Review The Walking Dead: A New Beginning
La temporada regresa con una nueva intro y con espíritu renovado. En la premiere hemos visto como nacen algunas ideas muy potentes, que bien desarrolladas pueden darnos una temporada excelente que signifique el revulsivo que la serie necesita.
En esta temporada nos enfrentamos a un reto realmente difícil de afrontar: los guionistas tienen que conseguir que la serie nos siga interesante tras la desaparición de Rick Grimes. Hemos superados incontables perdidas, algunos eran personajes más carismáticos y otros menos, pero ahora nos encontramos con una serie que quiere seguir manteniendo a su público tras la desaparición de su protagonista indiscutible y después de haber eliminado la temporada pasada a su sucesor lógico. Para mí, el heredero era sin lugar a dudas Carl, quien era mucho más que el hijo del Rick y con el paso de las temporadas consiguió ganarse una entidad propia como personaje fuerte en la serie. Ahora tendremos que acostumbrarnos a una serie completamente coral o a una asunción de protagonismo por parte de Daryl, Maggie y quizás algún otro.
A efectos de guión es complicado prepararnos para la salida de Andrew Lincoln, es la cara que todos identificamos con The Walking Dead, pero Lincoln se marcha de la serie y Rick debe morir. Porque, seamos claros, no tiene otra posible salida salvo la muerte. La serie no puede permitirse el lujo de decaer hasta el punto de dejarlo vivo con la esperanza de un retorno en gran parte de los espectadores. Rick debe irse y hacerlo completamente, y por lo tanto morirá. Ahora toca preparar el terreno para la muerte más dolorosa de las nueve temporadas que lleva esta serie.
La amenaza viene desde Maggie y Daryl. Al final de la temporada pasada los vimos conspirando contra Rick, enfadados con él por su, más que cuestionable, decisión de dejar a Negan con vida. Esa semilla de rebelión, ese malestar, ha ido aumentando en este lapso de tiempo. Los personajes viven aceptablemente en paz, pero en sus corazones se va fraguando el motín contra quien llevan admirando e incluso queriendo desde la primera temporada.
Dicho todo lo anterior, la temporada comienza en una utopía que parece hacer relegado los problemas al pasado.Todos los personajes, de las comunidades antaño enfrentadas, trabajan y conviven en paz. Maggie y Daryl habrían enterrado el hacha de guerra y todo el mundo vive feliz y come perdiz…. pero no es oro todo lo que reluce. Van juntitos de excursión al museo y viven aventuras como en las temporadas pasadas, pero sabemos que ya no están juntos, no viven juntos, apenas se ven y no todos están igual de satisfechos con el status quo. El cold opening sirve para mostrar algo así como una civilización en la que todo, más o menos, funciona bien. Pero el resto del episodio nos muestra que bajo esa apariencia de normalidad, aún están latentes los problemas del pasado.
Como suele ser habitual, matan a alguien que no nos importa en lo más mínimo y nos lo envuelven como si nos importara. Pero aunque no conociéramos a Ken, su muerte sirve para precipitar los acontecimientos y como detonante del triste golpe de estado de Gregory. La historia de Gregory roza lo ridículo: hizo elecciones, perdió y en un ataque de idiotez utiliza a un alcohólico en luto. Creo que el antiguo líder de Hilltop es más listo de lo que hemos visto hoy… pero da igual, era un personaje odioso y su muerte no es una gran pérdida. Además, ha servido para que veamos la firmeza con la que Maggie afronta las situaciones.