Review The Walking Dead: Some Guy
Estamos ante el mejor episodio de la temporada, aunque es cierto que cuesta discernir si es por mérito de este o por demérito de los demás, pero estamos ante el mejor episodio de la octava. Hemos tenido una importante dosis de acción, despedidas, muchos walkers y excelentes reflexiones sobre el liderazgo en lugar de las consabidas moralinas sobre la maldad humana.
Si empezamos con un flashback de King Ezekiel en una escena casi silenciosa, las posibilidades de que el personaje no llegue vivo al final del episodio aumentan drásticamente, todos sabemos eso. Pero lo curioso, es que aunque parezca lo contrario realmente ha sido así, al menos parcialmente, puesto que King Ezekiel ha muerto y ha quedado tan sólo ese Some Guy que le prestaba el cuerpo.
De una manera preciosa el episodio comienza al revés de cómo termina, si durante el episodio vemos al rey desaparecer, en la primera escena vemos al hombre convirtiéndose en el rey que eligió ser. Me ha encantado verlo prepararse para la batalla en esos instantes iniciales, arreglarse y vestirse mientras va dejando atrás a la persona que es para convertirse en el personaje que interpreta, pasando, frente al espejo, desde un tipo a Un Rey.
A lo largo del episodio se alude constantemente al contraste entre el hombre y el mito, entre la realidad y las fantasías que elegimos creer, entre quienes somos y quienes queremos ser. Y la mayor parte de las veces se hace con bastante acierto, si bien, creo que las escenas en las que un tipo con gafas repite obviedades que deberían quedar sobreentendidas ha sobrado bastante, porque sabíamos que Ezekiel se estaba sintiendo como una estafa, todos lo sabíamos precisamente porque el episodio estaba haciéndose bien y es por ello innecesario que aparezca un random Savior a ponerle palabras a lo que ya queda implícito.
Si me ha gustado, pese a la escasa sutilidad, el plano cenital donde vemos a los habitantes del Kingdom aún con vida, alabando a su líder, abrazándolo, rodeándolo como si de una horda de zombies se tratara. Inmediatamente después del éxtasis de adoración al rey, pasamos a la escena en la que los cadáveres y sus miembros mutilados se agolpan alrededor de una pila de cuerpos bajo el que se esconde Ezekiel aún vivo. El efecto de colocar estas dos imágenes seguidas es muy poderoso, pues pese a que no conocíamos a los muertos y no nos importa perder a esta panda de red shirts, sentimos la relevancia de la escena por el volumen de cadáveres y sobre todo, porque han muerto todos los hombres y mujeres que tomaron las armas y confiaron en su rey. Momentos antes los habíamos visto en una escena de despedida, con la música de un piano de fondo mientras los padres veían a sus hijos por última vez y así, de algún modo, entendemos a estas personas que creyeron con todas sus fuerzas en un tipo que trabajaba en el zoológico y era aficionado al teatro los fines de semana.
Me parece hermoso como aquellos que le veneraban ahora quieren comérselo, incluso tiene cierta poesía que aún habiendo muerto por él, sigan sin separarse del rey que no pudo salvarlos y que les prometió que todo saldría bien, en una absurda fiebre de ego y fantasía repleta de Shakespeare y discursos grandilocuentes. Ezekiel sabe que sus seguidores depositaron la confianza en una idea que siempre fue falsa, pues a costa de querer hacerla real no la hizo real, no consiguió convertirse en ese hombre que quería ser y todo terminó de la peor manera posible. La desaparición del rey, dejando sólo al hombre sin disfraz, se produce porque Ezekiel no pensó que pudieran ser derrotados y no preparó a su gente para esa posibilidad, porque en el Kingdom que ha montado las cosas malas no pasan, pero en el mundo real así.
La inesperada derrota es terrible, porque el rey tiene la desgracia de seguir vivo para ver como las personas que él dijo proteger se lanzaron literalmente delante de las balas para salvarle y la trágica guinda del triste pastel es la muerte de Shiva. Ezekiel era el protector de esas personas que murieron protegiéndole y era el cuidador del tigre que murió salvándole. Por eso la muerte de Shiva no es sólo horrible por la pérdida del animal, sino por el tremendo poder simbólico que conlleva, Shiva era el atrezzo esencial del rey y también era, al igual que sus seguidores alguien a quien salvó y a quien utilizó en beneficio de Kingdom. A todos los ha salvado, a todos los ha utilizado y todos han terminado muertos. Y ahora debe preguntarse si tiene sentido ser rey sin Shiva o si tiene sentido serlo después de la muerte de sus hombres. Pero de alguna manera hay algo de luz en la derrota, pues de algún modo extraño la tigresa, al igual que todos sus seguidores creyó en él y termino sacrificándose por él como antes hizo su ejército.
Creo que pese a la evidente derrota, King Ezekiel es un delirio mágico que ha terminado siendo mucho más poderoso que el hombre que lo creó y por eso veo precioso el momento en el que Jerry, que sabe lo que se esconde tras la cortina, se niega a matar la magia y a pesar de que conoce al cuidador del zoo, le dice que para él sigue siendo un rey porque necesita que sea así, necesita algo en lo que creer, algo por lo que luchar “Dude, yes I do.”
Y de algún modo Carol también sabe esto, porque deja escapar el coche con las armas para salvar al rey. Posiblemente la Carol de antes del Kingdom no lo hubiera hecho, pero ha aprendido que para las personas es vital creer en el mito, lo necesitan para continuar vivos y para que sus vidas tengan algo parecido sentido.
Por cierto, ya que estamos con Carol, no me quedó claro cómo consiguió entrar en el complejo mientras sus compañeros eran vilmente diezmados y el rey se ahogaba entre cadáveres. Pero entrase como entrase, fue formidable verla cargarse a los tipos que transportaban las cajas… desde el techo. A efectos visuales, el contraste de colores con las paredes verde lima y el fluorescente parpadeando crea un efecto magnífico y las escenas de Carol subiendo escalones en su carrera hacia ser el personaje más badass de la serie ha sido genial. El cara a cara con los saviors no me ha convencido del todo, porque los tíos han resultado ser bastante inútiles, aunque se han demorado en disparar a Carol más que Daryl la semana pasada cuando también se encontró, junto a Rick, a un enemigo tras un coche dispuesto a compartir información.
Sí me ha encantado la carita que pone Carol cuando cree haber perdido el coche con las armas y escucha un motor, que sabe que significa que Daryl está cerca. La brevísima intervención de Daryl y Rick en el episodio ha sido excepcional, se han superado en la persecución que a fuerza de machadas imposibles nos ha dado una escena de acción brillante. Obviamente es complicado creer que un tipo con una ametralladora no cause el menor daño ni a personas ni a vehículos, pero puedo perdonar eso si cada vez que un coche se aparte a un lado, aparece tras él un motorista con un arma y un disparo certero. Porque ha quedado genial, es así, poco verosímil pero absolutamente genial. Y aunque es cierto que cuesta creer que Daryl sea más eficaz en un único disparo que el pobre savior de la ametralladora con varias ráfagas, la idea ha molado muchísimo, incluso más que ver a Rick trasladarse de un coche en marcha a otro coche en marcha y apuñalar al conductor para después dejar caer el coche por un terraplén y salir sin ni un rasguño. Puede que no hayan sido las escenas más creíbles del mundo, pero a mí me han encantado.
Un gran episodio por fin, esperemos que este haya sido el pistoletazo de salida y la temporada no decaiga más.