Review Legacies: The Only Way Out Is Through
La temporada sigue por derroteros que me están convenciendo gratamente, tras el bache experimentado en la tercera entrega, que ya analizamos en su día. Legacies ha sabido sobreponerse y nos está ofreciendo una cuarta mejor, que ha sabido reinventarse y apostar por algo diferente al margen de Malivore y los monstruos semanales. Vamos con el 4×14.
Como el foco ha estado en la Escuela, voy a traer a colación el punto quizá algo más flojo, que ha sido la parte del limbo. Landon y el Nigromante siguen en ese plano, y nos han introducido una vía que me ha sorprendido: una supuesta red criminal que se dedica a robar monedas de los seres atrapados allí, o eso he entendido yo. Pese al cameo de Elvis incluido (algo que se comentó en su día en los medios estadounidenses especializados), no sé sinceramente a dónde quieren llegar con esto, pero toda la acción que transcurría aquí, aunque en otros episodios me ha gustado y haya sido la parte que más me haya gustado, esta vez me ha parecido más de relleno o transición si lo preferimos catalogar así. Veremos hacia qué evoluciona todo.
Lo principal de este decimocuarto episodio ha sido lo que sucedía en Mystic Falls y en la antigua residencia Salvatore.
Como preparación previa a la que parece que es inminente batalla frente a la familia de dioses, nos traen de vuelta a Vardemus, que junto a Wade preparan un simulador de posibles escenarios en el caso de que los protagonistas terminen llegando a una confrontación con las deidades. Dejando de un lado lo fantástico que me parece que Wade tuviera preparadas fichas con las estadísticas de cada uno de los personajes de las series, además de las connotaciones que tienen todas estas escenas para Hope, tenemos un mensaje final bastante interesante, que tengo curiosidad por ver si son capaces de llevarlo a término: incluso en la simulación más halagüeña, alguien palma.
La premisa me parece valiente. No hemos visto aún en acción a los dioses, más allá de contarnos por múltiples fuentes que tienen mucho poder, y que, bueno, se supone que son seres con capacidades superiores a cualquier criatura mortal o inmortal. Por lo tanto, el hecho de que personajes que son licántropos, vampiros, híbridos, o simples humanos (como parece que lo es ahora mismo Cleo), pretendan hacerles frentes en una batalla más o menos planificada, puede plantearnos una tesitura en la cual alguien no sobreviva; sería lógico pensar que alguien muriera. No obstante, en una franquicia en la que la muerte es algo relativo, o incluso una etapa más en la evolución de los personajes, considerar que esta advertencia pueda ser definitiva para alguno de nuestros protagonistas en estos momentos de la trama es, de entrada, aventurarse demasiado. Llegado el momento, veremos si de verdad cumplen, o lo solventan de alguna manera.
El factor decisivo para saber si saldrán airosos o no es, cómo no, Hope. Ya lo he ido comentando durante semanas en estas reviews, que, tarde o temprano, la humanidad de la joven Mikaelson volverá; aún no estamos ahí, pero falta poco. El episodio de esta semana ha servido para demostrar que ella es más efectiva con emociones que sin ellas. Las simulaciones en las que, directamente, usaba como carnaza a sus amigos han sido muy duras de ver, pero es lo que hay cuando un vampiro no tiene activados sus sentimientos. La versión Pepito Grillo de Hope ha servido para arrastrarla hasta un punto en el que casi pierde el control, y le termine demostrando que lo de tener desactivada su humanidad es muy divertido para según qué cosas, pero cuando tienes que plantear un escenario de batalla a muerte contra criaturas más poderosas que tú, es una desventaja clara.
Aquí entra por supuesto el tema universal de que el poder del amor y la amistad lo puede todo. Ya es recurrente en la franquicia, y no me voy a quejar de que lo hayan dejado a las claras aquí, y tampoco creo que nos haya sorprendido al verlo. Era cuestión de tiempo que la armadura de Hope se rompiera, y puede que estemos ya en los últimos momentos de esta deshumanización de la protagonista. No tengo ninguna queja al respecto de que hayan explorado esta vía, ya que era lógico hacerlo tras los sucesos del comienzo de la entrega, y hubiera sido descabellado que, tras ver morir a Landon, Hope se quedara como si nada. Era un recurso que estaba ahí, y ha servido para que esta cuarta haya mejorado. Supongo que la conversación que mantiene Alaric al final del capítulo está conectada con lo que veremos en el siguiente episodio, así que ahora la duda es ver quién estaba al otro lado de la llamada.
Otra semana más, Legacies demuestra que su estado de forma sigue siendo muy bueno, y las cosas pintan muy bien para los siguientes, con Aurora además habiendo capturado a Ben, y Lizzie ya sabiendo que su padre está vivo, pero permaneciendo aún atada a la promesa con la vampiresa. Nos vemos en la siguiente review.