Diferentes Finales: Breaking Bad, Dexter y Burn Notice
Me sorprendí el otro día, mirando entre documentos y documentos acumulados en mi PC, al encontrar un texto en Word escrito hace más de dos años, concretamente en 2013, poco después de la finalización de tres series, indicadas arriba en el título que da nombre al post. No hace falta que os las introduzca; casi todos, sabéis cuales son, o si no, habéis oído hablar de ellas alguna vez. Supongo que me sentía nostálgico entonces y me puse manos a la obra, quizá sabiendo que en un futuro, tendría la oportunidad de compartir con más gente, mis impresiones sobre las trayectorias finales de Breaking Bad, Dexter y Burn Notice. NOTA: Para entender mejor el texto, tendréis que situaros mentalmente en el momento en que lo escribí, es decir, entre septiembre-octubre de 2013; además, contiene leves spoilers (no entro en detalles sobre cuales son los finales de cada una). Aquí lo tenéis.
Todo lo que tiene un principio, tiene un final. Esta es una premisa básica en nuestro día a día, aquello que comienza debe necesariamente acabar en algún momento. Hay diferentes formas de finalizar algo. Para los seres humanos y diferentes especies que habitan en nuestro planeta, normalmente suele ser la muerte; inesperada, lenta, o simplemente esperada y normal. En el mundo de las series, los finales son parecidos: inesperados (ante una cancelación que coge a muchos por sorpresa), lentos (renovaciones año tras año alargando la trama innecesariamente en la mayoría de esos casos o simplemente basándose en los datos de audiencia) o esperados y normales, es decir, los que cierran un círculo de manera correcta. Estos últimos suelen ser los menos habituales. Rara es la ocasión en la que una serie acaba cuando lo quieren sus máximos responsables, ya que si tiene audiencia, los responsables de la cadena querrán estirarla; si no tiene, ya estaría cancelada.
El mes que acaba de dejarnos (recordad, me refiero a septiembre de 2013) ha supuesto el final de tres series, completamente distintas entre sí pero que para muchos de sus seguidores ha supuesto despedirse de series que han marcado una época en sus vidas seriéfilas. Estas tres series a las que me refiero son Dexter, Breaking Bad y Burn Notice, cada una con un final diferente y que han hecho que nos despidiéramos de tres personajes que han dejado huella en todos aquellos que han seguido sus andaduras a lo largo de los capítulos que han protagonizado. Son Dexter Morgan, Walter White y Michael Westen, respectivamente.
Recuerdo cuando empecé a ver series. Mis primeras elegidas y que provocaron que me adentrara en este mundo fueron Lost, Prison Break y Heroes, seguidas poco después por How I Met Your Mother. Dexter fue de las que llegaron no mucho después de esas. Recuerdo que vi sus dos primeras temporadas y quedé prendado de la temática de la serie. Un forense de la policía de Miami, es en realidad un asesino en serie que se dedica a acabar con aquellas personas a las que el sistema no puede tocar o simplemente escapan de sus redes. La premisa de la que partía la serie era cuanto menos interesante, ver el día a día de Dexter, verlo compaginar su vida laboral en la policía con su otro “trabajo” nocturno provocaba muchos conflictos en el plano de lo personal que hacía que Dexter se planteara muchas cuestiones acerca de su forma de vida. A medida que avanzaba la serie y se sucedían los diferentes problemas con los que lidiaba el protagonista, la tapadera que tanto se esforzaba en mantener (hermano, novio, policía y posteriormente padre) para que nadie descubriera cual era su verdadera naturaleza termina por convertirse en su vida normal. La evolución de su personaje hace que trate de dejar de lado a su oscuro pasajero (nombre que otorga Dexter a sus oscuros instintos) para comprometerse con una vida que en principio él creía que tan solo debía aparentar.
