La extraordinaria serie de Zoey
Vale, vale; no me he devanado los sesos con el título de este artículo. Si seguís la serie, sabréis que es un juego de palabras que usan para nombrar a sus episodios, así que venía al caso usarlo aquí también. Llevaba un tiempo leyendo en redes sobre ella, y viendo que había cierta tendencia a la alza acerca de lo buena que es Zoey’s Extraordinary Playlist, uno de tantos estrenos que lanzan cada año las “network” de Estados Unidos (ABC, FOX, CBS, NBC y The CW), que en su día seguro que leí su sinopsis, pero que quedó en el cajón de “no hacer caso de momento” que tengo en algún rincón de mi mente, decidí darle una oportunidad este verano. Además, teniendo en cuenta la decadencia últimamente en cuanto al nivel de las nuevas ficciones que estrenan estas cinco cadenas, suelo ser muy selectivo con lo que veo, porque la mayoría termina en el pozo de las cancelaciones, justa o injustamente, por lo que ya voy con mucho cuidado para fichar nuevas producciones audiovisuales. Pero llegó la excepción que confirma la regla, que es la serie de Zoey que emite NBC, y bendito descubrimiento.
Hay un episodio en el que Zoey, para explicar el quid de la cuestión, usa estos términos: “Soy una mutante. Soy como si cruzaras a los X-Men con La Voz”. Lo cierto es que está muy acertada definiéndose a sí misma, pero probablemente deba poner esto en contexto. En el piloto, nuestra protagonista (interpretada por Jane Levy), se somete a un TAC, y para hacerle más amena la espera mientras dura el escáner, el doctor le pregunta si quiere que le ponga alguna de esas famosas “playlists” que tenemos todos últimamente, en cualquiera de las aplicaciones que existen hoy en día. No obstante, con lo que no contaba nadie es que los habituales terremotos que hay en San Francisco (ciudad donde se desarrolla la ficción) iban a hacer acto de presencia justo cuando la joven es sometida al test médico, y los temblores afectan a la radiación de la sala donde está Zoey, e interfiere con el sistema informático que estaba reproduciendo las listas de canciones que tenía el médico en el ordenador guardadas, lo que le otorga el poder que será el leitmotiv de la serie.
Sí, ya sé qué estáis pensando; bueno, me puedo hacer una idea. El punto de partida es, cuanto menos, extraño. Pero es que eso da igual. Lo importante de la serie no es cómo obtiene Zoey su poder, sino lo que hace con él en cada episodio. Ella es capaz de oír en su cabeza las “heart songs” (canciones del alma) que canta la gente que tiene a su alrededor, además de verles realizar números musicales la mar de elaborados, mientras desnudan su alma mediante la canción de turno. Gracias a eso, es capaz de conectar con su familia, amigos y compañeros de trabajo de una forma que no había podido hasta ese momento, ya que no es la persona más comunicativa que existe, permitiéndole evolucionar de una manera destacada durante la serie, y dando lugar a muchas situaciones de lo más divertidas… aunque también incómodas o dramáticas, dicho sea de paso (quizá uno de los mejores capítulos es cuando sus poderes funcionan mal… ya lo veréis).
Porque esta serie, es, eminentemente, una comedia musical, pero eso no quita que esté exenta de sus cuotas de drama, y esta parte es también fundamental para todo el desarrollo de la temporada, porque concierne al padre de Zoey (interpretado por Peter Gallagher) y la enfermedad degenerativa que padece. Precisamente gracias a su poder, como decía antes, es capaz de comprender mejor a su padre y saber cuáles son sus necesidades en este momento tan complicado que les ha tocado vivir a toda su familia, dejándonos momentos enternecedores de ambos durante la serie.
La variedad de canciones y temas que suenan durante los doce episodios que componen la primera entrega (ha sido renovada por una segunda) es enorme, y están escogidos a la perfección para lo que demanda cada situación. Desde canciones de amor de lo más alegres, pasando por sintonías divertidas, hasta las más tristes y descorazonadoras que podáis pensar. Todas sirven su propósito y nos permiten conocer mejor a los personajes que las interpretan, y a este respecto, tengo que decir que me cuesta encontrar un reparto más simpático y bien escogido como el de Zoey’s. Es complicado que pueda conectar con todos y cada uno de los miembros del elenco en una serie, al menos en algún nivel dependiendo del momento en el que nos encontremos, pero precisamente creo que esta serie, al usar todas estas canciones, facilita eso, y no hay ninguno de ellos que me sobre o moleste, como me suele pasar en la mayoría de las series que veo, en las que suele haber alguien que no me aporte nada. Desde la protagonista, hasta el secundario que solo sale un par de veces, con todos es fácil conectar y son capaces de aportar a la historia, algo difícil de realizar, todo sea dicho.
Una de las cosas que me retiene muchas veces a la hora de darles una oportunidad a los productos de las llamadas network es que cuesta encontrar algún producto con alma. Lo que quiero decir es que, si os fijáis, tenemos muchos patrones que se repiten cada año: desde remakes, reboots, secuelas o precuelas de ficciones previas; pasando por el enésimo procedimental que tiene algún elemento con el que busca diferenciarse del resto de compañeras del manido género pero que acaba cayendo en los mismos patrones y vicios de todos los demás; hasta comedias que son la copia de la copia de la copia de algún éxito de hace años y que busca (fallidamente) acercarse al Sol con alas de cera. Esos esquemas y otros más que no mencionaré (pero que seguro que se os vienen a la cabeza) son los típicos de esas cadenas; sin embargo, como decía antes, siempre hay excepciones, y es el caso que nos atañe. Zoey’s Extraordinary Playlist cuenta su historia desde el corazón, queriendo llegar al espectador de múltiples maneras y siempre es capaz de conseguirlo, dándote momentos desternillantes y también tristes; algunos de lo más enternecedores y otros sabiendo tocar la fibra sensible a la perfección; y, para colmo, se marca una escena final de temporada con un plano secuencia sensacional, poniendo el broche de oro a una gran entrega debut, transmitiendo perfectamente las emociones del momento, con todo lo que supone, y cerrando el círculo con una canción fantástica.
Espero que, dentro de no mucho, os dejemos en la web el habitual artículo sobre recomendaciones veraniegas, pero, mientras tanto, dadle una oportunidad a esta serie. A partir del 7 de agosto, está disponible en HBO España. Si os gusta el género de musicales, id de cabeza a por ella, y si solo queréis algo ligero y que os sirva para desconectar, es una elección perfecta, con la ventaja de que son solo doce capítulos de cuarenta minutos, que cuando te das cuenta se han terminado. Salvo sorpresa, esta serie figurará en nuestros artículos anuales sobre lo mejor de cada año, porque hay que promocionar lo diferente, porque cuesta encontrar en 2020, entre la mayor oferta televisiva que ha habido jamás, un producto tan distinto, tan maravilloso, y tan especial, como es Zoey’s Extraordinary Playlist.