Cuando las series juegan a los contrastes
Tenía intención de preparar un artículo sobre los fallos que ha tenido para mí la tercera temporada de This Is Us (ya os lo adelanté en el último ranking semanal que hicimos) y sigo teniendo intención de hacerlo; sin embargo, una serie de problemas técnicos que durante unas semanas me está haciendo tener que tratar con un ordenador hijo del demonio, me ha forzado casi a escribir únicamente las reviews que tengo asignadas por el bien de mi paciencia y mi salud mental. ¿Qué ha pasado para que haya decidido pelear contra viento y marea en este artículo salido de la nada? Ha pasado Made in Abyss y esta ha hecho que plantee la siguiente pregunta: ¿Cuántas series que me encantarían me he perdido por echarme para atrás unas primeras impresiones muy superficiales sobre ella? Mi intención es desarrollar un poco estos pensamientos y hablaré sobre algunas series de diferentes estilos que me han venido a la cabeza. Intentaré no poner spoilers propiamente dichos, pero teniendo en cuenta tanto la naturaleza del tema como de las ficciones que entran dentro de él, es obvio que tendré que hablar a grandes rasgos de algunas características de ellas las cuales a lo mejor sería recomendable no saber, por que antes de nada te recomiendo leer este texto bajo tu responsabilidad (para que esto sea más fácil, pondré en negrita los títulos de las series que entran).
Como no podía ser menos, empezaré con la culpable de que esté escribiendo esto ahora mismo, la ya mencionada Made in Abyss. Me gustan las películas del Studio Ghibli y para mi el ese toque que tiene a él no me ahuyentaba, además estaba en Netflix y me la habían recomendado un par de veces, así que tiré para adelante. La serie en sí me ha encantado y tengo una ganas enormes por saber cómo continúa, pero lo que realmente me ha llamado la atención es como con una estética tan ¿infantil? Es capaz de trasmitir una crudeza impropia de lo que cabría esperarse; no me malinterpreten, aunque sea dura cuando la ocasión lo merece no lo digo en un sentido violento, es cruda porque a pesar su tono de ser un aventura Made in Abyss te recuerda constantemente que una aventura para lo cual sus protagonistas no están preparados. La serie nos cuenta un viaje al fondo del abismo que es sólo de ida y en que todo lo que queda atrás, se queda atrás para siempre. Mezcla a la perfección lo bonito de ir descubriendo un nuevo mundo a cada paso, con la dureza de avanzar por un camino por el que gente más preparada que los protagonistas ha perdido la vida.
Cuando he acabado esta serie, otro anime se vino a la cabeza y me parece curioso ya que no se parecen en nada y usa ese cambio de perspectiva entre lo que ves y lo que están contando de una manera radicalmente opuesta: Madoka Magica. Me parece un ejemplo perfecto de cómo enfocar un mismo “¿problema?” (mucho énfasis en la comillas y el signo de interrogación, pues problema sólo le veo en que muchas gente ni siquiera le daría la oportunidad sólo con ver el poster) de manera totalmente distinta, mientras la primera no reniega de su espíritu de aventuras y su estilo, únicamente no omite las cosas malas de dicha aventura; la otra usa un tono de luz, magia y cosas bonitas para hacer que el espectador se confíe y luego pinchar su burbuja devolviéndole al mundo real. Madoka Magica utiliza dicha primera impresión para tender una trampa y soltarte luego un “¿pero qué pensabas que iba a pasar?”, porque lo último que esperabas tras los primeros episodios es darle vueltas a la psicología de los personajes y porque toman las decisiones que toman.
Salimos del anime pero no de la animación, pues hay otro ejemplo perfecto de este juego de contrastes que además ha sido tratado en muchas ocasiones en este blog, que es el de Bojack Horseman (aunque no lo parezca, Netflix no ha pagado por este texto, pero si quieren hacerlo a posteriori no nos quejamos). Aquí a lo mejor no es que su propio estilo no atraiga a un potencial target, pero si que logra manejar como nadie el usar un mundo colorido de una forma muy exagerada con temas como la depresión, la paternidad o las adicciones. No se cuantas veces lo habremos comentado en el blog, es una vieja conocida aquí y siempre hemos defendido como de bien maneja este choque a su favor convirtiéndolo en una de sus principales características.
Pero no sólo ocurre esto en animación, puede que por sus características sea más sencillo que se den estos casos dentro de este estilo de series, pero en acción real también tenemos alguna que otra obra que también cumple con estas premisas, siendo para mí The 100 el principal ejemplo. He visto muchas series de temática “teen”, sé cómo son, pero The 100 coge sus premisas y las tira por tierra, porque de base está formada por casi todos los sospechosos habituales de su género; sin embargo, a las primeras de cambio, pone su foco en la historia de ciencia-ficción que quiere contar olvidando todo lo demás, porque aunque mantenga en el fondo todos los clichés que tantas otras series hemos visto (sobre todo en The CW), les da tan poca importancia que se hacen casi imperceptibles. Una buena parte de su legión de fans está ahí por que en su día nos sorprendió a todos al ser una serie valiente capaz de tomar decisiones que nadie esperaba y que se centraba ante todo en contar una buena historia.
Seguramente haya más ejemplo que sean mejores del tema que he querido desarrollar que se me ocurran con el paso de los días una vez esto esté publicado y puede que incluso haya series que no haya visto que deberían estar aquí, pero eso mismo me lleva a la misma pregunta con la que comenzado toda esta parrafada ¿Cuántas series me he perdido por una primeras impresiones muy superficiales?