Review Star Trek Discovery: Anomaly
No hay nada como cargarse un planeta entero para arrancar una temporada, si el año pasado todo giraba alrededor del misterio de lo que fue la quema, en este parece que el misterio va estar centrado es que esa anomalía que ha reventado el hogar de Booker y sobre todo a dónde se dirige.
Nos encontramos ante un segundo episodio que coge lo plantado en la premiere y lo encara a las consecuencias que ha tenido no para la federación, sino para el propio Booker. Un episodio centrado prácticamente en el personaje y en su proceso de duelo, uno de esos capítulos en los que el foco está más en el desarrollo de personajes que en que pasen cosas.
Si bien, de primeras todo apunta a un episodio pesado, pero afortunadamente a diferencia de algún momento que pudimos vivir el año pasado, la ficción planta todo este desarrollo dentro de un plano general interesante como puede ser el estudio de la anomalía y el riesgo para todos que esto implica, pues es una agrupación de agujeros negros y como es comprensible eso a las naves como que no les sienta bien.
La misión tiene una base simple, hay que entrar en la anomalía y aguantar el tiempo suficiente para conseguir datos de la misma, el problema está en que la única nave capaz de entrar es la de Booker siendo además él único piloto con la capacidad necesaria para ello. Esto genera dudas en Michael, que es consciente de que su novio mentalmente no está bien tras la destrucción de su planeta y que a pesar de sus facultades no es buena idea meterle en un misión en la que hay casi más probabilidades de morir que de regresar con vida.
Es interesante ver ahora el debate interno de la propia Michael, que se debate entre ser una buena capitana permitiendo que su mejor activo para la ocasión se juegue la vida o ser una buena novia cuya preocupación por Booker está más que justificada. Esto me parece interesante teniendo en cuenta la charla que tuvo en la premiere con Laira, quien no la ve con la capacidad suficiente para tomar una decisión difícil en caso de ser necesario. Algo me dice que estamos ante uno de los leitmotivs de la temporada.
Obviamente la misión se le escapa de las manos pues el riego que había pasa a convertirse en una peligro real, quedando Booker y la consciencia de Stamets a su suerte dentro la anomalía (curioso tándem por cierto), a toda esta situación no le beneficia que Booker gracias al sentimiento de culpa sufra alucinaciones, pero afortunadamente Michael consigue que vuelva en sí salga sano y salvo con los tan codiciados datos.
Aunque todo el grueso del episodio está centrado en Booker, no es el único palo que se da pues tenemos el regreso de Saru a la nave, quién vuelve ofreciéndose como una mano amiga siendo su número 1. El otro tema es que parece ser que una vez han estado más asentados en el tiempo, Tilly no lleva del todo bien su nueva vida; aunque ya sea un tema que se tocó de pasadas el año pasado no me parece mala idea que la serie lo retome con más profundidad en este.
En definitiva, para mi aunque no haya sido un episodio trepidante no voy a negar que cuanto menos ha sido interesante por cómo ha desarrollado la trama de Booker y lo que plantea a la larga. Me imagino que este año al tener que ahorrarse toda la presentación del universo la trama será mucho más directa que la de la quema, pero eso lo descubriremos a medida que vaya avanzando la temporada.