Sense8: Amor Vincit Omnia
No me gusta que cancelen Sense8. Y tras este episodio me siento aún peor, pues es altamente perceptible que las cinco temporadas que pedían Lana y su equipo hubieran convertido Sense8 en una obra maestra. El episodio final se siente apresurado y pasa de puntillas por los sentimientos de los personajes. Es superficial. Está vacío y da demasiado tiempo a la acción… porque había demasiadas tramas a las que dar conclusión y los guionistas no confían en la renovación. Renovación que nunca llegará. Esta serie da para mucho más años de episodios, más años de belleza y de amor.
Es ese amor que desprende lo que encandila al público, que como legiones de fans desesperados nos volvimos locos cuando Netflix anunció la cancelación. Afortunadamente fuimos capaces de convencer a los directivos de una empresa de que el arte es más importante que el dinero. O no… pues la serie no genera beneficios suficientes para ser rentable y aunque los directivos se asustaron tanto que prefirieron dar un final a que la imagen de marca se viera desprestigiada, en ningún momento pensaron darle a Sense8 el tiempo que merecía. Sólo nos han dado 151 minutos mediocres para que dejemos de protestar. Supongo que, después de todo, los valores que promueve Sense8 no ganan nunca la partida.
Si ves este episodio como fan acérrimo de la serie (ese es mi caso) posiblemente te emociones, llores y disfrutes lo inimaginable. Si lo ves como un espectador imparcial probablemente no te cautive en lo más mínimo y te parezca una tvmovie sobrecargada de datos mal hilvanados. Sea cual sea tu caso, tendrás la sensación de que había demasiada información por dar en Sense8, quedaban demasiadas cosas por contar y el forzado experimento de resumir tres temporadas (Lana quería cinco temporadas) en 151 minutos no ha sido exitoso. Las emociones se tocan, hay cosas muy bonitas, el episodio tiene escenas memorables y diálogos preciosos, pero no es el digno final que mereceríamos los fans que tanto hemos luchado por la renovación.
Opinión libre de spoilers
El episodio intenta abarcarlo todo: concluir la trama de la BPO, cerrar las tramas personales, repartir acción a raudales, apelar al corazón del espectador, incluir reflexiones de altura filosófica, añadir instantes nostálgicos y dar su momento de protagonismo a todos los personajes. A todos, incluso con menciones a cada secundario más o menos relevante que hemos conocido a lo largo del desarrollo de Sense8. Y no da tiempo. No da tiempo en absoluto y ese es el mayor error de la series finale. La trama de la BPO se resuelve a tirones, siendo excesivamente explicativa por momentos y ausente de explicación en otros. Toda esta información hubiera funcionado de maravilla de forma dosificada, pero en un solo episodio no resulta asimilable para el espectador.
Las tramas de los personajes también se resuelven, pero en una serie cuya fuerza radicaba en el apartado más subjetivo no funciona que los personajes acepten sus destinos con tanta rapidez. Es casi superficial y ese es un adjetivo que no imaginé, jamás, añadir a Sense8. No nos involucramos en los aspectos más introspectivos de los personajes y así, los vemos actuar y caminar hacia delante sin asistir a sus luchas internas, miedos o dudas, cosa que era sello de la serie. La serie es ambiciosa, siempre lo ha sido y eso es de agradecer. Pero este final se nota precipitado y demasiado concluyente.
Review que sí contiene spoilers
A pesar de lo dicho hasta el momento, creo que todos los fans hemos disfrutado, porque el episodio está claramente dirigido a los fans. Wachowski centra el interés en nuestros personajes favoritos y así Nomi tiene una parcela de protagonismo mayor que los demás. Desgraciadamente casi ignora a los menos favoritos, pero repito que en 151 minutos no puede concluirse una serie tan extensa. No de la forma correcta. En todo momento notas que la precipitación es excesiva y que no da tiempo a respirar o a pensar en lo que acabas de ver.
Ese matiz apresurado de cada escena resta magia al resultado, que está carente de algunos de los elementos que han definido a la serie con más fuerza, siendo lo peor de todo que apenas entramos en la mente o el corazón de los sensates. Se nos narra una historia, pero no sentimos junto a ellos como están viviendo cada cosa que pasa. Los héroes de Sense8 no son arquetipos, no son roles, no son funciones para el guión… o no deberían serlo. Durante dos temporadas fueron personas casi reales, con quienes muchos nos sentíamos parcialmente identificados. La serie era pausada porque daba a cada pensamiento muchas lineas de guión y cada escena de acción trepidante era consecuencia de un estado de ánimo y no una excusa para la narración.
La trama central es aceptable, pero no está bien narrada. La historia se percibe simplista: villano enmascarado versus héroes. La aparición de River El-Sadawi y el Archipiélago de Hoy se ven como elementos aprovechables que no han servido para nada.
