Review The Mandalorian: Chapter Sixteen – The Rescue
Lo cierto es que, al menos, The Mandalorian no engaña a nadie con sus títulos. Con leerlos, si has estado siguiendo la trama, sueles acertar la temática del capítulo. En este caso, estaba bastante claro qué nos íbamos a encontrar en la Season Finale, porque ya se nos había anunciado la semana pasada: el rescate de Grogu. Lo que creo que nos ha descolocado a todos ha sido la sorpresa que nos han reservado para el final… y esa escena post créditos. Vamos con ello.
Quizá otra de las cosas que esperábamos muchos era ver de nuevo a Bo-Katan en la serie, teniendo en cuenta que su misión vital a estas alturas era recuperar el sable oscuro que posee Moff Gideon en la actualidad, así que no me he extrañado cuando el episodio ha arrancado con Mando y Boba buscando a las mandalorianas y reclutándolas para la misión.
Con ya todos reunidos y dejando claro cuáles eran sus respectivos roles en el plan de asalto al crucero imperial comandado por Gideon, nos dirigimos hacia la nave enemiga, en lo que no ha sido una entrada demasiado sigilosa que digamos; se ve que la táctica encubierta no se lleva en Mandalore, porque han entrado como un elefante en una cacharrería, pero han cumplido con su cometido: distraer la atención de la guardia imperial para que nuestro protagonista rescatara al niño.
Mientras Bo-Katan, Cara Dune, Fennec y la otra mandaloriana se abrían paso a base de tiros, tortas y mamporros por los diferentes pasillos del crucero, en un alarde de virtudes combativas bastante impresionante, los espectadores creo que íbamos teniendo claro que Gideon no estaría al final del camino, dado que nos han mostrado que es algo más inteligente que la media de enemigos típicos de la televisión (no digo que sea el más brillante), sino que estaría esperando a Mando en la celda donde retenían al pequeño, como así ha sido.
Claro, otro de los elementos que más juego han dado (al menos mientras había tensión en el episodio) ha sido el hecho de tener un pelotón de droides asesinos que no parecían tener ningún punto débil. Nuestro protagonista logra a duras penas, primero, evitar que todo el grupo saliera de su cámara; y segundo, salir con vida de su enfrentamiento con uno solo de esos bichos. Lo que nos echa a la cara luego Gideon: si solo uno le había dado esos problemas, todos juntos les iban a achicharrar.
Decía que el imperial a quien interpreta Giancarlo Esposito era algo más espabilado que el resto. Puede que a alguien le descolocara la aparente facilidad con la que le dejaba a Mando que se marchara con el niño, pero estaba claro que iba a jugársela casi al instante; no sé si alguien se ha sorprendido con esto, la verdad. Lo más importante de todo el duelo entre ambos personajes es que nuestro héroe vence a Gideon, y se queda con el sable oscuro, lo que conlleva que el legítimo heredero al trono de Mandalore pasa a ser Din Djarin, El Mandaloriano. Estos tipos y sus normas y tradiciones. No depende de qué familia vengas o el legado que lleves en la sangre: lo crucial es que lo consigas en batalla, algo que hace Mando, por lo que si Bo-Katan quiere reclamar el trono de su planeta natal, deberá luchar contra él para obtener el sable. Menudo lío que nos dejan para la siguiente temporada, y supongo que van a ir por ahí los tiros de la mayor parte de la entrega, sobre todo viendo lo que nos depara la recta final tan apoteósica que nos han brindado.
¿Qué gracia tiene presentar un comando de asalto salvajemente imponente y no utilizarlo? Ninguna, claro está. Cuando los lanzan al espacio, a muchos (por no decir a todos) se nos olvidó la parte que destacan en cierto momento del episodio: que no hay nada humano en ellos, ergo, no necesitan respirar para seguir con vida, dado que son máquinas. Quizá podríamos coger con pinzas el hecho de que no se congelen en el vacío del espacio y se frían sus circuitos, pero entiendo y compro que estos droides no son los habituales, y tengan algún tipo de ventaja en ese sentido. En cualquier caso, se nos añaden como elemento dramático para incorporar la tensión que mencionaba anteriormente, y hacer que realmente temamos por la seguridad de nuestros héroes… al menos durante unos minutos.
Un Ala-X llega de repente, saliendo aparentemente de la nada. Pero vemos que Grogu nota su presencia, por lo tanto, si hemos estado atentos durante la entrega, o si somos unos locos de Star Wars que teorizamos con cada pizca de información que nos proporciona la serie, sabemos que el que llega es un o una Jedi. Incluso, si te fijas, puedes atisbar un droide que se parece a uno que conocemos en la parte superior de la nave. Lo siguiente es ver en los monitores una figura con una capa negra, yendo en dirección hacia el puente de mando y, por lo tanto, a enfrentarse a los soldados oscuros, algo que para la mayor parte de personas sería un suicidio. Pero, por si alguien albergaba alguna duda hasta este punto, Bo-Katan nos la despeja: es un caballero Jedi, y para colmo, le vemos lucir sable de luz. Y no de cualquier color: verde. Los que tengan más conocimiento de la saga, o se fijen en los detalles, ya estaban emocionándose, aunque cabía alguna otra posibilidad. No obstante, todo ello ya acaba confirmándose cuando un plano nos muestra el sable sostenido por una mano derecha enguantada. Ya no hay lugar a dudas de quién es. Encima, para seguir hilando acontecimientos, vemos a Grogu que toca la pantalla en la que el Jedi sale aniquilando soldados como si fueran monigotes, lo que nos lleva a recordar (por si alguien se olvidaba) la escena del 2×06 en la que el niño contacta en las ruinas de Tython con algún Jedi que pudiera escucharle, mediante su conexión con la Fuerza.
