Outer Range: cambiad de canal
Hay muchos recursos narrativos para crear una obra de ficción, del ámbito que sea. En televisión, quizá uno de los más recurrentes sea el cliffhanger; si no estáis familiarizados con el término, consiste, básicamente, en recurrir a una escena que deje a los espectadores en vilo por lo que va a pasar a continuación, ya que normalmente suele ser una sorpresa, un giro de guion, o algo inesperado que descoloca a los seguidores de la ficción en cuestión. No obstante, abusar de esto es peligroso si no sabes hacerlo bien, porque, muchas veces, termina perdiendo todo el efecto y se convierte en algo anodino y que sobra. Eso le pasa a Outer Range, serie de Prime Video que llega el próximo viernes, pero ojalá esto fuera mi único motivo de queja con ella. Vamos al asunto.
NOTA: el artículo trata de la primera entrega de la serie, a la que hemos podido acceder gracias a Prime Video España. NO contiene spoilers.
Outer Range nos traslada a Wyoming, donde un ranchero, Royal Abbott (Josh Brolin), pelea por mantener el legado de su familia en las tierras que han pertenecido a sus antepasados, mientras sus allegados pelean por mantenerse a flote, cada uno con sus problemas personales y, de fondo, yace la desaparición de la esposa de uno de los hijos de Royal, Rebecca. Por si esto fuera poco, durante el piloto asistimos a un nuevo problema en el que se verán involucrados, y que amenaza con poner en peligro su estabilidad como núcleo familiar.
Como aderezo, tenemos un tinte de ciencia ficción en esta historia, en forma de agujero gigante en el terreno de Royal, que no se sabe muy bien cómo ha surgido, ni qué hace exactamente. Esta parte de la trama se sigue explorando durante la entrega, y llegamos a conocer “algo más” sobre este fenómeno (luego explico el porqué de las comillas), que obviamente no detallaré por si alguien acaba viéndola y quiere descubrir más del asunto.
Además, tenemos como principales rostros en el elenco a intérpretes como Josh Brolin (Avengers: Infinity War y Endgame), Imogen Poots (I Know This Much is True), Lily Taylor (American Crime, Perry Mason, Six Feet Under, Hemlock Grove) o Tom Pelphrey (Iron Fist, Ozark); un grupo conformado por intérpretes de cierto prestigio y calidad, que seguramente sean reclamo para algún aficionado a series y/o películas, como suelen escoger las diferentes cadenas y plataformas para que la gente se apunte a sus productos.
Hasta aquí, pinta medianamente bien, ¿verdad? Bueno, pues todo se va al traste rápida y lamentablemente.
La premisa dominante es el drama familiar, empleando lo relacionado con la ciencia ficción como mera herramienta puntual, y explorada lo justo (de ahí las comillas). Se nos cuentan cosas, se explican algunas, pero realmente no terminan de aclarar a qué reglas responde ese fenómeno, algo que considero que debería ser fundamental para este tipo de tramas y series. Últimamente tenemos ficciones que no lo explican todo, juegan al despiste, o simplemente les encanta ser raras (ejemplos: Servant, Raised by Wolves), pero todas tienen algo que Outer Range no tiene: un propósito.
No termino de comprender qué querían hacer exactamente aquí. Me da la sensación que el elemento de ciencia ficción está para rellenar un drama familiar que, sencillamente, no consigue ganar al espectador durante su desarrollo. Si los episodios tienen una duración media de 45-50 minutos, cuarenta o cuarenta y cinco los dedican a explicarnos lo mal que lo están pasando los Abbott, con sus problemas de rancheros trasnochados en mitad de Wyoming, y los restantes, con lo del agujero misterioso. Poco a poco, es cierto que se va compensando ese reparto de minutos, pero llega tarde, mal, y sigue siendo predominante el dramón vaquero.
¿Qué sucede con la parte más, terrenal, por así decirlo? Que, a mí personalmente, me terminó dando igual. Por ejemplo, uno de los hijos de Royal se nos muestra que es jinete de rodeo, una práctica muy recurrente en Estados Unidos y que tiene su arraigo e importancia en ciertas zonas. Aquí nos montan toda una trama a su alrededor, cuando el actor, primero, me parece directamente malo, y segundo que rellena demasiados minutos para mi gusto. Es cierto que yo, como espectador español, no creo que pueda llegar a comprender lo que supone montar a un animal semejante durante cierto tiempo, mientras intentas no caerte al suelo y partirte por tres sitios diferentes el cuerpo, pero es que tampoco sé lo que es vivir intensamente el fútbol americano, o la MMA, y en series como Friday Night Lights o Kingdom, respectivamente, me tenían enganchadísimo con las historias de los personajes y estas prácticas deportivas. Cuando tienes toda una parte de la trama, que no es reducida precisamente, y sientes que estás perdiendo el tiempo, creo que es signo de que hay algo que no va bien.
