Orange Is the New Black: final poco apasionante
Decimos adiós a una serie que nos ha acompañado durante 6 años, partícipe del éxito que ha llegado a alcanzar Netflix.
Tratándose de una serie tan longeva no ha estado exenta de ciertos altibajos. Esta última temporada no es magistral, algunas tramas se cierran apresuradamente, otras se llevan al extremo rozando lo inverosímil y otras son demasiado simples. Sin embargo, cumple con lo que ha ofrecido siempre esta serie, ahondan en los problemas rutinarios de las mujeres, tanto dentro como fuera de la prisión, así como de las mujeres inmigrantes, manteniendo su característica mezcla de drama y comedia.
Siendo una serie tan coral, analizaré las tramas de alguno de sus personajes principales.
Las andanzas de Piper en el exterior. Sales de prisión y tienes que rehacer tu vida y readaptarte, volver con aquellos que te quieren y confiar en que te tenderán su mano en un momento en que por ti misma no puedes hacerte cargo de todo, incluso aunque lo intentes con todas tus fuerzas. No es un panorama muy alentador. En un principio Piper hace lo que creo que haríamos gran parte de nosotros: se sale del sendero que tiene que seguir, superada por la situación. ¡Pero vamos, es Piper Chapman! Es subversiva y analítica, le da vueltas a lo que no puede girar más. Tanto es así que siempre acaba teniendo problemas en sus relaciones, pero lucha por superarse a sí misma y consigue enderezar su vida. Nos quedamos el aprendizaje optimista de que perdonar y mejorar es siempre una opción.
La infidelidad y Alex: Así como muchas personas critican lo que ellas mismas hacen, Alex le dice a Piper que puede hacer aquello que en realidad quiere y necesita ella misma. Suficiente duro es estar en prisión como para además, evitar todo vínculo físico y emocional. Sin embargo, cuesta creer que Alex sea tan inocente y acabe sucumbiendo a los encantos de una guardia de prisión, lo cual ocasiona que acabe siendo trasladada. Las ideas de esta trama son acertadas, pero su desarrollo deja bastante que desear.
Tasha no se salva. Desprovista de objetivos tras ser acusada por una de sus mejores amigas, se plantea ponerle fin a su existencia. A pesar de los esfuerzos de Tamika y Suzzane y de la propia Tasha, no consiguen revertir la situación. Sin embargo, si algo caracteriza a este personaje es su entusiasmo, su alegría, su buen sentido del humor y sus ganas de ayudar a los demás y de sentirse útil. Encuentra en la enseñanza el modo de sobrevivir e instaura un sistema de microcréditos que honra la memoria de su amiga Poussey. Es un resultado alentador a la par que deprimente, pero realista.
Red se queda opaca. Nadie, absolutamente nadie, escapa al envejecimiento. Me parece acertado que hayan tratado esta cuestión, y que además venga acompañada de una justificación. La demencia avanza tan sumamente rápido en nuestra pobre cocinera presidiaria debido al aislamiento y una infección de orina. Pero también me queda un regusto amargo, no puedo evitar pensar que esta trama se desarrolla fruto de una falta de ideas.
Lorna se crea su propia realidad. La locura entrañable de Lorna alcanza su tope tras el fallecimiento de su hijo. Incapaz de aceptarlo, se queda viviendo en una realidad alternativa que sólo existe en su propia cabeza y acaba vistiendo de rosa, sin más.
Los estudios vencen a Tiffany. La trama más predecible y una de las más crueles. Han ridiculizado al personaje llevando al extremo más absoluto su necesidad de validación. En cuanto se entera de que no le van a dar tiempo extra para la realización del examen, se visualiza perfectamente cómo va a continuar su historia. Decepcionante es un término que le queda pequeño.
Aleida vuelve a las andadas. Las motivaciones de este personaje cambian en un pestañeo. Injustificado su regreso a la cárcel, mal llevado e incluso surrealista. Tiene un plan trazado, está con un hombre que no ama y continúa delinquiendo, todo bajo su perspectiva lo hace por el bien de sus hijos, pero es ella misma quien se lanza a los lobos sin necesidad de que le atrapen. Pareciese que no tiene otro objetivo en la vida que estar en prisión con la única hija que, por mucho que lo intente, no conseguirá reconducir.
La forzosa redención de Caputo. En una época en la que el movimiento “me too” está afectando a los guiones, era casi una obligación incluir esta trama, más habiendo asentado las bases años atrás. En un primer momento, Caputo niega los hechos, retuerce los sucesos y busca convencer a todo su entorno, incluida su víctima, de que aquello no fue abuso. Pero la realidad es más fuerte, y acaba confesando lo sucedido.
El trato inhumano del ICE. Nos muestran un proceso masificado y estandarizado. Las tramas de Karla y Blanca son las mejor llevadas, ya que incluso somos testigos de parte del proceso judicial. El resto desaparecen como si prácticamente nunca hubiesen existido. Da la impresión de que querían contar más de lo que podían puesto que se centran en demasiados personajes a la vez. Una buena idea que podría haberse desarrollado mucho mejor.
En definitiva, esta temporada no es la más brillante de todas, lo cual no ocasiona que deje de ser una serie recomendable. Agradezco que le hayan puesto punto final ahora que todavía estaban a tiempo, pero me entristece el pensar que se podría haber hecho bastante mejor.