Review Supernatural: Last Holiday
Y después de más de seis meses (el último episodio que vimos fue en marzo de 2020) regresamos con nuestros queridos hermanos Winchester. Es un episodio que no ha sido especialmente bueno ni relevante a efectos de la trama general, pero que ha servido para que nos volvamos a familiarizar con la idea de tener a Sam y a Dean presentes en nuestra vida. Es más, creo que el tono alegre y familiar del episodio, con todo ese toque hogareño y ese aura de sencillez es justo lo que necesitábamos para coger el ritmo a estos últimos episodios.
Es genial ver a los Winchester y a Jack disfrutando juntos de fiestas navideñas, acción de gracias, cumpleaños y demás. Sabemos que normalmente no se permiten el lujo de celebrar los días especiales y los hemos visto intercambiar regalos patéticos y criticar las reuniones de esa clase en alguna ocasión. Pese a que los mejores recuerdos de ambos están ligados a fechas señaladas. Para Dean, el paraíso fue un 4 de julio de 1996 jugando con su hermano y unos fuegos artificiales. Para Sam, el cielo es celebrar Acción de Gracias en casa de una compañera de clase. Los vimos recorrer esos recuerdos felices en Dark Side of the Moon, el decimosexto episodio de la quinta temporada y ahora, diez años después, me resulta muy emotivo verlos reunidos en torno a una mesa repleta de manjares, mientras reina un ambiente familiar. Esto es justo lo que los chicos se merecen y está bien que lo hayan tenido, aunque sea por sólo un breve espacio de tiempo y en el fondo no resultase del todo bien.
Parece que tampoco el búnker va a llegar vivo al final de la serie. En Supernatural todos han muerto al menos una vez, incluso el impala quedó siniestro total en la finale de la primera temporada, así que ya era hora de que el búnker también se enfrentase a la destrucción. La verdad es que temí algo mucho más serio cuando empezó el episodio, pensé que los guionistas habían decidido mostrar las deficiencias del búnker y enseñarnos que ya se estaba quedando viejo, que pronto no podría albergar a más habitantes y pensé que este legado de los Hombres de Letras había llegado a su fin. Hubiera sido bonito empezar a despedirnos del último arco de episodios con un símbolo de decadencia. Pero parece que esas tuberías haciendo ruido no eran más que la excusa para presentarnos a Mrs B.
Este episodio se rodó durante la pandemia y a pesar de las medidas de confinamiento y distanciamiento social. Es un episodio que transcurre casi enteramente en el búnker y con sólo cuatro actores. No vemos a Castiel aunque lo mencionan de pasada, no vemos a Eileen aunque sabemos que están en la ciudad. No vemos a nadie más que a los cuatro habitantes del búnker y a un par de vampiros durante un par de segundos. Posiblemente las normas relativas al COVID-19 impedían rodar con más actores o técnicos y los guionistas tuvieron que idear una historia que tuviera sentido sin apenas interacciones. La primera idea que se nos viene a todos en mente cuando pensamos en un capítulo con pocos actores y un único escenario es el clásico bottle episode y eso es justo lo que tenemos aquí. Last Holiday es muy entretenido y cumple su función aunque no haga un despliegue de medios.
Esos vampiros que salen tirados en el sofá no interactúan apenas con los chicos y el resto de seres a los que se cargan ni siquiera se muestran. Y queda genial. Me encanta cuando los guionistas tienen que exprimir el cerebro para “enseñarnos cosas que no pueden enseñarnos” porque son los momentos en los que tienen las mejores ideas. El episodio funciona y no vemos a los seres que se cargan porque no nos importan, ni a nosotros, ni a los hermanos ni a nadie. El radar de la ninfa señala la localización de los monstruos y no hay ni investigación previa ni nada parecido. Es totalmente impersonal y absolutamente terrorífico. Los chicos asesinan a un montón de criaturas sin conocerlas, sin saber por qué matan o si acaso lo hacen, sin darles la oportunidad de explicarse o elegir cómo morir. Creo que los guionistas nos enseñan a esos dos únicos vampiros viviendo pobremente, bebiendo sangre donada y mirando una película para que los espectadores sintamos que no son una amenaza y que, quizás, no eran peligrosos y que, posiblemente, no merecían morir. Pero así es como funciona la ninfa, da coordenadas y los hermanos, como matones obedientes, van al lugar y disparan.
Curiosamente quien señala a esos monstruos a sabiendas de su fatal destino, no es ni más ni menos que otro monstruo, una ninfa del bosque tan torturada y alienada que considera que defender la seguridad del búnker es lo único importante y que debe preservarse a toda costa. Además de la trama de la ninfa, Jack se sincera ante Sam y comparte lo inseguro que se siente ante su misión y parece que Dean se reconcilia con Jack cuando le prepara la tarta del final.
Por cierto, el episodio ha tenido un par de guiños a Scoobynatural a través de la ropa de Dean. Sus calzoncillos tienen estampados de Scooby Doo y el camisón y gorrito que tanto le gustan para dormir son idénticos a los que usó su personaje animado en dicho episodio. Otro detalle que casi pasa desapercibido es que Cuthbert Sinclair tenía entre sus posesiones ese martillo de Thor que Sam empuña en una de las escenas. Son pequeños guiños que hacen que los espectadores fieles nos sintamos más a gusto, pues notamos que los guionistas nos dedican esos detalles.
La serie terminará del todo el jueves 19 de noviembre, quedan sólo seis episodios para despedir esta historia que hemos ido siguiendo durante quince años. Sólo seis episodios. Espero que nos dejé con el buen sabor que nos merecemos.