Muchos de los acontecimientos de la series finale hubieran podido ser grandes momentos de un episodio, pero al enmarcarse dentro de otro montón de acciones pasan casi desapercibidos. La escena del bus turístico haciendo de caballo de Troya que culmina con la no muerte de Kala es una maravilla. Tenemos la comedia, con ese juego de disfraces y tópicos donde los orientales hacen fotos sin parar y todos se comportan como guiris exagerados; tenemos la acción, con explosión y tiroteos; tenemos romance ligero con Sun y drama romántico con Wolfgang. Es genial, pero inmerso en un episodio donde cada instante quiere su protagonismo no funciona. No hay una presentación, no hay nudo o desenlace. Me falta la separación en tres actos, no hay puntos de giro, crisis ni climax. Este final es un sucesión de acontecimientos que sin hilo conductor se arremolinan para intentar tocarlo todo y termina por no contar nada.
Además hay demasiada violencia, demasiadas persecuciones, demasiados tiroteos… y aunque la acción siempre ha sido una parte fundamental de la serie, no me gusta que haya menguado el aspecto más íntimo para dar más protagonismo a las balas. Lo que hacía especial a esta serie era su punto humano, íntimo, la belleza de que el amor es lo que mueve al mundo y el episodio final ha optado por centrarse en concluir una trama que sólo servía al propósito de completar el viaje de los héroes, pero olvidan que nunca nos importó más Whispers y sus planes que cualquier tontería de la última película de Lito.
El aluvión de datos sobre Angelica y su clan es excesivo, es una trama importante y hubiera estado bien si la explicación se repartiera en unos pocos minutos cada episodio, mediante algunas revelaciones en conversaciones del misterioso Jonas con Will. Pero soltarlo todo a la vez hace que el resultado quede desprovisto de interés, Jonas quede desprovisto de misterio y el espectador alejado de la idea. Lo mismo pasa con La Laguna, un concepto que hubiera podido ser interesante bien dosificado, pero que es un desastre sinsentido soltado de sopetón.
La puesta en escena está bien, pero tener a los personajes en el mismo espacio físico hace que el recurso visual de los sensates mostrándose donde no están se pierda. Hay algunos buenos momentos donde lo hacen, sobre todo al principio del episodio, con transiciones muy buenas, como la escena en la que Raily habla con Kala en dos posiciones distintas, pero en el mismo lugar. Tiene su punto positivo tenerlos a todos juntos, pero disfrutábamos más teniéndolos separados y demostrándonos que pese a la distancia estaban más unidos entre ellos que con quienes tenían a su lado.
El episodio termina con una escena de cuerpos desnudos, un claro homenaje a uno de los momentos más bonitos de la serie. Pero esta escena, aunque preciosa, no es comparable a la bellísima orgía del The Christmas Special donde la sensualidad encumbraba el erotismo dándole al amor un sentido grandioso y profundo. Aquella orgía fue hermosa, la de la hoy es una pobre copia.
Hay una escena con la música de Depeche Mode, mientras viajan, unos en tren y otros en coche, es bonita… está trabajada, juega con los personajes en varias localizaciones a la vez e incluye a los no sensates de forma acertada, pero sigue siendo incomparable a la belleza de la escena de ese What’s Up? de 4 Non Blondes. Al igual que con la orgía, siento que estamos copiando momentos que funcionaron muy bien… y esta vez funcionan peor.
La boda tiene su relevancia, sobre todo por la relación con la boda de la hermana de Nomi, donde conocimos mejor al personaje y dio un discurso tremendamente emotivo. Esta vez, las palabras más emocionantes le han tocado a Amanita, con unos preciosos votos matrimoniales. Pero la boda no es el desenlace que queríamos, debería haber sido el final de una temporada, no el final de la serie.
Existen ficciones capaces de perforar el corazón del espectador, del lector, del receptor de la obra. Existen historias de ficción capaces de transportarnos a otros puntos de la realidad, a otros mundos. Mundos que no existen hasta que son leídos o vistos o sentidos por nosotros. Después, cuando hemos percibido esas fantasías, esos mundos imaginarios se vuelven tremendamente reales para nosotros y pasan a formar parte de nuestras vidas. Una parte real de nuestras vidas. Sense8 consiguió hacer realidad esa magia, pero no fue por la conspiración de BPO ni por Lila o la mafia napolitana, fue gracias a un grupo de personajes mágicos con quienes pudimos conectar en muchos niveles.
Lana ha sabido transportarnos en su viaje y hemos amado a sus personajes como ella los amó. Hemos sentido a través de ellos, nos hemos enfadado con ellos, nos hemos asustado por ellos, hemos sufrido sus malos momentos. En definitiva hemos vivido con ellos y eso los hace reales. Y aunque la visión de Amor Vincit Omnia haya sido algo superficial, creo que el intento de Lana Wachowski ha sido regalarnos a todos los fans parte de su corazón y cuando un artista comparte tanto y comunica de tal modo, no cabe más que el agradecimiento.