Review The Mandalorian: Chapter Fifteen – The Believer
¿Sabéis qué pasa cuando nos acostumbramos a lo bueno? Que luego, nos dan de otra cosa y no nos gusta tanto. The Mandalorian nos tiene acostumbrados a un nivel tan elevado cada semana, que cuando baja un poco las revoluciones, se nota; yo al menos lo noto, no sé vosotrxs. Este séptimo capítulo me ha dejado con sensaciones similares al 2×02: me ha gustado, porque esta serie me encanta, pero está lejos de lo mejor; ha sido entretenido, sin más.
Retomamos la acción justo donde la dejamos la semana pasada, con Mando en la nave de Boba Fett y Fennec, uniéndose a ellos Cara Dune, para recuperar a Mayfeld, el prisionero de la Nueva República que nuestro protagonista capturó en el 1×06. Al ser un antiguo imperial, puede acceder a la información que el Mandaloriano necesita: la localización de Moff Gideon y, por ende, de Grogu.
Su viaje les lleva a Morak, planeta en el que hay una refinería en la que pueden sacar los datos que buscan. Lo que pasa es que la infiltración requiere que pasen lo más desapercibidos posibles, y todos los tripulantes de la nave están buscados por los remanentes del Imperio, y alguien con una armadura mandaloriana sería muy llamativo. Eso provoca el quid de todo el episodio: hasta qué punto nuestro protagonista está dispuesto a moldear su (aparentemente) rígido código de conducta mandaloriano con tal de salvar al niño.
El episodio está centrado única y exclusivamente, además de para que él consiga lo que busca, para que veamos esa evolución en el personaje, que parece mentira que esto suceda, pero es cierto (bueno, y para verle la cara a Pedro Pascal, por si había dudas que está él bajo el casco). El vínculo que ha creado con Grogu es, en estos momentos, mucho más fuerte que sus votos a la secta que le crio. Esto, cuando comenzó la serie, era absolutamente impensable que se lo pudiera llegar a plantear, pero esa paternidad adoptiva ha modificado el carácter de Din Djarin hasta el punto de ser capaz de quitarse el casco, exponerse a los demás, y romper, en consecuencia, la promesa que realizó al seguir el credo.
Por lo demás, es que tampoco hay mucho donde rascar. Una escena espectacular en el transporte del rhydonium hacia la refinería, en la que Mando va quitándose de encima como puede a los piratas que intentan asaltar el cargamento (¿os habéis fijado también en que, acostumbrado a la armadura beskar, el personaje nota que le cuesta más luchar?), quizá haya sido lo más destacado, donde además hemos tenido varias intervenciones de Mayfeld, precisamente allanando el camino de lo que os he contado antes, el hecho de que todos tenemos unos límites, y dependiendo de lo que se requiera de nosotros, son más flexibles o menos. Luego quizá la huida de ellos también ha estado bien, y la posterior liberación de Mayfeld, que se redime cargándose a todo imperial viviente en la refinería y el cargamento de rhydonium. Supongo que le volveremos a ver en el futuro.
Y bueno, para cerrar, la declaración de intenciones para la semana que viene: Mando enviándole un mensaje a Gideon, advirtiéndole de que va a por él, y que tienen una cita en siete días. Ahí estaremos, para contaros lo que depara la Season Finale de The Mandalorian que, por cierto, se anunció anoche en el Disney Investor Day que contará con una nueva entrega. ¿Alguien lo ponía en duda? A pesar de ser un capítulo “de relleno”, “puente”, o como queráis llamarlo, la calidad de esta ficción está fuera de toda duda, y supongo que nos han guardado todas las emociones fuertes para el próximo viernes, así que solo queda esperar para ver el final de temporada… y luego esperar a la siguiente.
PD: ¿Puede que haya sido el primer episodio de toda la serie en el que no ha salido Grogu?