Review Doctor Who: The Haunting of Villa Diodati
Como dijo Extremoduro “Esto se está empezando a acabar pero todavía no se ha acabao’ del todo” y siguiendo lo esperado aquí tendríamos el último autoconclusivo antes de que la serie se enfrasque en un episodio doble que cierre la serie hasta el año que viene (en principio porque no hay fecha y ya sabemos cómo se las gastan estos británicos); sin embargo, el episodio de esta semana guardaba una sorpresita con la que, al menos yo, no contaba.
¿Recordáis un episodio de la tercera temporada llamado “Utopia”? En él la TARDIS terminaba en un planeta cercano al fin del mundo y tenía que ayudar a un viejo profesor a salvar a los supervivientes arreglando una nave. Ese capítulo aparentemente procedimental guardaba una giro bastante gordo al revelar al final que ese Profesor era en realidad The Master y arrancaba lo que sería el arco final de aquella temporada. Debería ser obvio porque traigo de vuelta este episodio: Chibnall hace exactamente lo mismo con el de esta semana.
La premisa es simple: el Doctor y compañía llegan a Villa Diodati (una finca en la que se reunían varios artistas británicos en el Siglo XIX, entre ellos Lord Byron, Mary Shelley o su marido Percival Bisshe Shelley, personajes que aparecen en el episodio) y tiene lugar lo que en principio parece una clásica trama de casa encantada. Hasta ese momento no es que sea un episodio destacable, de hecho me atrevería a decir que ronda incluso lo aburrido, pero entonces da un giro que la cambia todo con una figura a través que lo cambia todo, un Cyberman solitario e incompleto que llega a la propiedad buscando algo.
La llegada de ese enemigo que anticipó Jack Harkness hace unas semanas cambia todo y le da una relevancia a todo lo que está ocurriendo que 5 minutos atrás no tenía, convirtiendo el clásico episodio prescindible en la pieza pivotal de todo el arco final. El Cyberman busca un elemento llamado Cyberium que se encuentra dentro de Percival Shelley y lo necesita para resucitar a su raza con las consecuencias que tiene eso para la humanidad, lo que pone en una encrucijada a la doctora, pues o bien puede le entrega la sustancia al Cyberman salvando al influyente poeta de la muerte o hace caso a la advertencia de Jack y no le da la sustancia provocando la muerte de Percival en el proceso.
Aunque intenta tomar un opción intermedia metiéndose el Cyberium en su propio cuerpo, al final ante una amenaza de destruir la tierra no la queda más remedio que entregárselo al Cyberman, enlazando todo con el final de temporada y poniendo clara la próxima misión que tienen: viajar al futuro y evitar que el Cyberman logre su objetivo.
Yendo con la verdad por delante, aunque intente lo mismo no tiene ese toque de perfección que si que tuvo Russel T Davies en su día, pero también ambos guionistas lo han afrontado de forma distinta siendo aquella ocasión un detonante que cogía un montón de elementos que se habían visto durante ese año y ésta una aparición brusca que da a entender que todo ha cambiado. También estoy contento con la actitud de la protagonista con sus companions durante este episodio, me parece lógica teniendo en cuenta tanto el enemigo como el destino que tuvo Bill (la companion anterior por si alguien no se acuerda) a manos de ellos. Los Cyberman le han dado más de un dolor de cabeza en el pasado reciente al Doctor y veo normal que no quiera ver que se repita lo ocurrió en la épica despedida de Capaldi.
La serie se mete de lleno en lo que debe ser el gran momento de Chibnall, el punto donde debe demostrar estar a la altura de la serie. Lleva casi dos años anticipando este momento, ya sólo nos queda saber si habrá merecido la pena la espera.