¿Por qué La Casa de Papel?
Es una pregunta que me hice en numerosas ocasiones cuando empecé a ver el éxito que había adquirido esta producción de Atresmedia con el paso del tiempo. ¿A qué se debía ese seguimiento? Porque, si mal no recordaba, cuando era emitida por Antena 3, tuvo su relevancia, pero juraría que fueron decayendo las audiencias. Pero realmente, su paso por la cadena privada de nuestro país creo que ha quedado en un segundo plano. La trascendencia de esta ficción traspasa fronteras, y hace unos días la terminé de ver. Por fin lo comprendí todo. No es algo habitual en mí, ya que soy de los que se explayan y escriben parrafadas y parrafadas, sobre todo si algo me gusta, pero voy a intentar hacer este post de otra forma: voy a daros motivos para tratar de convenceros de que veáis La Casa de Papel. No prometo nada en cuanto a la extensión de las contestaciones, porque me conozco, pero voy a intentar ser conciso y directo; ir al grano. Así que, vamos allá.
Motivo 1: Está en Netflix
Empiezo con una facilita. En esta era en la que lo queremos todo mascadito, al pie, y sin calentarnos mucho la cabeza, un servicio como Netflix es de lo más cómodo que te puedes encontrar en el mercado. La mayor parte de personas que lo utilizan no vive más allá, pues la plataforma le ofrece una gran cantidad de contenidos muy diversos, y prefiere agotar los recursos que tiene a su disposición antes que utilizar los medios clásicos que muchos hemos usado durante los años. Pues bien, si eres de los que funde Netflix, decirte que la serie está disponible en su totalidad en la plataforma, por lo que no tendrás que levantarte del sofá para poder verla. Es más, este servicio puede que haya sido el principal responsable del boom de la ficción en este último año, ya que se mantuvo en los primeros puestos de las listas de lo más visto cada semana durante mucho tiempo en este servicio streaming. Por lo que ya sabes: coges el mando, buscas Netflix, y luego La Casa de Papel. ¿Verdad que es fácil?
Motivo 2: Es española
Va siendo hora de ir acabando con los mitos y prejuicios que tenemos los españoles con nuestras ficciones. Sí, el 90% de todo lo emitido por las cadenas de nuestro país roza más la chabacanería y los topicazos, esos que dan vergüenza ajena mirar, pero ese 10% restante merece la pena que le dediquemos nuestro tiempo. Ahí incluyo, por supuesto, El Ministerio del Tiempo, puede que una de las mejores series que ha visto nuestro país, pero tampoco me olvido de todas las que ha ido estrenando Movistar Plus en el último año, como La Peste, Vergüenza, Mira lo que has Hecho, La Zona (tengo pendiente El Día de Mañana)… en su intento de expandirse y crear producciones propias y hacer algo diferente y fresco, rompiendo la tónica habitual española. La ficción de Atresmedia está incluida también este porcentaje, porque es una serie ambiciosa, diferente, y que no teme arriesgar y ofrecer un entretenimiento de calidad, marcando un estilo al que no estamos acostumbrados por estos lares. Quitaos ese miedo a ver lo español (yo mismo tengo que predicar con el ejemplo): La Casa de Papel merece todos los halagos que podamos darle y no es una serie americana, inglesa o danesa; es española.
Motivo 3: Sus personajes
Tokio. Berlín. Denver. Río. Moscú. Oslo. Nairobi. Helsinki. No, no estoy haciendo un repaso de Geografía. Son los nombres que tienen los principales personajes de esta historia, y estoy seguro de que habéis oído o leído sobre alguno de ellos, porque la globalización de esta serie ha hecho que gente de países muy diversos adore el carácter de Tokio, el estilo de Berlín, la risa de Denver (por favor, si hay alguien que le gusta esa risa, que me deje un comentario para que pueda llamar a las fuerzas del orden), la nobleza de Moscú o el buenrollismo de Nairobi. No tengo ninguna queja en cuanto a las interpretaciones de todos ellos. Cada uno en su rol cumple a la perfección lo que tiene que hacer, y convierte a estos personajes en únicos y muy diferenciados, siendo para mí el mejor de todos ellos Berlín. Pedro Alonso lo borda y devora la pantalla en cada escena, haciendo imposible despreciar a alguien tan despreciable como este personaje. Transmite tanta clase, tanta elegancia, y tanto nivel, que se impone al resto de sus compañeros. No hay color, cuando entra Berlín en escena, estás viendo otra serie completamente diferente.
