Review The Mandalorian: Chapter Fourteen – The Tragedy
Con semejante título, ya podemos imaginarnos todos que algo malo iba a pasar, ¿verdad? La cosa es, que me da un poco igual toda la dosis de drama que nos da este episodio. Sí, suena un poco cruel por mi parte decirlo, pero es que no puedo centrarme en algo que considero que es secundario ante el espectáculo que hemos vivido, otra semana más, en esta serie.
Si la semana pasada los fans de Ahsoka nos regocijábamos ante la adaptación en un formato de acción real del personaje y lo que nos mostraron, yo creo que una gran parte del fandom de la franquicia habrá disfrutado como nunca con la aparición de Boba Fett, personaje que podríamos considerar de culto en la saga, dada las legiones de fans y devotos que despertó este cazarrecompensas con sus apariciones en la trilogía original, y el posterior desarrollo que tuvo en novelas y productos secundarios a la saga principal. Le vimos en el 2×01, aquel hombre que observaba en la distancia cómo Mando se marchaba de Tatooine, tras matar junto a Cobb Vanth al dragón de arena, y no quise decir nada, a pesar de que tenía muy claro de quién se trataba, porque me imaginaba que la serie tarde o temprano nos traería de vuelta a su personaje, y así ha sido.
Para aquellos que anden un poco despistados, o no sean fans acérrimos de la saga y simplemente la sigan por entretenerse y pasar un buen rato ante la pantalla, voy a dar un poco de contexto al personaje. Boba Fett, tal y como explica durante el episodio, fue hijo de Jango Fett, un cazarrecompensas que vestía la armadura mandaloriana y al que conocimos en el Episodio II: El Ataque de los Clones, cuando Obi-Wan viajó a Kamino para averiguar más detalles acerca del supuesto ejército de la República compuesto por clones, que tomaron como modelo para su desarrollo el de Jango (de hecho, el actor, Temuera Morrison, es el mismo que da vida, tanto a Jango como a Boba Fett, y a los clones que vimos en los dos episodios finales de la trilogía de precuelas). Tras la escaramuza al final de la película en la arena del planeta Geonosis, el maestro Jedi Mace Windu mató a Jango, y el joven Boba heredó la armadura de su padre, y le perdimos la pista en la saga principal. Bueno, realmente, le conocimos por primera vez en el Episodio V: El Imperio Contraataca, conchabado con Darth Vader y él fue el encargado de llevar ante Jabba el Hutt a Han Solo congelado en carbonita. Ya en el Episodio VI: El Retorno del Jedi, Luke Skywalker y compañía salen airosos de Tatooine tras planear el rescate de Han, y Boba acababa en las fauces de la criatura llamada sarlacc, por lo que se le dio por muerto, tal y como él indica durante su conversación con Mando. Pero, en el canon literario, y que Filoni y Favreau están recuperando para la causa, sobrevivía, y así han decidido actuar en la serie.
La decisión de recuperar a Boba Fett para The Mandalorian me parece un fanservice descarado, pero… ¿qué no es fanservice en esta entrega, y me atrevería a decir, en la saga? Creo haberlo dicho en alguna review anterior, pero si no lo digo ahora: mientras todos estos guiños, cameos, regresos, etcétera, tengan un sentido, estén bien explicados, sean coherentes con la trama, y no se conviertan en un desfile continuo de personajes queridos que minen el desarrollo del viaje de Mando y Grogu (qué raro se me hace), me parece fantástico. Es más, teniendo en cuenta que dirigiendo el curso de la serie están Filoni y Favreau, tengo confianza plena en lo que están haciendo y el plan que quieren seguir, porque no me han dado ningún motivo para dudar de ellos. Así que, por mi parte, compro el regreso de Boba Fett. Y cómo no iba a hacerlo, ante semejante despliegue de medios en este episodio, madre mía.
A todo esto, otra que regresa junto a Boba es Fennec, el personaje interpretado por Ming Na-Wen (Agents of SHIELD) y al que vimos el año pasado en el 1×05, y también la dimos por muerta, pero en el universo Star Wars, ya se sabe, no ha muerto alguien hasta que se diga lo contrario. Ambos llegan a Tython poco después de que Mando y Grogu encontraran las ruinas del templo Jedi. El pequeñajo se queda en trance, no sé si absorbiendo energía de la Fuerza, canalizándola, comunicándose, o todo a la vez y más (solo hay que ver la escena final con los guardias imperiales), y nuestro protagonista conversa con ellos, aunque antes de que lleguen a un acuerdo, las tropas imperiales también se presentan a la fiesta del reencuentro y la aguan, claro está, avisados estábamos con ese título.
Decía, que cómo no iba a estar conforme con la vuelta a la vida de Boba Fett, asistiendo a lo de hoy. Es imposible no alucinar con las escenas de acción que nos brinda este episodio dirigido por Robert Rodríguez (Machete, Abierto hasta el amanecer, Desperado). Si la semana pasada la introducción de Ahsoka fue perfecta, la de Boba no se queda atrás, primero empleándose a fondo con sus movimientos de combate en las distancias cortas, y luego ya enfundándose su armadura, que eso ya es un auténtico espectáculo. Impresionante una vez más The Mandalorian.
A pesar de los esfuerzos de los tres cazarrecompensas, las tropas imperiales se llevan a Grogu, haciendo acto de presencia esos cuatro robots que ya intuimos al final del 2×04, y que nos presentan en este episodio, con los que desde luego no me querría cruzar en un callejón oscuro. Por si no fuera suficiente, el crucero imperial vuela en mil pedazos la Razor Crest, la nave de Mando. LA TRAGEDIA. Así, con mayúsculas, para enfatizar dramatismo. Es que, es un poco todo mal para nuestro protagonista hoy, ¿a que sí?
Quedan dos episodios para la conclusión de la temporada. Grogu está en poder de los remanentes del Imperio. Mando ya ha iniciado su plan de rescate, con la ayuda de Boba Fett, Fenecc, y veremos si se unen Cara Dune y Greef Karga. La cosa no podría pintar mejor, y seguro que nos tienen preparadas más sorpresas de aquí al final. Ah, y no ha aparecido ningún Jedi cuando Grogu estaba en el trance ¿veremos a alguno acudir en su busca antes de que acabe la entrega? Ahora mismo, no hay nada en televisión que rivalice con The Mandalorian. Absolutamente nada. Los fans de Star Wars tenemos que alegrarnos ante lo que estamos viviendo.