Crítica: Alien Covenant
Mi hype estaba por las nubes, no engaño a nadie diciendo que la saga “Alien” es de mis favoritas, así que pese a mis reticencias con la secuela de la malograda “Prometheus” mis ganas de verla aumentaron hasta el infinito en el momento en el que se hizo oficial que en ésta sí que tendría un papel importante el mítico Xenomorfo. En “Alien Covenant” se volvían a juntar Ridley Scott con el Alien de toda la vida ¿Qué podía salir mal?
En 1979 Scott logró algo que a día de hoy sigue siendo un hito, una película que es considerada entre las mejores (y para algunos la mejor) en dos géneros distintos: terror y ciencia-ficción. Cuando James Cameron cogió la batuta de su secuela fue inteligente, llevó la trama a otro registro, porque era consciente que queriendo imitar la fórmula de “El octavo pasajero” sólo haría un film inferior en todos los aspectos en lugar de una de las mejores secuelas de la historia. El agobio y la claustrofobia de la primera entrega no se puede repetir, cualquier intento de hacerlo seguramente sea un fracaso, la Capilla Sixtina o la Mona Lisa sólo se pueden pintar una vez.
¿A qué viene la parrafada anterior? Sirve para dar un poco de contexto y entender un poco mejor tanto mi crítica cómo la película en sí, pues hay que saber en qué tipo de saga estamos para poder juzgar a “Alien Covenant” de la manera en la que corresponde.
El mayor problema es que la campaña de publicidad nos ha engañado a todos, nos han vendido una experiencia similar a la de la primera película y nos hemos encontrado con la secuela de “Prometheus”. Tal vez sea más culpa nuestra que de la propia producción, ya que todos sabíamos que este proyecto era el segundo acto de la historia empezada en 2012 y nos auto engañamos pensando que con el Xenomorfo y el resto de elementos de la mitología Alien la película sería distinta. No lo es, aunque recupera elementos clásicos de la original, tiene mucho más de secuela que de película de Alien y esto puede ser que haya sido algo con lo que muchos nos hayamos llevado una pequeña decepción.
Aunque en su primera hora la película sea una fiel segunda parte, hay que reconocer que soluciona muchos de los puntos flacos de su predecesora. Para empezar, “Alien Covenant” recupera aquella tensión que en “Prometheus” no hizo acto de presencia, tanto en las primeras infecciones como en la media hora final recupera cierta esencia de lo que esperábamos ver en mayor cantidad en ambas películas; también simplifica la trama y consigue ser más entretenida y menos filosófica.
Como puntos negativos, cabe destacar que la gran mayoría de giros argumentales se hacen bastante previsibles y que, sobre todo en su primer tercio, muchas escenas sobran. También toma algunas decisiones que afectan en mucho a la continuidad de la historia de la saga, aunque tal vez esto sea algo hasta bueno, además no sabemos si ha sido intencionado o no. Aunque ninguno de estos fallos consigue ensombrecer mínimamente el resultado final.
El mayor enemigo que ha tenido “Alien Covenant” ha sido apelar al recuerdo de “El octavo pasajero”. En mi opinión creo que intenta hacer un cambio en la saga por el mismo motivo por el que lo hizo Cameron en su día; sin embargo, su mezcla de filosofía y terror queda extraña y artificial. Seguramente haga falta un segundo visionado sin estar cegado por el hype para poder valorar bien la película, lo que sí que tengo claro es que si esperan una sensación similar a lo que pudimos vivir en la Nostromo, quedarán decepcionados, pero es que no se le puede pedir a una segunda parte que no sea una segunda parte.
Estoy de acuerdo con tu artículo. Yo no soy una gran fan de la saga, y me han pesado más los defectos que comentas. No he podido llegar a disfrutarla.