The Leftovers: su brillante y emocionante marcha
Quizá muchos no conozcan todavía The Leftovers, o no la vean, y lo cierto es que no saben lo que se están perdiendo. La serie de HBO ha dado por concluido su viaje la pasada madrugada, y los españoles hemos podido ver su Series Finale a través de la plataforma de la cadena en nuestro país, así como por Movistar Plus. Su tercera temporada ha sido la guinda perfecta para un pastel que se ha ido cocinando poco a poco, con el paso de los años, para darnos un delicioso manjar, y aquellos que la hemos seguido semana tras semana la recordaremos, no por ser la más mediática del panorama televisivo actual, ni tampoco por la que más halagos se ha llevado, sino por lo mucho que nos ha calado a todos sus seguidores, o por lo menos a mí.
De entrada, si estás leyendo estas líneas y no has visto la serie, te resumo el punto de partida. A través de las historias de una serie de personajes principales, nos cuenta qué pasa con éstos (así como una visión general del resto del mundo) tras desaparecer repentinamente un 2% de la población mundial (unos 140 millones de personas aproximadamente), un 14 de octubre. Si sois de aquellos que necesitáis una respuesta para todo, y que no podéis ver una serie que no os clarifique el motivo principal por el que ocurre este trágico evento, ya no hace falta que continuéis con The Leftovers, porque no os van a desvelar nada de nada en ese aspecto. Ya lo comenté el año pasado cuando hablé de la segunda temporada en este mismo blog, con esta serie es necesario hacer un acto de fe, dejar que te cuente lo que quiere contarte y no dar más importancia a esa cuestión inicial, que simplemente es una excusa para narrar la trama que nos ha presentado en sus 28 episodios de existencia. Nada más. Yo, personalmente, empecé a frustrarme cuando vi que no contaban nada, pero, tal y como comenté el año pasado, en el momento en el que dejé de combatir contra ese instinto, abracé lo que quería contarme la serie, y esa fue la mejor decisión que pude tomar.
Además de la fe, pieza esencial en todo el entramado de The Leftovers, también es vital compartir una mínima conexión a nivel emocional con los personajes que la protagonizan. La serie de HBO busca tocar esa fibra sensible, tal vez no al nivel lacrimógeno de otras producciones televisivas, de esas que no puedes apartarte de la caja de pañuelos porque no paras de llorar, pero sí que quiere conectar contigo para que entiendas qué están pasando los personajes, cada uno de ellos roto de alguna forma diferente y, sin embargo, que consigan atraparte con lo que están padeciendo. Creo que la serie consigue eso en cada episodio, quizá con unos personajes lo logre más que con otros, o que otros te caigan mejor que el resto, pero es innegable que cada episodio, y sobre todo, aquellos que se centran en concreto en un miembro del reparto, consigue lo que quiere, que es, nada más y nada menos, compartir contigo un pedazo de sus miserias, de sus alegrías y de sus añoranzas, y que te fascine lo que te cuenta. Todo esto se ha visto en la tercera temporada, que probablemente haya tenido más episodios centralizados en sus personajes que nunca.
Y, como ya pasara en su segunda temporada, ha habido nuevo cambio de localización, en esta ocasión de continente, Oceanía y en concreto Australia, lugar decidido para contarnos el final del viaje de Kevin, Matt, Nora y compañía. Esto, al fin y al cabo, casi os diría que es pura anécdota, ya que me da igual que se los llevaran a Australia o a India; lo importante no es tanto el sitio, sino su historia, y eso nos ha transmitido esta tercera tanda de episodios, ya que si bien al principio puede parecer como algo vital para el desenlace de la trama, poco a poco empieza a dejar claro que no es así, y que simplemente es un escenario escogido, como podría haber sido otro. Nuevamente, lo importante son sus personajes, y voy a tirar del tópico manido de “es una serie de personajes”, que seguro lo habréis oído antes referido a alguna serie (puede que de la misma cadena incluso).
Y de los personajes quiero hablar. Si la segunda temporada fue la del ascenso de Kevin, esta ya es la de su consagración definitiva a todos los niveles. Su personaje inició un viaje que le ha llevado a situaciones que rozan lo inimaginable, brindándonos episodios como el 3×07, que parece una continuación del 2×08, ambos brillantes. Pero no solo eso; con Kevin ha crecido Justin Theroux, que si bien otras temporadas me había parecido un peldaño por debajo de sus compañeros, Carrie Coon y Christopher Eccleston, ya con esta temporada para mí les sobrepasa o, al menos, les iguala. Su interpretación para mí merece todos los reconocimientos que se os puedan pasar por la cabeza a nivel televisivo, así que a ver si este año en el que no estará Game of Thrones en los Emmy le pueden dar, tanto a él como a sus compañeros y a la serie en general, algún premio, porque lo han bordado todos y cada uno de ellos. Él es el marido de Jennifer Aniston en la vida real, y puede que la gran mayoría del público lo conociera por ese hecho, pero Justin ha dado un golpe sobre la mesa con su papel en The Leftovers, y para mí ya no es el actor que está casado con la actriz que hizo de Rachel en Friends; es quien dio vida a uno de los personajes más especiales que he visto en televisión, Kevin Garvey.