Pero al margen de la evolución del personaje (reseñable cuanto menos), Dexter pasará al recuerdo de todos (o al menos la gran mayoría) de los que la hemos seguido durante su paso por la televisión estadounidense por cómo una serie que era de las TOP en sus primeras temporadas, poco a poco se convertía en una serie mediocre. Bien los showrunners, bien la cadena madre de la serie, hicieron que el estandarte de Showtime acabara convertida en una broma de mal gusto, caricaturizando a todos sus personajes, tramas y situaciones puntuales. Tanto que el propio Dexter termina por ser una sombra de lo que era cuando comenzó la serie a causa, por un lado de la evolución que experimenta su personaje (que en mi opinión era positiva) y por otro (y yo creo que aquí reside el principal problema) de cómo gestionaron esa evolución y de cómo deciden terminar la serie. La última temporada de esta longeva serie (8 temporadas de 12 capítulos cada una) es de las peores que he visto nunca en mi experiencia seriéfila (que puedo decir que es amplia).
Normalmente, la última temporada supone el colofón de la historia que has venido forjando a lo largo de las temporadas previas. Pero la octava temporada de Dexter no podía cumplir esa premisa por varias razones, de las que quiero destacar dos: la introducción de tramas que no venían al cuento, desviando la atención de lo que se supone que debería ser una temporada final (haciendo que pareciera cualquier temporada de las que hubo previamente) y falta de mimbres sólidos para acabar la serie adecuadamente. Lo que he dicho unas líneas más arriba acerca de que es el colofón de la historia la última temporada, se cumple si lo has ido forjando poco a poco y tenías una idea clara de como querías acabar, o al menos una idea aproximada. Dexter no cumple esta idea, ya que desde el final de la cuarta temporada (la mejor de la serie), cayó en picado y cada temporada era peor que la anterior (con la salvedad de la séptima temporada, que al menos no fue tan lamentable viendo el conjunto), sin un rumbo claro que seguir y, por lo tanto, la octava ha acabado por ser, con total seguridad, la peor de la serie; y la Series Finale, un capítulo de sitcom. Carente de sentido, el final hace que se complete el círculo de la forma más lamentable posible; aunque a decir verdad, es el adecuado para una temporada basura.
Breaking Bad es una de esas series que cuando lees su sinopsis piensas ¿en serio van a hacer de esto una serie? Estoy seguro que la mayoría de los que hemos seguido las desventuras de Walter White y Jesse Pinkman lo pensamos cuando decidimos empezar a verla. Yo personalmente, no me arrepiento de haberla comenzado, porque puedo decir con orgullo que es una de las mejores series que he visto y veré. Salvo quizá la primera temporada que, en mi opinión es la más floja, cada temporada que pasa es mejor que la anterior. Ojo, con floja no quiero decir mala; quiero decir que, mirado de forma global, en comparación con el nivel que ha dejado la serie en posteriores temporadas, es la que menos nivel tiene.
Bryan Cranston nos ha dado un personaje para la historia, un personaje que todos los que hemos visto la serie recordaremos sin lugar a dudas. Un hombre que, presionado por circunstancias extremas, acaba tomando decisiones que poco a poco van consumiendo su moralidad y le convierten en un auténtico monstruo sin piedad. Un alter ego que tiene un nombre que nunca será olvidado: Heisenberg. La pregunta que muchos de los espectadores de Breaking Bad podríamos hacernos es: esa maldad de Walter, ¿existía previamente o se genera a medida que se van sucediendo los diferentes acontecimientos de la serie? En mi opinión, un factor muy poderoso a la hora de entender la toma de decisiones de su personaje y su evolución a lo largo de la serie es su ego, su gigantesco ego. Walter es un hombre egocéntrico, que por mucho que diga cincuenta millones de veces que todo lo que hace es por su familia, él lo hace porque quiere hacerlo, se encuentra a gusto haciéndolo y se siente poderoso en su papel como Heisenberg. No obstante, al margen de esto, yo pienso también que cualquier hombre, puesto en circunstancias extremas, es capaz de cometer actos que cualquier persona consideraría impensable hacer en circunstancias normales. Tal vez sea el resultado de estos dos factores, o tal vez tan solo opere uno de ellos, pero lo que está claro es que Walter ha sido uno de esos personajes inolvidables.
