Pilotos: The Morning Show
Seguro que os habrá pasado a muchos que, a veces, cuando compráis un producto caro, sea de las características que sea, os sale defectuoso o no funciona bien; y es que eso pasa, no siempre lo más costoso o la mejor marca tiene porqué salir bien. Creo que les ha pasado algo parecido con The Morning Show, que entra por los ojos pero se queda en eso, vacío de contenido y con una oportunidad de hacer un producto interesante perdida.
The Morning Show arranca con algo que está en boca de todos en estos tiempos, un nuevo caso de #MeToo, esta vez, afectando de lleno al presentador mítico del programa matinal de una prestigiosa cadena norteamericana, Mitch Kessler (Steve Carell), acusado de acoso sexual por parte de trabajadoras de la cadena. Eso deja el programa con solo una presentadora, Alex Levy (Jennifer Aniston), y un vacío que, tras los acontecimientos del piloto, parece que llenará Bradley Jackson (Reese Whiterspoon), una reportera de raza (como ella se califica durante el episodio) que difiere de las formas de Levy y que parece gustar a los directivos de la cadena tras su aparición en los medios.
Sinceramente, me ha parecido durante todo su desarrollo un pobre intento de aproximarse a lo que en su día hizo Aaron Sorkin con The Newsroom, e hiciera mucho antes con The West Wing: productos con alma, con una crítica inteligente al sistema establecido, y tratando muchos temas de actualidad con una técnica distinta a la que estamos acostumbrados en televisión. Designated Survivor, en el apartado político, quiso emular a Sorkin, pero les salió el tiro por la culata; The Morning Show apunta a querer ser un producto de crítica social hacia los tiempos que vivimos, e intentar aproximarse a The Newsroom, que no era la panacea ni tan brillante como la serie de Jed Bartlet, pero acabó siendo un producto interesante y con ese toque Sorkin que hace a sus productos diferentes y diferenciados. O busca su propia identidad, o The Morning Show se acabará pegando un buen golpe de realidad.
Poniendo un ejemplo futbolístico, es como si un equipo ficha a un montón de nombres conocidos, que los conoces de otros equipos y sabes que tienen calidad, pero que, al juntarlos en una misma plantilla bajo la batuta de un entrenador determinado, no funcionan conjuntamente y los objetivos por los que se suponía que iban a pelear acaban siendo los opuestos por completo, porque no salen las cosas como debían. En la serie de Apple, tenemos muchos nombres, muchas caras conocidas, muchos rostros que sabemos que en otras series han funcionado, pero aquí no transmiten nada de lo que deberían.
El peso del piloto recae en el personaje de Alex (Aniston), algo menos en el de Bradley (Whiterspoon) y prácticamente en nada en el de Mitch (Carell). Ellos son los protagonistas, es evidente, y siguiendo con el símil futbolístico, los que tienen que llevar el peso del equipo y hacer que los resultados lleguen a través de su juego. Las sensaciones tras el piloto son de no tener el nivel suficiente para soportar el peso de la serie. Aniston como actriz principal me parece algo justita; Whiterspoon tiene un personaje bastante cargante y que transmite la sensación de estar enfadada con el mundo, y a través del cual pretenden canalizar todos estos temas que tan de actualidad son y mostrar un lado diferente al del establishment (representado por Aniston) y fracasan estrepitosamente, porque las métodos elegidos, al menos de entrada, terminan por hacer del personaje de Bradley alguien cargante e histriónica, y hace que se pierda el mensaje con sus formas; y Mitch está apartado de la acción prácticamente desde el principio, por motivos más que evidentes, y con un par de escenas solo es muy difícil juzgarle, aunque también me da la sensación de que le van a usar de comodín para que su historia sirva de moraleja de todo el tema del #MeToo y las consecuencias del mismo en alguien que ha realizado esas repudiables acciones.
En definitiva, el piloto de The Morning Show no me convence de entrada, al querer acercarse demasiado a un modelo sorkiniano y no intentar buscar su propia identidad, y tirar de talonario para formar un elenco con muchas caras conocidas, para tapar un guion pobre y facilón que fracasa en su misión principal, que parece ser la de concienciar a la sociedad de estos problemas que tan comunes son últimamente.