Black Mirror – 3×04 San Junipero: Heaven is a place on Earth
Un gran hombre dijo una vez que lo único que nos da miedo cuando nos asomamos a la muerte y a la oscuridad es lo desconocido. El no saber qué hay más allá. Ese pánico indescriptible que todos hemos sentido alguna vez ante la posibilidad de dejar de ser. Nada más humano y nada más inevitable. Hasta que, por supuesto, ha llegado Black Mirror para poner patas arriba todo esto. Sí, vamos a hablar sobre San Junipero y sí, el gran hombre fue Albus Dumbledore.
San Junipero, 1987. Una noche de sábado, Kelly y Yorkie se conocen. La primera, con ganas de divertirse; la segunda, deseando descubrir una vida que parece que se le ha privado hasta entonces. La química entre ellas es tan grande, la estética es tan atrayente, y los personajes despiertan tanta ternura, que hace falta que un reloj que casi marca las doce nos recuerde que estamos viendo Black Mirror. Porque aquí no hay móviles, ni pantallas, ni rastro de ese mal rollo marca de la casa. Y sin embargo, no podemos evitar pensar que estamos ante uno de los mejores episodios de la serie.
Pequeño spoiler: el mundo que nos trae San Junipero es uno en el que existe una realidad alternativa y retro, a la que los enfermos pueden acceder con fines terapéuticos, y donde pueden residir para siempre una vez hayan fallecido. Un poco como la versión fantasma del Oasis de Ready Player One, con videojuegos ochenteros incluidos.
Gugu Mbatha-Raw (Doctor Who) como Kelly y Mackenzie Davies (Halt and Catch Fire) como Yorkie roban la función, y consiguen que en apenas una hora acabemos un poco enamorados de ambas. Y la banda sonora está llena de joyas de tres décadas distintas. Los fans de los ochenta pueden estar contentos este 2016 tras Stranger Things.
San Junipero episodio que habla sobre la pérdida, sobre la culpa, sobre qué hay de verdad en una realidad que solo tiene de irreal que es inventada. Y como no podía ser de otra manera, habla sobre el amor. Y creo que ahí radica el secreto del éxito de este capítulo, que rápidamente ha sobresalido por encima de los otros cinco de esta temporada: rompe completamente con todo lo que nosotros pensábamos que era Black Mirror, y le sale bien. Porque por una vez, nos da esperanza. Porque por una vez, acabamos el episodio con una sonrisa. Y nadie podrá negar lo bien que sienta.