Su temporada final se dividió en dos tandas de ocho episodios emitidos en años distintos, lo que hizo que la despedida de Walter White fuera más larga de lo que en un principio se pensaba. No obstante, la segunda tanda de episodios (emitida este año) ha tenido un nivel que pocas series han podido alcanzar. Para muchos ha supuesto una finale de 8 horas, pero en mi opinión, esta tanda se divide en dos partes: la que va desde el 5×09 al 5×14 y los dos últimos episodios. La primera tanda no es Breaking Bad, y digo esto porque la velocidad de los acontecimientos que nos muestran no es propia de la serie de AMC, y rompió completamente con los esquemas que nos tienen acostumbrados, para bien eso sí. Todo se cierra en el 5×14, que es uno de los mejores episodios de drama que he visto en cualquier serie. Absolutamente brillante y vertiginoso, es el broche de oro de un inicio de segunda mitad de la temporada que supone, en mi opinión, el final de Breaking Bad tal y como lo conocíamos. La segunda parte, si seguimos ese esquema que acabo de proponer, sería un epílogo de dos episodios, con los que se cerraría la historia de Walter y compañía. La Series Finale no es espectacular, pero tampoco se lo pedía. Desde Ozymandias, era difícil que algo que hiciera la serie lo igualara por lo que la Series Finale dudaba seriamente que pudiera alcanzar su nivel. No obstante, cierra la serie de forma excelente, mostrando lo que tenía que mostrar y dejando satisfechos a sus seguidores.
My name is Michael Westen. I used to be a spy, until… Con esta frase inicia Burn Notice cada uno de sus capítulos a lo largo de sus 7 temporadas. Un poco repetitivo sí, pero al final acabas cogiéndole cariño. Ese opening termina por quedarse en tu cabeza, y yo personalmente me lo he aprendido de memoria. También ayuda que la serie la he visto a lo largo de este año, y eso probablemente contribuye a que lo recuerde. Lo que sigue a esa primera frase con la que abría el párrafo es la escena del piloto en la que Michael Westen recibe “a burn notice”, que para los espías supone el fin de su vida tal y como la conocían. Todos sus privilegios, sus logros como agente secreto, su vida laboral al servicio de la agencia en la que trabajaba, quedan eliminados y pasan a ser agentes expulsados del servicio activo. Michael no se da por satisfecho en absoluto con la decisión que sus antiguos jefes toman, y se dedica a lo largo de la serie a volver a recuperar su estatus y su vida antes de esa llamadita que termina con todo ello. Para ello, necesitará la ayuda de viejos amigos. Una exnovia de gatillo fácil, un viejo amigo retirado que vende información de él al FBI, otro agente con una situación similar a él, e incluso su familia. En resumen, durante todo el tiempo que pases expulsado de tu rol como espía, no vas a ninguna parte. Vaya, sin querer acabo de soltar en el párrafo el famoso opening.
A lo largo de mi experiencia seriéfila, he tenido el placer de disfrutar de las aventuras de diferentes espías, pero Michael Westen ha sido uno que me ha sorprendido gratamente. Como ya he dicho arriba, es un espía que no dispone de todos los recursos que su agencia de inteligencia les brinda a sus agentes, por lo que en la mayoría de situaciones y problemas que se le plantean a lo largo de la serie, tiene que recurrir a su ingenio y habilidades para salir de los atolladeros en los que se mete. Y la verdad es que el elenco de trucos que posee tanto él como sus compañeros es sobresaliente, tanto que si la situación fuera idónea (con todos los recursos disponibles) serían imparables, cosa que demuestran sin tantos recursos a lo largo de la serie. Otra de las características de Michael es que las misiones que lleva a cabo, las trata de completar sin daños colaterales, es decir, no mata si no es absolutamente necesario o trata de encontrar soluciones que no supongan bajas innecesarias. El porqué de esta actitud lo encontramos en el pasado del personaje, un dura infancia, y una instrucción a cargo de un auténtico sociópata hacen que el carácter de Michael se endurezca convirtiéndole en un experto y en la joya de la agencia. Su objetivo es acabar con aquellos que provocaron su marcha de la agencia, y aunque tiene en mente cumplir ese objetivo y pasar página al margen de la CIA, en más de una ocasión se ve forzado a elegir entre esa posible salida o volver a trabajar para el gobierno, y casi siempre termina optando por la segunda opción. La devoción que siente Michael hacia su agencia es demasiado grande como para dejar de lado la posibilidad de volver a lo que era. Pero más tarde que pronto, termina por darse cuenta que sus sentimientos hacia la agencia que lo ha forjado son inmerecidos, porque le demuestran en múltiples ocasiones que están dispuestos a cumplir sus objetivos utilizando cualquier medio que ellos consideren necesarios, incluso aquellos que son moralmente discutibles o directamente impensables que una agencia de espionaje pueda utilizar. No es hasta el final de la serie cuando Michael se da cuenta de que lo verdaderamente importante lo ha tenido en todo momento delante de él, y no se trata de la CIA; por suerte, logra percatarse a tiempo, cerrando la historia de manera perfecta en mi opinión.
