Review Doctor Who: Revolution of the Daleks
Como manda la tradición todas las navidades (aunque últimamente se ha pasado a año nuevo) tenemos el episodio especial de marras, en este caso marcado por el final de la anterior temporada y el ruido de fondo respecto a una probable marcha de la actriz protagonista cuando finalice la próxima temporada, aún con todo, veamos que nos ha deparado el regreso de Doctor Who.
Hubo una época en la que los especiales de Navidad de la serie tenían su magia, un encanto que los hacía especiales de verdad. Sinceramente, creo que Chibnall no ha encontrado ese tono y por ende, esta clase de capítulos se ven forzados a ser simples episodios random solo que ocurriendo en fechas navideñas. Este es el principal lastre de esta revolución Dalek, que podría pasar perfectamente como una Season Premiere cualquiera de mediados de Marzo.
Tenemos dos puntos de partida para afrontar este capítulo: el primero el obvio final de temporada en el cual la doctora terminó encerrada en una prisión de los Judoon y el segundo es el nefasto anterior especial de año nuevo, en el cual un dalek intentó hacer de las suyas y cuyos restos son aprovechados por un científico a sueldo de Robertson (el inversor americano interpretado por Chris North que conocimos en el episodio del hotel de las arañas) que utiliza los restos del Dalek para crear una serie de drones para utilizarlos como fuerzas policiales por parte de una candidata a primer ministra.
¿Cual de las infinitas cosas que pueden salir mal utilizando a los Daleks sale mal? Pues que un alarde de inteligencia decide clonar la materia orgánica que quedaba del Dalek del anterior episodio y como era de esperar, el Dalek sale ganado … aunque básicamente todo el mérito de su alzamiento es de Leo, el científico, que cada vez que sale en el episodio es para meter la pata o decir que ha metido la pata.
Vale ¿Y la doctora? Pues pasando la vida en la cárcel rodeada de viejos amigos como los ángeles llorosos, el silencio y muchos más … incluido un Jack Harkness que vuelve a la serie para ayudarla a escapar y reencontrarse con sus companions que están algo moscas porque han tenido que pasar casi un año solitos sin aventuras mientras ella se pudría en la trena. No entiendo esa reacción de Yaz cuando la Doctora no ha estado desaparecida porque la diera la gana, para ser ex-policia no se que parte de “he estado en una prisión” no entiende.
Pero en fín, la doctora vuelve y se encuentra con el percal de que Robertson está construyendo Daleks, o lo que ellos piensan que son Daleks, aunque en realidad sean cascarones vacíos y automatizados con la forma de los Daleks … o al menos eso cree él, pues Leo no solo clonó al original, sino que lo conectó a la red y de alguna forma este logro modificar los planos de las máquinas, comprar una fábrica en Osaka (no dejan de ser unos bichos con tentáculos, se verían atraídos por Japón y no creo que haya ningún hentai que ocurra en Torrejón de Ardoz) y clonar a más a Daleks … No intentéis a aplicar la lógica, no merece la pena, a partir de aquí hay que ver el episodio con el cerebro apagado porque nada tiene sentido (como que al momento de dar la primer ministra la rueda de prensa presentando a los Dalekcops ya estén haciendo su trabajo policial en todos los rincones).
Ocurre lo títpico, los Daleks se revelan generando una matanza y como los de Line of Duty a lo mejor estaban un poco ocupados, la doctora decide llamar a los Daleks originales para que haciendo alarde de un racismo digno de los Nazis, deciden matar a sus medio-hermanos porque no son puros. Aquí yo ya pensaba que la doctora iba a llamar a los Cyberman para eliminar a los Daleks al más puro estilos de Los Simpsons con las plagas, pero en lugar de eso les revienta la nave, los atrae a la típica Tardis de sobra (Que no me acuerdo de dónde ha salido) y la destruyes con todos dentro … o suponemos que todos porque malo sería que hubiera por lo menos un par de ellos matando gente en el planeta todavía.
Y para terminar llegamos a la gran noticia del episodio, se reduce la obscena cantidad de companions por solo Yaz, pues Ryan y Graham deciden quedarse en la Tierra y terminar sus aventuras espacio temporales. No es una perdida que me apene, pues creo que de todos los companions que hemos tenido este trío tiene el dudoso honor de ser los que menos me han hecho conectar con ellos, pero al menos se soluciona el problema de que sobraban personajes en la Tardis y puestos a elegir, para dar profundidad a alguien mejor Yaz que los otros dos, aunque sinceramente hubiera preferido a Graham, pero marchándose su nieto era lógico que él abandonara también la Tardis.
Debo decir que pese a sus incoherencias, no me ha desagradado el episodio, ya que sinceramente el baremo de medir respecto a los especiales de Chibnall estaba peligrosamente bajo por culpa del anterior. Solo queda esperar para saber cuándo regresará Doctor Who con la que tiene pinta que puede llegar a ser la despedida de trece.