Inventing Anna (opinión sin spoilers)
¿Recordáis la historia del pequeño Nicolás?
En esta serie asistimos a un caso muy similar, basado no en el Nicolás patrio sino en un artículo que la periodista Jessica Pressler publicó en The Cut sobre la vida de una tal Anna Delvey. En el primer episodio conocemos a una joven que se codea con los más altísimos estratos sociales y maneja cantidades de dinero astronómicas sin que quede muy claro de dónde ha salido y cómo llegó allí. Todo indica que es una estafadora, pero cuesta creer que alguien tan joven pueda alcanzar ese lugar en el escalafón social sin que nadie adulto y con contactos adecuados ayude o le dé un empujón.
Durante la serie conocemos a Anna a través de una investigación periodística, que mediante entrevistas que derivan en flashbacks, va reconstruyendo la historia de esta versión femenina del pequeño Nicolás. El espectador tiene sus sospechas y le son dados indicios bastante evidentes, pero siempre quedan algunas dudas sobre las verdaderas intenciones de los personajes. Hasta qué punto son unos los que se aprovechan de otros o los otros los que se aprovechan de los primeros. En los distintos tramos vamos conociendo a diferentes personajes que tuvieron relación con Anna, amigos o socios o allegados de los que Anna quizás intentó aprovecharse, personas que confiaron en ella hasta cierto punto. Pero también eran personas que querían algo de Anna y que fueron seducidos por la sensación de lujo, dinero y oportunidades que ella emanaba.
Personalmente no me atrae ese tipo de persona y en un primer momento pensé que la serie nos daría una cucharada del mundo de los ricachones y nos contaría algunas historias típicas de telenovelas, esperaba algo de amores, historias de amistad baratas y alguna que otra traición…. nada más lejos de la realidad. El ritmo es endiablado, la serie engancha desde el minuto uno. Las interpretaciones son excelentes y la ambientación sensacional. Hay una trama muy bien construida, que a modo de cinta de suspense nos va descubriendo más y más sobre el misterio que es Anna, sus intenciones y las de quienes la rodean. La labor de la periodista protagonista es puramente detectivesca y en su investigación es donde se encuentra con una lista descomunal de sinsentidos que muestran las quiebras de una sociedad rota.
La serie es de todo menos superficial (aunque sus personajes sí que lo sean) y si muestra el mundo de las élites lo hace más desde un tono de crítica e incluso desprecio que desde la admiración o la envidia. En ningún momento se intenta que amemos a Anna, sólo que nos sintamos obnubilados por su misteriosa energía, pero nada de empatizar con ella o apreciarla… nada de eso. Y la actriz lo hace de escándalo, siendo a la vez misteriosa, odiosa y con un aire de inocencia y vulnerabilidad que hace que sientas ganas de darle un abrazo y repetirle que todo saldrá bien.
Las actrices protagonistas se lucen en sus respectivos papeles, pero aunque lo bordan, lo más llamativo de la serie no son las interpretaciones de su excelente elenco o la resolución de una trama repleta de nudos, giros y misterios. Lo verdaderamente llamativo es la construcción de ese universo de lujo y hedonismo en el que navegó Anna, quizás de forma legítima o quizás como estafadora, pero sea como sea, es maravillosa la representación que hace la serie de ese mundillo donde los ricachones se mueven a sus anchas. Dan auténtico asco esas personas que viven vidas que los humanos comunes jamás viviremos, y doy gracias a Dios de que así sea, porque la sociedad que retrata esta serie es absolutamente repugnante. Personalmente es algo que me alejó de la serie en un primer momento, no sólo porque sea imposible identificarse con algún personaje (salvando a los periodistas), sino porque una parte de mí se sentía asqueada ante esa élite derrochadora que cree que el universo entero les pertenece. Es un mundo tan superficial el que presenta la serie que creo que pocas personas pueden soportarlo… salvo que sean realmente estúpidas o malvadas… y creo que todos los personajes son alguna de esas dos cosas, sin entrar en terreno spoiler no podemos ponernos a discernir las razones que los caracterizan como idiotas o como villanos, pero todos son alguna de esas dos cosas. El espectador nota desde el primer momento que está siendo testigo de los devenires vitales de los villanos de otras historias no contadas, hay constantes referencias a hombres de negocios que estafan a la gente común, ricachones que terminarán con sus huesos en prisión por una u otra causa, hipócritas y mentirosos que fingen ser quienes no son para sacar provecho y demás fauna similar.
Es constante la repulsiva celebración de la frivolidad haciendo una clara distinción entre esos ricachones insoportables y la gente común. El espectador comprueba esto en las continuas faltas de respeto que recibe una de las protagonistas, una mujer trabajadora, casada, madre… lo que viene a ser una persona más o menos normal, aunque aceptablemente exitosa en su ámbito profesional y de un nivel sociocultural y económico superior a la media. Es decir, una de las protagonistas es una persona muy por encima de lo usual en cuanto a los cánones de éxito vital de la sociedad occidental y pese a ello recibe constantes insultos por su forma de vestir, o de peinarse, su peso o su maquillaje… incluso es criticada por usar un autobús como medio de desplazamiento. La mayoría de estas críticas parten de aspirantes a ese mundo de obsesiones dionisiacas, pero es irrelevante, pues el espectador nota como quienes están ya instalados en ese mundo ni se rebajan a criticar de lo por encima que creen que están.
La serie se esfuerza mucho en retratar ese universo. No sé si la intención de los guionistas es que nos sintamos incómodos o extasiados, a mí personalmente me han incomodado y aunque normalmente suelo ser mucho más admiradora de las sutilezas, me encanta como en esta serie el estilo de vida esta altísima sociedad no se ha mostrado de forma sutil, sino incluso exagerada, porque así han fortalecido la sensación que teníamos al ver a Anna moviéndose en ese mundo como si llevara allí toda la vida, haciéndonos preguntarnos si realmente algo de ella no había llevado toda la vida allí.
Como conclusión final: es una serie muy recomendable, con dos actrices protagonistas (Julia Garner y Anna Chlumsky) que bordan sus papeles y a quienes veremos sin duda en numerosas nominaciones y listas de premios. Es también muy destacable la secundaria interpretada por Katie Lowes, la amiga Rachel, que se luce de forma bestial en un episodio. La atmósfera de ese mundillo de la moda y los ricachones frívolos es también muy interesante y está perfectamente dibujada. Pero sobre todo es interesante por el ritmo, la tensión y la forma en la que se maneja la investigación sobre la estafa (o no) de esta mujer.