Otro de los recursos que me encantan de esta serie es el voice-over (o voz en off para los amigos) de Michael, en la que cuenta todo lo que está sucediendo desde su punto de vista, y relatando la situación desde el punto de vista de un espía, siendo útil en numerosas ocasiones para comprender el porqué de los eventos que se están sucediendo, aunque en otras simplemente sea para comprender los sentimientos y pensamientos del protagonista acerca de lo que está pasando en el capítulo. He de reconocer que a mi este recurso me encanta, y en mi opinión enriquece la serie que lo utiliza, porque en las que no lo usan, tú puedes llegar a creer que conoces al personaje, bien por su forma de ser, bien por sus acciones… pero realmente lo que ves en muchas ocasiones es tan sólo la superficie de lo que realmente ese personaje piensa o cree. En el voice-over, te está hablando a ti directamente, no hay intermediarios, ni posibles interpretaciones a las acciones o decisiones que está llevando a cabo el personaje en esos instantes. Curiosamente comparte este recurso Burn Notice con Dexter, y también el escenario donde se desarrolla la acción de ambas series, que no es otro que Miami.
La última temporada de Burn Notice pienso que es la mejor, básicamente porque las anteriores quizá eran demasiado largas, centrándose en la mayoría de episodios en los problemas cotidianos que los civiles le llevaban a Michael y compañía para que estos los resolvieran, y en muchas ocasiones, dejando la trama principal para la Summer Finale o la Season Finale. La séptima va directa al grano desde el minuto uno, no tiene episodios procedimentales y encima es en la que tiene lugar el capítulo 100 de la serie, un muy buen capítulo pero quizá no el mejor de la temporada. Junto con la Series Finale yo destacaría dos: Pyschological Warfare (7×07) y Sea Change (7×12), que son para mí, los mejores de la temporada y muy probablemente de la serie. Las tramas se cierran de manera perfecta como bien he dicho arriba, y dando a los fans un final más que satisfactorio.
De las tres series de las que he hablado, dos de ellas han terminado de forma excelente su recorrido, una (Breaking Bad) haciendo gala de su enorme calidad desde el primer minuto y con un nivel extraordinario en sus temporadas; y la otra (Burn Notice) con alguna que otra temporada bastante buena, pero que en general había hecho un recorrido más que correcto, sin alcanzar la brillantez pero cuanto menos entretenido. Algo en lo que se parecen Burn Notice y Dexter (que es la que peor final ha tenido de las tres) es que ambas llegaban a la temporada final en condiciones parecidas, con la incertidumbre de si lograrían despedirse como tocaba. Por desgracia, solo una logró su objetivo. Breaking Bad no la meto aquí, ya que pocos dudaban de que lograría cerrar su historia de manera brillante, y así ha sido.
Tres finales, tres ejemplos, de tres series que puede que lo único que tengan en común es que terminaron en septiembre de 2013 y se emitían en cadenas de cable, y que por unas cosas o por otras, serán recordadas por quienes asistieron a su despedida.