Crítica – Piratas del Caribe: La venganza de Salazar
Disney vuelve a la carga en su intento de levantar la saga “Piratas del Caribe” después de aquel varapalo que tuvo En mareas misteriosas, que supuso una parada a reflexionar para una productora que había fallado a la hora de continuar la franquicia tras el cierre del arco argumental de la trilogía de Gore Verbinski. Esta semana llegó a las carteleras La venganza de Salazar y aquí ya la hemos visto.
En esta quinta entrega intentan recuperar el espíritu de las primeras películas, no sólo hilando la trama de esta con la de la trilogía, sino también introduciendo personajes y esquemas propios a lo que pudimos ver hace ya más de una década. Aunque haya sido un acierto volver a la plantilla de lo que ya funcionó en el pasado, sinceramente los ingredientes no son tan buenos como en aquella en ocasión.
La trama aunque mejore, es bastante previsible y simplona, ya que aunque no sea una producción de la que se espere gran cosa en este apartado, en los momentos más calmados del film se nota demasiado una bajada de nivel considerable incluso para lo esperado en esta película. Tampoco ayuda que cualquier intento de sorpresa al espectador se ve a venir a la legua.
Posiblemente el punto más decepcionante haya estado en villano, el cual en los tráilers previos prometía bastante. Aunque Bardem haga un buen trabajo dando vida a Salazar, la sensación que da al final es que es un enemigo bastante desaprovechado y que podría haber dado para mucho más. Respecto al resto del cast, se empieza acentuar todavía más el desgaste de Jack Sparrow, al cual le sigue pesando ser el único pilar en el que se apoya La venganza de Salazar, pues ni Henry ni Carina logran estar a la altura de sus predecesores, pareciendo copias bastante malas de Will Turner y Elisabeth Swann.
Visualmente cumple como cabía esperar en una producción de esta envergadura. Puede que sobre todo en el desangelado clímax final los directores pequen de novatos (es la primera película de estas dimensiones que hacen en su carrera) y desluzcan el que debería haber sido el punto álgido de esta entrega, pero en términos generales han conseguido salvar la papeleta. En el apartado técnico la banda sonora vuelve a ser de lo más destacable, pone los pelos de punta volver a escuchar melodías clásicas de la saga con un montaje tan bien hecho.
El ritmo es otro elemento que no decepciona, al contrario que su antecesora es una película que se deja ver y consigue cumplir con la función de entretener durante sus 2 horas de duración, casi sin tener apenas altibajos. Puede que no llegue a la altura de las tres primeras, pero al menos logra quitar el sabor a ceniza en la boca que dejó la entrega de Rob Marshall.
No es ningún peliculón y podría haber sido bastante mejor, pero aunque tenga bastante puntos negativos consigue ser un buen producto palomitero con el que pasar el rato si no se va con expectativas elevadas.