Pilotos: Succession
Cada vez que veo que HBO va a estrenar algo, por mera curiosidad, le doy una oportunidad. La avalan producciones de una excelencia tan alta como The Sopranos, The Wire, Six Feet Under, y las más actuales y por las que muchos seguramente la conocieran podríamos decir que son Game of Thrones y Westworld. Por lo tanto, ante la ya evidente falta de ficciones semanales que afronto por las fechas en las que nos encontramos, y el “sello” de esta cadena, pues he visto el piloto de Succession; pero nadie es infalible, ni tan siquiera HBO.
La ficción nos presenta a una familia, los Roy, cuyo patriarca Logan Roy (interpretado por Brian Cox) posee uno de los mayores conglomerados mediáticos, y por ende, una increíble fortuna que en el caso de su fallecimiento, tendría muchos candidatos para recibirla y beneficiarse de la misma. En esto entra Kendall (Jeremy Strong), el hijo que supuestamente va a heredar el asiento presidencial de la compañía que posee su padre y, por lo tanto, pasar a ser el cabeza de familia a partir de ese momento. No obstante, hay una serie de contratiempos que precipitarán la trama de la temporada, que prevé una lucha por hacerse con el poder de la compañía, o al menos esa es la impresión que me ha dado.
La premisa de la serie es buena, esa pelea por el control de todo el conglomerado y dominar todo lo que Logan Roy tiene en su poder es llamativa cuanto menos. No obstante, el infierno está lleno de buenas intenciones, y en este caso, Succession no consigue enganchar de entrada. El batiburrillo de personajes que nos introducen son un grupo de adinerados, pretenciosos y elitistas, cada uno con sus problemas particulares que nos dejan entrever en el piloto pero que a mí me han importado más bien poco, y ninguno tiene el carisma necesario como para soportar el peso de la acción, más allá del buen papel del veterano Cox. El resto del elenco que interpreta a su familia no logra hacer que el espectador empatice lo más mínimo con alguno, sino todo lo contrario. Me ha recordado la trama y el ambiente, salvando las distancias, a Billions, solo que el magnetismo que desprende el personaje de Bobby Axelrod no lo desprende ninguno en Succession. Si a eso le añadimos que la hora de duración del piloto se hace demasiado pesada y no logra transmitir absolutamente nada en ningún momento, tenemos un primer episodio que no consigue atraer a los espectadores para que vean el siguiente la próxima semana.
¿Puede acabar siendo la mejor serie de la década? Claro que sí, pero me atrevería a decir que va camino de ser una de las decepciones de la temporada veraniega, aunque tal vez sea injusto catalogarla como tal, pero como decía al principio, el “sello” HBO viene con una carga adicional, y es la de transmitir un mínimo de calidad de la que Succession, desde mi humilde punto de vista, no tiene. Suelo ser bastante laxo a la hora de decidir si sigo viendo una serie o no tras los pilotos que no me llaman excesivamente la atención. Normalmente le doy margen para que la trama siga adelante y se desarrolle, porque he visto muchas veces que un piloto pobre ha acabado derivando en una buena serie y viceversa. No obstante, con la nueva ficción de HBO me lo voy a pensar bastante, ya que si bien a esos productos que mencionaba antes les doy cancha para que evolucionen, es porque hay al menos un detalle, un personaje, una trama o algo así que me gusta y me convence para seguir; Succession no tiene nada de eso.