Crítica: Un monstruo viene a verme
De dónde ha salido este chico, se preguntó el mundillo del cine después de El Orfanato. J.A. Bayona, que venía de uno de los barrios más conflictivos de Barcelona (y que ahora sirve de nombre a su productora, La Trini), y en cuyo curriculum destacaban videoclips de Camela o de OBK, sorprendió a todo el panorama cinematográfico español con la peli de 2007. Porque además de ser un film tremendamente entretenido y con momentos muy icónicos, estaba muy bien dirigida. Lo imposible en 2011 solo sirvió para confirmarlo, y a día de hoy, sigue siendo la segunda película española más taquillera de la historia (después de los apellidos vascos). Vamos a hablar ahora de lo que ha hecho Bayona con Un monstruo viene a verme.
Que es, básicamente, un hachazo al corazón. Sinopsis rápida (y sin más spoilers que los del tráiler): Conor es un chaval de doce años, que para sobrellevar la enfermedad de su madre llama a un monstruo arbóreo, que le contará una serie de historias que al final servirán para ayudarle. A la película le cuesta un poco entrar en materia, pero esa calma inicial sirve para involucrar al espectador más y más en la historia. Es muy fácil identificarse con lo que nos cuenta, aunque sea mínimamente, porque todos hemos tenido un familiar enfermo o fallecido, todos nos hemos enfadado y sentido que no era justo y todos hemos tenido que aprender a vivir con ello.
Varias cosas a destacar: Lewis MacDougall como el niño protagonista está fantástico (¿Será otro descubrimiento como lo fue Tom Holland?); la relación con el monstruo del título es de las que encoge el corazón; y es una de estas películas en las que, aunque sabes que vas a llorar, no te importa demasiado.
Podemos presumir, además, de unos efectos especiales y una fotografía muy conseguida; y me ha encantado el uso de la pintura y los dibujos a lo largo de la película, muy relacionado con los propios personajes. Si os acordáis de “El cuento de los tres hermanos” de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte sabréis a qué me refiero, sin estropear la sorpresa. Y un detalle sobre el final, con la recomendación de los que aún no la hayáis visto os saltéis lo que queda de párrafo. En el doblaje se pierde, pero la voz del monstruo es la de Liam Neeson… que es el abuelo de Conor en las fotos familiares que vemos en la casa. Quizás el monstruo contó las historias a más de un niño…
Habrá gente que, seguro, sentirá que la película quiere manipularlo para caer en la lágrima fácil, o que directamente no conecte con esta historia entre madre e hijo. Pero simplemente porque va a ser uno de los eventos cinematográficos del año (sin duda dentro el cine español, aunque con ese reparto a veces cueste hacerse a la idea), merece la pena acercarse al cine y llorar al mismo tiempo que unos cuantos desconocidos.