Pachinko: racismo, clasismo y más -ismos
Apostar por producciones asiáticas no era solo cosa de Netflix. Cuando estas compañías streaming llegan a un país nuevo, deben crear ficciones sobre la región en cuestión, muchas veces, obligadas a invertir por parte de los gobiernos estatales para dar impulso a la economía del lugar. Apple TV Plus estrena mañana Pachinko, serie de la que os paso a hablar a continuación.
NOTA: este artículo trata sobre la primera temporada de esta producción, a la que hemos podido acceder gracias a Apple TV Plus. NO contiene spoilers.
Una de las cosas que tiene afrontar una nueva serie sin saber prácticamente nada de ella es que no puedes tener ideas preconcebidas o expectativas, más allá de la hipótesis de que puede gustarte más o menos, en función de lo poco que supieras de ella de antemano. El no conocer demasiado sobre el producto en cuestión tiene sus ventajas e inconvenientes, como todo en esta vida. En este caso, con Pachinko yo me he encontrado con un muy buen producto, pero que quizá, si hubiera sabido menos de lo que conocía, igual no le hubiese dado una oportunidad, y creo que, viéndolo en perspectiva, he salido ganando.
Pachinko es una serie que nos narra la historia de una familia, a través de la perspectiva de diferentes generaciones de la misma, o al menos eso es lo que nos dice su sinopsis. Honestamente, nos relata la vida de Sunja, una joven coreana cuya vida cambiará radicalmente cuando deba mudarse a Japón a principios del siglo XX, y dejar atrás todo lo que conocía y a la gente a la que quería. Hay más personajes implicados en la trama, pero ella es el motor y el punto de conexión de los diferentes marcos temporales que explora la serie de Apple TV Plus, y para mí es el mejor de todos los que nos presentan, teniendo en cuenta por supuesto que es la que tiene más minutos y mejor desarrollada está.
Aquí no tenemos una historia de amor que traspasa fronteras o se enfrenta a miles de obstáculos para acabar culminando con el “y vivieron felices y comieron perdices”; aquí hay dolor, hay tristeza y el drama suficiente como para que no estemos demasiado cómodos viendo todo esto.
Y es que el contexto histórico y geopolítico es muy importante para comprender de qué va esta serie. A comienzos del siglo anterior, Japón invadió Corea, y la anexionó una región como parte de su territorio (por desgracia, nos resulta un tema de actualidad, ¿verdad?). El conflicto bélico y sus posteriores consecuencias son fundamentales para entender qué fue lo que vivieron todos los ciudadanos coreanos que se vieron subyugados a un régimen que no votaron, y padecieron el hecho de ser diferentes, aunque muchos de nosotros nunca lleguemos a comprender por completo todo ese sufrimiento.
No obstante, a pesar de esta realidad, la serie se empeña en recordárnoslo a través de los diferentes personajes protagonistas, independientemente de la época narrada. La ficción, como denuncia social a todo lo que han vivido en sus carnes los ciudadanos coreanos que, como Sunja, tuvieron que dejar sus hogares para trasladarse a un Japón que no los quería y les trataba como ciudadanos menores, es un gran producto y realmente recomendable para conocer otras realidades ajenas a las nuestras y a las que acostumbramos a conocer en los libros de historia occidental.
Como ficción televisiva, es otra de esas recomendables que tiene Apple en su catálogo, y que va engrosando cada mes. No posee un ritmo vertiginoso, ni tampoco lo pretende o necesita. Se toma su tiempo en contarte la vida de Sunja y en narrar la realidad vivida en esa región del continente asiático, tanto a comienzos del siglo XX como a finales, ya cerca de la década de los noventa.
Sus ocho episodios no bajan de los cincuenta minutos en su mayoría, y si los veis en versión original, tendréis diálogos, en su mayoría, en japonés o coreano, con algunos ratos de inglés, pero son escasos; esto a muchos igual les tira para atrás, pero creo que es una forma más de seguir abriendo fronteras audiovisuales, aunque supongo que todos estos matices se perderán si la consumís en versión doblada al castellano. Independientemente del idioma que escojáis para ver Pachinko, sabed que mañana llegan tres capítulos, y que los cinco siguientes se lanzarán individualmente cada viernes, hasta su conclusión en la última semana de abril.
Querría destacar, sin entrar en spoilers porque no puedo revelar nada debido al embargo, que aquí también se sigue una tendencia creciente, a la que muchas veces he hecho referencia en esta página y también en nuestros programas que es la de introducir, en un momento dado de la temporada de la serie en cuestión, un episodio flashback. No diré cuándo sucede ni de lo que trata, pero en esta ocasión, creo que es uno de los mejores de toda la temporada, y digno de entrar en rankings de los mejores del año. Lo que cuenta, cómo lo cuenta, y cómo se te queda el cuerpo, es para aplaudir a los responsables detrás de esta ficción, que también se apoya en hechos reales para narrar su historia.
No esperéis una producción amable. Pachinko no busca eso, sino dar visibilidad a muchas mujeres y sus historias que quedaron relegadas a un segundo plano por un contexto histórico en el que Japón tenía su mira puesta en empresas más ambiciosas, que salieron algo mal, las cosas como son. La serie de Apple TV Plus logra contar una muy buena historia, y se convierte en uno de los productos más interesantes y diferentes dentro de un catálogo cada vez más complejo y recomendable que hay en este mercado seriéfilo tan competitivo.