Halt and Catch Fire: la humanidad a través de la tecnología
Se acabó Halt and Catch Fire, se terminó, como todo lo bueno llegó a su fin. Toca decir adiós a una de esas grandes series tapadas que dentro de unos años todos recordarán como una de culto; una serie que nos ha hecho vivir 10 años en 4 temporadas, una década en la que no sólo hemos visto cómo crecía el mundo de la informática, sino que nos ha hecho partícipe de la vida de aquellos que ayudaron a cimentar la tecnología que tanto nos simplifica la vida hoy en día. Aviso que este artículo está pensado como despedida a la ficción y que por mucho que lo intente evitar, está más escrito con el corazón que con la cabeza, así que lo más probable es que haya spoilers de toda la trama y en especial de su último episodio.
Por el 2014, cuando la AMC todavía tenía caliente el cadáver de Breaking Bad y preparaba la despedida de su otro gran buque insignia, Mad Men; la cadena lanzaba en verano y sin apenas repercusión una serie más sobre informáticos (semanas antes la HBO había estrenado Silicon Valley), pero que tenía algo que la hacía única: por primera vez era una ficción seria, centrada en los orígenes de esta. Conocimos a un hombre de negocios visionario llamado Joe; a Cameron, una joven e idealista programadora con mucho talento; a Gordon, un ingeniero que tras un fracaso perdió la ilusión en volver a crear algo, y a su mujer Donna, una experta en hardware que vivía en la sombra de su marido y de su jefe en otra empresa del sector.
Durante su primera temporada nos embarcamos en la construcción del primer portátil y fuimos poco a poco conociendo a los protagonistas, entonces llegó su segunda temporada y con ella Mutiny. De un año para otro la serie dió un giro de 180 grados y puso el foco de atención en sus personajes femeninos y en un proyecto que era algo más, tanto para Cameron y Donna como para los espectadores, los cuales nos fuimos enamorando de ellas y de la propia Mutiny. Si en parte la serie ha conseguido mantener ese pequeño grupo de fanáticos con la que se ha despedido ha sido gracias a Mutiny y esos 10 episodios, que nos hicieron sentir propia la empresa y alegrarnos con su ascensión … para luego hundirnos con su caída en la tercera.
La tercera temporada fue el paso al drama puro, ver cómo aquel proyecto del que te terminaste ilusionando se iba yendo a pique no es para nada un buen trago y lo peor no era eso, sino ser espectadores en primera fila da la ruptura en mil de pedazos de una de las mejores amistades y relaciones laborales que hayan existido en televisión. Pocos momentos tuvimos en 2016 más duros que la reunión final de 3×07 y la conversación que mantenían Cameron y Donna en el respectivo final de temporada. Lo que Halt and Catch Fire nos había dado, nos lo quitó cruelmente, pero en esos momentos muchos ya adorábamos la serie.
Y con un salto temporal algo más bestia a lo acostumbrado en la ficción, llegó su temporada final y volvimos a ver a los cuatro protagonistas siguiendo cada uno su camino por separado (excepto Joe y Gordon, la otra gran amistad de Halt and Catch Fire, pero eclipsada por la de ellas), triunfando y fracasando como habían estado haciendo durante todo el desarrollo de la serie, para volver a unirse como nos solemos reunir la personas: por culpa de una tragedia. Ha tenido que morir Gordon para que Donna y Cameron sean capaces de mantener una conversación de más de 1 minuto sin tirarse los platos a la cabeza, para que las dos personas que levantaron la serie entierren de una vez un hacha de guerra que las ha tenido separadas durante años. Una temporada final a la altura y que ha sido totalmente coherente con sus predecesoras, en la que otra vez más les hemos visto caer de bruces y volver a levantarse.
El camino de Halt and Catch Fire es mucho más que el frío mundo de la tecnología, no es su trama lo que la ha hecho grande; repitiendo lo que estarán pudiendo leer en decenas de artículos similares, son sus personajes. No paro de leer comparaciones entre Halt and Catch Fire y Mad Men, pero para mí la comparación más acertada es de largo con Six Feet Under. No me cansaré de decir que la evolución de personajes que ha tenido Halt and Catch Fire es la mejor que he podido ver desde la serie de la HBO. A cada paso que han dado, los cuatro protagonistas crecían tanto en virtudes como en defectos, siendo capaces de lo mejor y de lo peor, en resumidas cuentas siendo tan humanos como tú y como yo. Es imposible no haber odiado en algún momento a Cameron, a Donna, a Joe o a Gordon, pero a la hora de la verdad cuando ha llegado todo a su fin, te das cuenta de que los amas a todos. Pocas series están capacitadas para lograr algo similar, es algo único y que sinceramente sólo lo he encontrado en Halt and Catch Fire y evidentemente la ya citada Six Feet Under.
En todo momento mantienen un equilibrio en el protagonismo y ninguno de los personajes se queda atrás. Aunque la mejor decisión que tomaron los guionistas fue el cambio de roles entre ellas y ellos, ni Gordon ni Joe caen en el olvido y las dos últimas temporadas se vuelven a reenganchar y a compartir el foco principal con ellas dos. Que un equipo tan desconocido de guionistas, sin apenas productos de renombre a sus espaldas haya conseguido semejante barbaridad cuando estamos ya hartos de ver cómo se desperdician prometedores personajes en un infinidad de producciones, hace que en un futuro en el que se tenga que hablar del desarrollo de estos en televisión, se tenga que nombrar a Halt and Catch Fire casi obligatoriamente.
Lo importante en estos cuatro años no es el desenlace al que llegas, ni siquiera los proyectos en los que se embarca, es el camino en sí y con quiénes lo has vivido; como un viaje con unos amigos en los que donde has estado no es nada comparado con las personas que te han acompañado. Eso es Halt and Catch Fire, una viaje que utiliza la informática para juntarte con cuatro personajes tan sumamente humanos que hablando mal, harán que te importe una mierda dónde acaba el recorrido porque lo que te habrán hecho sentir al hacerlo junto a ellos es mucho más que cualquier cosa que hayas podido disfrutar del mundo que muestran.
Esta semana la hemos dicho adiós con uno de los finales más emotivos de los últimos años, que a la vez ha sido un final y nuevo comienzo. En el que cada personaje ha terminado siendo quien es y siguiendo con su espíritu de volver a carga por muy dura que haya sido la derrota, el volver a empezar que más de una vez han tenido que pasar y el salto generacional que algún día se dará hoy reflejado en el disco duro que vuelve a juntar a Donna y Cameron, un disco duro como aquel que las juntó por primera vez en la primera temporada. Acabas con tristeza, porque decir adiós a quien quieres nunca es fácil, pero acabas con la sensación de que no podía haber sido mejor.
Yo le doy gracias a la AMC, a sus dos creadores, a ese magnífico reparto que ha hecho parecer fácil lo difícil y todos los que han conseguido que durante cuatro años esta obra haya podido llegar a nuestras casas.
Desconocida por la gran mayoría del público y olvidada descaradamente en los premios televisivos nos deja Halt and Catch Fire. Un servidor le dice adiós con estas líneas, que al igual que los propios personajes que la protagonizan son imperfectas, porque como he dicho en el primer párrafo están escritas desde el corazón y si tengo que despedirme de la mejor serie de los últimos 3 años, prefiero que sea así.