Crítica: Hacksaw Ridge (Hasta el último hombre)
Hacksaw Ridge, en España llamada “Hasta el último hombre”, es una película dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Andrew Garfield. Se trata de una grandiosa película de género bélico, con un fondo profundamente antibelicista y unas interpretaciones sublimes.
La película tiene dos partes claramente diferenciadas: en la primera vemos como Desmond Doss se mantiene firme frente a la hostilidad y no renuncia a vivir conforme a su fe cristiana pese a que ello le acarrea múltiples problemas. En la segunda parte de la película lo que vemos es el infierno que tuvo lugar en la batalla de Okinawa en 1945. En ningún momento de la película nos situamos en un mundo dulce o paradisíaco, todo es tétrico, caótico y sangriento, pero el protagonista emana tantísima luz que nos emocionamos frente a la bondad humana pese a estar viendo escenas de sufrimiento extremo. Lo que quiero decir, es que a pesar de todo el dolor, de la sangre y de la muerte, la película es perversamente optimista. Mel Gibson ha sido capaz de realizar una película esperanzadora y alegre sobre una temática que difícilmente podría ser más dura.
La interpretación del protagonista es excepcional, es un personaje que aúna a un héroe americano típico con el más atípico de los héroes. Andrew Garfield interpreta a Desmond Doss, un hombre que quiere servir a su país y acepta ir a la guerra, pero se niega arrebatar ni una sola vida. Doss es un soldado capaz de servir a su país sin traicionar a Dios.
La perspectiva que tiene Desmond de la guerra o del campo de batalla, como un lugar en el que salvar a los demás dando lo mejor de uno mismo y no como lugar donde los amigos y los enemigos mueren, es sublime. Hay una serie de factores que convierten a Desmond en un héroe: su arraigada creencia religiosa, la autodestrucción de su padre y dos momentos de su vida (a los que asistimos mediante flashbacks) que le hace detestar la violencia que él mismo es capaz de generar. El padre de Desmond es un hombre destruido por culpa de la Primera Guerra Mundial, un borracho amargado que vive cargando la culpa de los compañeros que perdió batalla. Pero incluso para un personaje así hay redención en la película.
Supongo que hay que avisar que las escenas violentas son bastante explícitas, ya sabemos del gusto por las vísceras y la salpicaduras de sangre que demostró el director antaño.
La película, pese a tener una trama inmensamente optimista en un mundo terriblemente duro, se basa en una historia real. Es más, por lo que podido leer al respecto de la vida real de Desmond Doss, el hombre fue aún más heroico, pero quizá Gibson no quiso plasmar tanta heroicidad por miedo a que la película resultase empalagosa.
Hacksaw Ridge es una película impecable, con una dirección majestuosa, con una fotografía mágica y una interpretación fascinante. No sólo la del protagonista es magistral, sino que hay varios secundarios muy destacables como Sam Worthington y Vince Vaughn, aunque también destaca Hugo Weaving con un pequeño papel de muchísima altura.