero ninguna que destripe los cimientos de esa Casa, como hizo por ejemplo House of Cards (serie que analizamos recientemente en un programa en el que contamos con Ariana del podcast Política Con-Ciencia). Esta es una serie que busca enaltecer la figura de las mujeres que vivieron junto a sus maridos cuando fueron elegidos como presidentes, o les tocó serlo, y eso lo consigue y, en el camino, nos deja grandes momentos y actuaciones de tres actrices en estado de gracia. A partir de mañana, la podréis disfrutar en Movistar Plus cada semana.