Review Black Mirror: Arkangel
Segundo episodio de esta cuarta temporada de Black Mirror y que esta vez nos lleva a conocer la vida de una joven y la de su madre, y cómo el uso de la tecnología les afecta con el paso de los años. Como detalle a destacar, el capítulo fue dirigido por la actriz Jodie Foster, que también ha estado al frente de varios episodios de Orange is the New Black y uno de House of Cards.
El comienzo del episodio nos da la clave de todo el desarrollo del mismo, bajo mi punto de vista, junto con una serie de escenas posteriores. Una mujer en una mesa de operaciones de un hospital, dando a luz a la que sería su hija, pero podemos entender que está siendo un parto más complicado de lo normal, y encima el bebé no responde inicialmente a los estímulos externos tras abandonar el útero materno. Segundos después, la oímos llorar y al mismo tiempo que la madre, comprendemos que la niña está bien, y que no hay mayores problemas. No obstante, ese miedo inicial que vemos en el rostro de la mujer, Marie, no le abandonará nunca, y para colmo se acentúa cuando pierde a su hija en un parque años después; todo esto le llevará a utilizar un sistema de videovigilancia y rastreo que da nombre al episodio, Arkangel.
Como si se tratara de un ángel de la guarda, Arkangel es un dispositivo implantado directamente en el cerebro del sujeto en cuestión (en este caso Sara, su hija), para que el usuario que queda al cargo del mismo pueda rastrear cada movimiento del portador de Arkangel, y además le permite ver, mediante una tableta, todo aquello que Sara observe a través de sus ojos, además de aplicar un filtro para que el usuario escoja qué puede ver el sujeto en cuestión y qué no. Esto en un primer momento cuando ella es pequeña sirve en más de una ocasión para salvar determinadas situaciones que se van generando durante el capítulo, pero llegado un punto, empieza a ser demasiado invasivo para la niña y acuerdan dejar de lado el dispositivo y que Sara viva su vida sin el constante seguimiento de su madre.
Este episodio nos deja con el debate de hasta qué punto se puede ser sobreprotector con nuestros hijos, ya que vemos cómo Marie llega en muchas ocasiones a actuar de forma un tanto irracional o demasiado protectora con su hija, con cosas que realmente no suponen un riesgo grave para su vida o para su desarrollo mental y psicológico, y que toda esa sobreprotección termina siendo contraproducente años después. Tal vez, sin el uso de Arkangel, Sara habría crecido pudiendo juzgar por sí misma todo aquello que la rodeaba, sin ese filtro constante que aplicaba su madre y tomado otro tipo de decisiones, pero esa intervención prolongada de Marie termina por provocar lo que vemos en la recta final del capítulo, cuando nuevamente, llevada por el miedo que siempre la acompaña durante este episodio, vuelve a usar Arkangel para vigilar a su hija e interviene otra vez en su vida.
Este 4×02 no va a pasar a la historia de Black Mirror por ser el mejor episodio, ya que la trama podría pasar perfectamente por la de una película de fin de semana por la tarde, solo que el elemento tecnológico está presente en la misma. No obstante, como siempre, la serie nos deja un poso sobre el que pensar y reflexionar, en esta ocasión sobre hasta qué punto se puede ser sobreprotector con los hijos, y qué nivel de confianza se les permite.