Motivo 4: El Profesor y Raquel
Pero a ver Daniel. Si has hablado de sus personajes, ¿a qué viene darle un apartado propio a estos dos? Pues bien querido/a lector/a, resulta que El Profesor es el mejor personaje de la serie, por encima de Berlín, al que he destacado anteriormente. Es más, quizá nos encontremos ante el mejor personaje español que nos han ofrecido todos los años de producciones en nuestro país. Tal vez penséis que exagero, pero es que lo de este hombre no tiene parangón. Yo lo pongo a la altura de los grandes de todas las series que he visto (y he visto unas cuantas). Nada tienen que envidiarle esos personajes históricos que seguro todos tenemos en mente; El Profesor es absolutamente brillante, meticuloso, magnético, y siempre sorprende, siempre. Cuando no esperas que pueda salir de una situación casi imposible, tiene un as en la manga y consigue su objetivo. Álvaro Morte ha bordado a este personaje, y tenemos que darle las gracias. Al igual que a Itziar Ituño, cuyo papel como Raquel Murillo es otro de esos que merece un aplauso y ovación. En un rol rodeado de un machismo arraigado y casposo, el dar vida a un personaje femenino tan potente tiene muchísimo mérito y consigue que la relevancia que tiene El Profesor sea mayor, retroalimentándose el uno al otro y mejorando las prestaciones de ambos.
Motivo 5: Engancha… y mantiene el ritmo
Una de mis principales dudas cuando comencé a verla fue si sería capaz de aguantar el tirón de sus quince episodios, con una trama que, aparentemente, debería ser más breve o concentrada. Pues lo consigue, su ritmo no decae durante sus capítulos, si bien es cierto que una de las pegas que le achaco a La Casa de Papel es que, con menos duración por capítulo y menos episodios, hubiera sido todavía más redonda. No obstante, el haber completado un producto de tanta calidad sometido a las carencias que tiene el sistema audiovisual español (y en concreto el de Atresmedia) tiene mucho mérito y es de alabar. Además, la trama engancha y te mantiene pegado al sillón, con los pertinentes cliffhangers de final de episodio, que facilita todavía más si cabe un visionado continuo a través de Netflix; quizá ese sea uno de los motivos de su éxito en la plataforma, que no tiene pausas y que si quieres ver otro episodio, no tienes que esperar más de cinco segundos. Eso sí, un aplauso para aquellas personas que vieron en su día la serie en Antena 3. Os merecéis un lugar en el cielo.
Motivo 6: Bella Ciao
Oh bella ciao, bella ciao… Es imposible que tras ver la serie, no se os quede esta canción italiana grabada a fuego. Este canto partisano italiano de los grupos resistentes contra el fascismo se ha convertido en la canción de La Casa de Papel, por su trascendencia en la trama y los momentos que nos deja, todos ellos absolutamente brillantes. Sinceramente, si no la habéis escuchado, buscadla en las plataformas habituales, aunque quizá no os enganchará tanto hasta que no veáis la ficción. Cuando comprendáis el significado de la canción en la serie, la valoraréis todavía más.
Motivo 7: Continuará…
Para mí, es otra de las cosas que destaco negativamente. Tal y como concluye, la historia para mí es redonda. No la continuaría, no lo veo necesario. Pero claro, la globalización tiene su precio, y es que tras todo el seguimiento generado en Netflix, ya siendo la serie de su propiedad, y visto el éxito, tendrá una tercera temporada. No creo que hiciera falta, pero bueno, sois libres de ver lo que hay hasta ahora y valorar si os merece la pena seguirla.
Espero que los motivos que he expuesto os hayan convencido para darle una oportunidad a esta gran ficción española. La hubiera incluido en nuestro post de recomendaciones veraniegas, pero quise darle visibilidad a Animal Kingdom. Además, creo que La Casa de Papel merecía un post propio. Oh bella ciao, bella ciao…