No veáis Friends from College
Normalmente no soy de los que hacen críticas negativas, pero tras ver la nueva comedia de Netflix, he creído conveniente pronunciarme, porque las sensaciones que me han dejado los ocho episodios que componen su primera temporada (y espero que última) son muy poco favorables.
El punto de partida de la serie es bastante sencillo. Un grupo de amigos de la universidad se reúne en la misma ciudad años después, como consecuencia de la mudanza de una de las parejas de este grupo (Ethan y Lisa), y comienzan a interactuar nuevamente, cayendo muchas veces en los viejos hábitos que tenían cuando estaban en la facultad. Esta premisa no sería del todo negativa, de no ser porque los protagonistas rozan los cuarenta, y no se sabe muy bien qué pretenden los responsables de la serie contarnos, porque se quedan a medio camino de una cosa u otra.
Un extremo podría ser, sencillamente, un grupo de amigos con sus cuarenta años que se desmadran, capítulo sí, capítulo también, sin preocuparse por las consecuencias de sus actos y solo piensan en qué fiesta montar en el siguiente fin de semana. Algo así como un American Pie pero ya entrados en años, algo que si se hubiera hecho con un tono humorístico decente, casi que habría acabado por gustarme porque, al fin y al cabo, si una comedia tiene unos buenos cimientos y el humor es de mi agrado, pues termino consumiendo el producto. Pero este no es el caso.
O podrían haber tirado por una comedia más enfocada a ese género intermedio que tanto está de moda (la llamada “dramedia”), mostrando cómo los protagonistas, pese a volverse a reunir años después, buscan dejar de lado esa vida desenfrenada que llevaban y madurar de una vez por todas. Creo sinceramente que éste es el enfoque que busca Friends from College, pero fracasa estrepitosamente a cada episodio que pasa.
La mayor parte de situaciones que nos muestra la serie no tienen mucha gracia, y cuando buscan hacerse los graciosos, fallan como una escopeta de feria, muchas veces forzando las situaciones cómicas, con actuaciones de los protagonistas que parecen más propias de los grupos que componen los elencos de comedias como American Pie o Blue Mountain State, por decir producciones de universitarios desmadrados. Cuando vas a ver una de estas películas o series, ya sabes exactamente qué te vas a encontrar, y si has elegido verlas es por algo, y aceptas el resultado. Cuando ves una serie que pretende venderte la idea de que sus personajes buscan evolucionar como personas y ves que en cada episodio actúan como si fueran críos, pues terminas por no darles credibilidad y llevarte las manos a la cabeza, incrédulo ante lo que estás viendo.
Y luego está el tema de la vergüenza ajena. Hacía tiempo que viendo una serie o una película no sentía la sensación de bochorno que he sentido viendo Friends from College. Ver a mujeres y hombres hechos y derechos, actuar como unos críos que no tienen dos dedos de frente y protagonizar escenas que dan auténtica vergüenza acaba por sacarte de quicio y de lo que se supone que quieren contarte. Como decía antes, si la pretensión de la serie hubiera sido adultos desmadrados y ya está, pues mira, me parece correcto, pero en todo momento, te van mostrando que quieren avanzar y quieren evolucionar, pero es que cada capítulo es un intento fallido y va incrementando la sensación de vergüenza ajena conforme ves la serie, y eso no es nada bueno.
Al margen de la comedia, las tramas son muy pobres, muy vistas, y algunas terminan sin aportar nada y no llegan a ninguna parte. Creo que no hay ningún personaje que salve tras los ocho episodios que integran la primera temporada, y todos han conseguido que me caigan mal, unos por unas razones, otros por otras. Tal vez la única que me cae medianamente bien sea Lisa, interpretada por Cobie Smulders (How I Met Your Mother), pero tampoco la invitaría a comer. Y luego el que se lleva la palma es Ethan, al que da vida Keegan-Michael Key. De verdad, que alguien me explique qué gracia tiene este señor. Casi todas sus escenas rozan lo lamentable, y la mayor parte de veces dan ganas de bajar el volumen e ignorar sus intervenciones, porque suelen ser bastante penosas y no hacen ni pizca de gracia, y la mayoría me parecen sobreactuadas. Los otros personajes no merece la pena ni que los destaque; salvo Sam, el resto apenas aporta nada a la trama, y casi que mejor.
Ahora que Netflix le ha cogido ganas y está cancelando series, les pido por favor que acaben con Friends from College. No tiene gracia, no sabe lo que quiere hacer (como les pasa a sus personajes), y aunque sus capítulos duran apenas media hora, no merece la pena malgastar el tiempo en una comedia que ni es comedia, ni es drama, y no sé cómo calificarla. A vosotros lectores, os digo, no veáis Friends from College; no vale la pena.