Luego está el tema de lo creído que se lo tiene. Yo entiendo que hay gente que de verdad habrá puesto sus ganas, tiempo, dinero y esfuerzo en realizar esta producción. Pero, honestamente, creo que estaban todos muy subiditos cuando lo hicieron. Por ejemplo, en la mayor parte de escenas relacionadas con lo del rodeo, nos acompaña una música solemne, casi épica, que ya quisiera Gladiator (nótese la ironía); si lo vemos desde fuera, es un señor que está atado a un pobre animal que pelea por zafarse de él, ya que se encuentra en una situación que no le emociona demasiado; ya me dirás tú qué epicidad hay en eso como para meternos slow motion, acordes vibrantes y caras al borde de la desesperación y el desaliento.
Por si todo esto no fuera suficiente, tenemos la sobreactuación. Lily Taylor me parece una actriz estupenda, porque la he visto en otros papeles y sé lo que puede hacer; aquí es desquiciante. Tiene escenas que tuve que bajar el volumen porque me ponía histérico. Creo que los personajes y sus intérpretes deben conseguir que los espectadores reaccionen ante las cosas que les pasen, y ella en ciertos momentos consigue todo lo contrario. No sé qué ha pasado, pero la pongo de ejemplo de que tiene escenas absolutamente ridículas, que pierden todo el efecto que pretenden transmitir.
Quizá el personaje más interesante sea el de Imogen Poots, Autumn, pero, visto en perspectiva, se cae por completo cuando llega cierto punto de la historia. Desde el primer minuto, te deja claro que su presencia responde a un motivo, que no sabes, pero que alguien medianamente espabilado puede llegar a intuir. En el momento que se hace “la revelación”, a mí no me pilló por sorpresa, no porque me las quiera dar de listo, sino porque se ve venir demasiado. Ella hace un buen papel, pero el quid de la cuestión no causa el efecto impactante que pretende, como casi todo en esta serie.
Y para redondearlo, tenemos los cliffhangers. Qué absurdos me resultan. Todos los capítulos tienen el suyo, independientemente de que sean episodios que se emitan de forma consecutiva, o que sean entre capítulos que se lancen de una semana a otra; no llegarán a la plataforma íntegramente, sino que tendremos raciones semanales. Ya he comentado antes que estos deben causar cierto impacto o sorpresa; en defensa de la serie, lo consiguen, pero solo al principio. Todo lo que podrían descolocar se diluye cuando abusan de esta fórmula, normalmente relacionada con el mismo personaje, y además con el mismo foco de la historia, el de ciencia ficción. Se siente que esta parte solo está para ser efectista y mantener al espectador pendiente de la trama, cuando durante la temporada está carente de desarrollo y apenas es mencionado, en pos de explayarse en el drama vaquero sobre qué pasa si mis hijos quieren hacer algo más que cuidar las tierras perdidas en la nada de su familia. Nunca vi unos cliffhangers tan inútiles, tan poco sorprendentes, y tan baratos como los de Outer Range.
Quizá por pretensiones, ínfulas, plataforma emisora, gente involucrada (Brad Pitt ha puesto pasta en esta serie), elenco, y premisa, puede que sea la serie que menos me ha gustado de lo que llevamos de año. Es un suspenso claro para mí, carente de personalidad, que emplea mal sus herramientas y, encima, la parte que más ensalza, el dramón de esta gente, termina por cansar, ayudado por algunos episodios con un metraje excesivo, y los que son más cortos, también resultan pesados. Una combinación de malas decisiones, peores actuaciones, y buenas ideas que se pierden en el éter, convierten a Outer Range en un desastre en forma de serie de televisión. Como he dicho antes, se emitirá semanalmente, y los primeros episodios llegarán este viernes.
No os diré qué hacer ni a qué dedicar vuestro tiempo, pero yo os recomiendo que os mantengáis alejados de esta producción. Ojo, para gustos colores, igual os convence mucho y os acaba gustando; a mí personalmente, no me ha gustado nada. SI sois de los que la disfrutáis, mi sincera enhorabuena. En cualquier caso, podéis dejarnos vuestras impresiones debajo de este texto.