American Gods (2001): reseña
Queda menos de una semana para el estreno en nuestro país de American Gods a través de Amazon Video (el domingo 30 lo hará en Estados Unidos en Starz). Durante estas semanas, para llegar preparado al comienzo de la serie, decidí retomar el libro en el que se basará la producción televisiva, y hace pocos días lo acabé, por lo que a continuación os contaré mis impresiones de una novela que, aunque me ha gustado, me esperaba más de ella.
La vida en la cárcel es dura. Pero siempre queda un rayo de esperanza si sabes que, a la salida, te espera una mujer que te ama, un amigo que te quiere, un trabajo que adoras,… Todo eso es lo que quiere Sombra, que está a punto de salir de la cárcel… Pero un día le comunican que su mujer y su mejor amigo han muerto en un accidente de coche.
Entonces, contratado por un extraño anciano experto en timos y estafas que responde al nombre de Wednesday, Sombra empieza un interminable viaje a lo largo y ancho de América, perseguido por el espíritu de su esposa, en el que descubre el límite entre lo humano y lo divino, y que las reglas que rigen el mundo de los hombres no son las mismas con las que los dioses conducen el mundo.
Ésta es una sinopsis de la novela, contada a grandes rasgos y sin entrar mucho en detalles. Hay algunas más concretas, pero he considerado que dado que no voy a hacer la reseña con spoilers, no era de recibo empezar soltando detalles de lo que os encontraréis en las páginas de American Gods si decidís comenzarla. Neil Gaiman es el autor de la obra, y fue publicada en 2001. Un año después, ganó los premios Hugo, Nébula, Locus y Bram Stoker, todos en la categoría de mejor novela, y es uno de los best sellers del escritor. Hasta aquí, digamos que tenemos la ficha del libro, y ahora pasaré a dar mi opinión, sin spoilers.
El protagonista, llamado Sombra, se halla a sí mismo arrastrado en un mundo que no comprende, y tengo que decir que, de entrada, el lector tampoco, o al menos a mí me sucedió eso. Muchos hechos aparentemente inconexos, capítulos en los que iban pasando cosas a su alrededor que él no comprendía ni hacía por entender lo más mínimo, y que poco a poco nos van introduciendo más elementos a un escenario que a mí me costó comprender, tal vez por el estilo de narración, o bien porque no acababa de pillarlo del todo. Sea como fuere, tengo que dejar claro que conforme avanza la obra, la cosa se esclarece y todo comienza a cobrar sentido. Eso sí, hay capítulos que no entendí en su momento, y a día de hoy no comprendo qué función tenían en la obra.
La historia tiene principio, desarrollo y conclusión, aunque parezca una perogrullada. No tiene continuación, y el final para mí es cerrado, y tampoco habría entendido que se continuara a partir de ahí. De entrada, pese a no entender mucho, me atrajo lo que me estaban contando, lo suficiente para querer saber qué iba a pasar a continuación. Pero para mí, el principal problema que tiene la obra es que te vende algo que se supone que va a tener lugar, pero luego, cuando llegamos a la parte final, el resultado es bastante menos interesante de lo que podía parecer en un principio. Además, la parte central de la novela creo que tiene mucho relleno, quizá demasiado, y tiene fases en las que la lectura se hace muy pesada, contándote cosas que a ti como lector te dan bastante igual, y que no terminas de comprender a qué viene tanto rollo. Todo termina explicándose, pero aún así, aunque me gustó la resolución, tal vez hubiese sido suficiente una parte central más breve, o menos tediosa por así decirlo.
Como protagonista, Sombra llega a frustrar, o al menos a mí. Todo lo que va pasando a su alrededor me despertaba mucho interés, pero a causa de lo sucedido al comienzo de la obra, él adopta una postura de apatía y dejarse llevar que me sacó de quicio en múltiples ocasiones. Es comprensible, teniendo en cuenta su pérdida y lo que ha pasado antes del comienzo de la novela, pero con todo lo que va sucediendo entorno a él, no comprendo como decide pasar de todo, hasta que llega el momento de entrar en juego, claro está. No siempre permanece al margen de los acontecimientos, y creo que lo mejor de este personaje empieza cuando él se hace a la idea de que es un jugador más y no un mero espectador. No obstante, el mejor de la novela es Wednesday, con diferencia.
El hombre misterioso que arrastra a Sombra a ese conflicto entre dioses antiguos y nuevos (no, no estoy hablando de Game of Thrones) es el epicentro de la obra, aunque el papel clave recaiga en el ex convicto. Los mejores momentos de la novela son cuando él interviene, tanto directa como indirectamente, y su personaje destila carisma en cada diálogo que tiene. Y si encima le pones la cara de Ian McShane, actor que lo encarnará en la ficción de Starz, gana todavía más puntos. Quiero decir que la elección del británico como Wednesday me parece acertadísima; el nivel de este actor puede dejarnos un personaje televisivo de los más destacados en los últimos tiempos, así que permaneced atentos.
En conclusión, es una buena obra, pero que considero que está algo sobrevalorada. Esperaba bastante más de ella de lo que ofrece, y en algunas partes es bastante tediosa y lenta, y cuando la cosa se pone interesante, creo que se apresura demasiado en dar un final a la historia, aunque termina atando todos los cabos, eso sí. La primera temporada tendrá ocho episodios y, sinceramente, no sé cuántos más podría tener. No hay material suficiente para un recorrido muy extenso en televisión, al menos desde mi punto de vista, y a lo mejor con una temporada en formato miniserie hubiese bastado. Tal vez con dos temporadas de la misma extensión puede ser bastante, pero tengo miedo de que la extiendan demasiado en caso de tener un éxito rotundo, alterando los acontecimientos de la novela. La historia no da para mucho, y añadir relleno a una obra, que de por sí, ya tiene, puede acarrear unas consecuencias nefastas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el autor de la novela, Neil Gaiman, y Bryan Fuller (Hannibal, Pushing Daisies), son los dos principales nombres detrás de la misma, por lo que confío en su buen hacer, y si lo saben llevar bien, estamos ante uno de los productos del año. Es más, si habéis visto Hannibal, tendréis en la retina la maravilla visual que nos ofrecía Fuller en cada episodio. En American Gods hay material de sobra para que ese despliegue de medios visual continúe por su parte, por lo que creo que ahí tendremos uno de los principales baluartes de la serie de Starz.