Huelga decir que todo este recorrido, así como las posteriores escenas, están rodadas de maravilla por parte de Peyton Reed (que dirigió el 2×02, y ha estado al frente de los dos largometrajes de Ant-Man), y el tratamiento de la música es brillante, proporcionándote ese subidón necesario para meterte de lleno en lo que te querían presentar: a Luke Skywalker llegando para salvar el día. ¿Su introducción es un deus ex machina? Probablemente. ¿Es fan service? Por supuesto. ¿Importa? En absoluto.
Veréis, mi punto de vista con respecto a Star Wars es que, frente a otras sagas o franquicias, necesita muy poco para hacer feliz a su fandom. Sí, ese que se queja del Episodio VIII, diciendo que es una afrenta a todo lo que representa la franquicia (no soy de esos; al contrario, más bien). Dave Filoni y Jon Favreau han dado con la tecla, han sabido conformar un producto entretenido, divertido, sencillo, y a la vez súper efectivo para todo tipo de espectadores. Da igual que seas un chiquillo que no ha visto ni una sola película, o que seas un fan acérrimo, o simplemente alguien que busca pasar un rato ameno ante tu pantalla. The Mandalorian tiene ingredientes de sobra para cubrir cualquier necesidad que se le plantee al espectador medio. Otras, en cambio, necesitan tirar de tramas ambiciosas, hiladas casi de forma inverosímil, para conformar un producto, sí, de calidad, y que además se hace recomendable por todo eso y más. Sin embargo, la ficción de Disney Plus da en la diana una y otra vez y, aunque parezca sencillo, es tremendamente complicado acertar siempre. Y hay que reconocérselo.
Porque había muchas teorías al respecto de quién acudiría a la llamada de Grogu. Yo sinceramente no quería hacer muchas cábalas, aunque pudiera tener en mi mente algún candidato (Luke era uno de ellos, claro); me quería dejar llevar por lo que me querían contar en la Finale, simplemente. Es más, tenía mis serias dudas acerca de si al Jedi lo veríamos en esta entrega o en posteriores, aunque tiene más sentido visto con perspectiva que haya sido ahora. Por tener reservas, también me planteé si realmente iban a ser capaces de separar a nuestros protagonistas, pero han apostado por ser coherentes con el relato que querían contar, y han hecho que el niño se vaya con Luke y con R2-D2. Por si fuera poco, la despedida ha conllevado que Din Djarin dé otro salto en su progreso como personaje, siguiendo en la línea de lo acontecido hace siete días, y se quite el casco ante el niño, con quien había formado un vínculo afectivo innegable, y así rompa definitivamente con su yo pasado, que tenía por regla estricta no revelar su rostro ante nadie. Aquí se acabó eso. Grogu quería verle la cara antes de marcharse con Luke, y Djarin accede, prometiéndole que se volverían a ver. Supongo que será así, pero ahora nos dirigimos hacia territorio desconocido.
Hasta ahora, todos teníamos claro que la historia que nos contaban se centraba en la búsqueda por parte de Mando de algún Jedi que pudiera adiestrar al niño. Con esta premisa, seamos sinceros, podrían haber estado diez temporadas, además viendo la estructura episódica que se nos ha planteado en estos primeros dieciséis capítulos que han compuesto las dos entregas emitidas hasta ahora. A pesar de ello, han decidido apostar por romper el status quo establecido, y abrir nuevos horizontes a partir de ahora. ¿Qué nos espera en la próxima temporada? ¿Mando aspirando al trono de Mandalore? ¿Dos puntos de vista, uno con el camino de Grogu, y otro con el del mandaloriano? Sinceramente, no lo sé, ni me importa en estos momentos; compro cualquier camino que quieran tomar Filoni y Favreau, porque se han ganado el derecho a ejecutar sus ideas de la forma que ellos consideren oportuno.
Por si no teníamos bastante con las emociones vividas en los minutos finales, tenemos una nueva sorpresa: en la escena post créditos se nos anuncia oficialmente el spin off centrado en un Boba Fett que regresa a Tattooine, a la antigua guarida de Jaba el Hutt, y se hace con el control del cotarro. Llegará en diciembre del año que viene, y tened claro que un servidor la verá.
Ha sido un auténtico placer comentar la segunda entrega de The Mandalorian con vosotros. Estaremos de vuelta con la nueva temporada con más reviews, pero de momento, ya os anticipo, que el domingo dedicaremos el programa de Escuadrón Spammer, el vídeo podcast que desarrollamos en Twitch y Youtube, a analizar nuestras impresiones generales sobre la esta entrega. Estad atentos a nuestras redes, porque anunciaremos cuándo haremos el directo. Hasta entonces, me despido, y que la Fuerza os acompañe.
PD: Como curiosidad, en los créditos aparece citado Mark Hamill. Evidentemente, no era él en pantalla, sino que ha prestado su voz, y el aspecto habrán optado por utilizar el que usaron para Luke en el reciente videojuego Star Wars: Battlefront II.