Y si hablamos de personajes especiales, tenemos que hablar de Nora Durst. Curiosamente, este curso tenemos sobredosis de Carrie Coon durante ocho semanas consecutivas, dado que The Leftovers y Fargo comenzaron la misma semana, así que los que sigan ambas series habrán tenido doble ración de la actriz estadounidense, lo cual es una fantástica noticia. Y si estás leyendo estas líneas porque la has conocido en la serie de FX y te estás quedando maravillado con su actuación (de lo mejor de largo de esta temporada en Fargo), y quieres saber más de ella, te recomiendo encarecidamente que le des una oportunidad a la serie de HBO, porque Nora es otro de esos personajes especiales que cuando la conoces, ya no se te olvida; para mí pasa a ser uno de los mejores personajes femeninos que he visto en televisión. Esta temporada también hemos tenido momentos enormes con ella, y su actuación en la Series Finale roza la perfección.
Bueno, tampoco me olvido de Matt. El reverendo puede que haya sido el que haya experimentado el mayor golpe de realidad de todos, en su particular episodio que ya destaqué en su momento en la sección semanal. Christopher Eccleston ha llevado con maestría al personaje más devoto y creyente de toda la serie, que siempre ha tenido claro su camino y que nunca se ha desviado lo más mínimo de éste… hasta que conoció a Dios. No entraré en más detalles, pero el camino de Matt me ha parecido el más interesante de todos, incluso más que el de Kevin y Nora, precisamente por ese componente religioso tan marcado que tiene desde el primer minuto y que yo, como no creyente en busca de motivos para seguir reafirmando mi postura, ha observado con mucha atención y he contemplado qué le iba pasando. Me parece un cierre de su historia perfecto, y es otro personaje al que también le guardaré un enorme cariño.
La Season Premiere y su Series Finale han tenido nombres parejos y muy esclarecedores, The Book of Kevin y The Book of Nora, por lo que no hace falta decir en quién están centrados. El cierre de la serie me ha parecido un gran capítulo, quizá no el mejor de todos, pero creo que termina de completar el círculo de manera satisfactoria para la mayoría de los fans. De hecho, creo que es el episodio más explicativo de toda la serie, exento de cosas surrealistas o sin aparente explicación como otros que hemos visto durante el transcurso de la misma. Quizá es por eso que no le doy la máxima puntuación, acostumbrado a otra clase de capítulos, pero no le voy a restar ni un ápice de valor a lo que nos ha contado el 3×08, teniendo en cuenta que Carrie Coon se ha comido la pantalla en cada una de las escenas que ha protagonizado, que han sido bastantes, así como Justin Theroux, que otra vez vuelve a realizar un excelente trabajo. Los últimos quince minutos son oro, con diferencia, lo mejor del episodio. Un 10 a todos, porque puede que sea una de las mejores escenas de toda la serie, y cierran de maravilla la misma.
Por supuesto, también haré mención al apartado técnico, brillante una vez más y que ha acompañado a la perfección todos los mejores momentos de la temporada, además de ofrecernos en cada episodio un opening distinto, cambiando la sintonía todas las semanas. The Leftovers no sería la misma sin su magnífica banda sonora, y en su temporada final no podía bajar el listón ofrecido en los años anteriores, y no lo ha hecho.
Una de las cosas que pedí cuando me enteré de que la tercera temporada de The Leftovers sería la última fue que no la cagaran, que no torcieran el brillante rumbo que habían tomado en sus dos primeras temporadas, y que nos ofrecieran a los fans un adiós digno de una serie que, como decía al principio, no habrá sido la más comentada en las redes sociales, ni tampoco aquella que haya tenido mayor repercusión global, pero que en todos los seguidores que hemos estado ahí, padeciendo semana tras semana con los personajes, nos ha dejado una huella que merecía un final a la altura. Tras su tercera temporada, puedo decir que a mí me ha dejado un gran sabor de boca y considero que su última entrega ha cumplido con creces. Solo me queda decir gracias, y hasta siempre The Leftovers.