Dolorosa cancelación de Sense8
Ayer se confirmó la terrible noticia: Sense 8 ha sido cancelada. Existían rumores al respecto, pero era duro imaginar que ni siquiera veríamos un cierre para todas las incógnitas que quedaron en el aire al terminar la segunda temporada. Pero ha pasado: Netflix condena una de las series más interesantes de su plantilla.
Sense 8 ha pasado de ser una serie destacada a un producto inconcluso y sin sentido, curiosamente si los productores hubieran decidido continuar las serie, os estaría recomendando Sense8 a todos, pero en el punto actual no es más que un boceto de historia desdibujado. Una auténtica pena.
Las redes sociales estallaron durante todo el día de ayer, con mensajes de dolor y rabia ante tan dolorosa decisión. Personalmente, también me siento dolida al despedirme del que podría haber sido un grandísimo producto televisivo si le hubieran dado la oportunidad de desarrollarse.
Independientemente del hecho de que la serie no tenga un final como tal y las tramas, tanto principales como menores, queden abruptamente inconclusas, lo que más me duele a mí y creo que a muchos de los espectadores, es el hecho de que la serie podría haberse convertido en una obra maestra lo largo de los años. Tenía todos los ingredientes para ser una de esas series que maduran a fuego lento, que te van cautivando con el tiempo, que te enamoran con esos personajes a los que ves crecer y evolucionar semana tras semana. Personalmente prefiero estas series cocidas con lentitud a los grandes productos que en el primer episodio presentan una idea espectacular, tan impresionante que a partir de ese momento no queda más opción que impresionar cada vez menos. Y así, muchas series que parten de un punto excepcional terminan desinflándose antes de terminar la primera temporada. Sense8 era todo lo contrario, una serie que podría haber evolucionado maravillosamente bien a lo largo de los años. La trama que se intuye en la primera temporada y en la que penetramos en la segunda es tan compleja como intrincada e interesante y me hubiera hecho feliz verla desenvolverse a lo largo de las temporadas.
En este punto no me siento cómoda recomendándole a nadie que vea la serie. El final no podría ser más abierto. Terminamos con un reencuentro que no llega a producirse, una reunión extremadamente esperada de la que no sabemos nada y uno de los personajes más carismáticos atado en una camilla siendo víctima de torturas. No sabemos si lo salvan, si muere, si ganan los buenos o son los malos los vencedores, tampoco sabemos qué es exactamente lo que quieren los malos y cómo funcionan, de hecho tampoco sabemos muy bien quienes son. Todo esto no son preguntas que quedan en el aire porque Lana Wachowski no les hubiera dado respuesta, quedan en el aire porque algunos productores con poco criterio artístico han decidido tirar la serie a la basura.
Estamos en una época donde el “arte” es concebido como “producto”, cosa a la que no me opongo, pero sí creo que es positivo que esos productos no siempre sean vacíos de contenido y creados con la exclusiva función de generar ganancias. No tengo problemas con la faceta comercial de la ficción, pero es precioso cuando una obra, además de ser rentable, intenta curar el alma o cambiar el mundo. No soy tan ingenua como para pensar que los Wachowski trabajan con fines altruistas, pero sí creo que han dejado en Sense8 parte de su corazón y que, en la forma en la que saben, han intentado transmitir valores muy positivos.
Me da pena que desaparezca de la plantilla una obra artística que fomenta valores positivos. Una serie que potencia valores tan nobles como el respeto a todo tipo de formas de vivir la vida, considerándolas en términos de igualdad; la empatía hacia quienes en principio pueden ser tremendamente diferentes a nosotros; la valentía que implica quererse tal como somos y luchar para que nos quieran por lo que somos y podríamos ser, no por lo que los demás dicen que deberíamos ser; la solidaridad hacia los que están lejos geográfica, cultural o mentalmente y nuestra enorme capacidad de amarnos los unos a los otros. Estábamos ante una serie que potenciaba la armonía en unos tiempos en los que los héroes suelen ser personajes de moral dudosa, que coquetean con el mal o que directamente hacen daño los demás sin complejos.
Me gusta que plantea unos personajes enormemente diversos y hasta cierto punto controvertidos, pero que no se juzgan los unos a los otros, de manera que vemos al criminal ayudando al policía y al policía ayudando al criminal, sin que en ningún momento se pregunten cómo cambiar al otro y llevarlo para su lado, simplemente se aceptan los unos a los otros tal como son. Nadie juzga a nadie, solo se quieren y esto es enormemente hermoso. La serie nos conmueve por la construcción tremendamente honesta de personajes bastante complejos. Un grupo de personajes que si hubiesen tenido un desarrollo más amplio en sucesivas temporadas, hubieran alcanzado altísimas cotas de brillantez.
Aparte de la maestría del contenido visual, incorporando algunas escenas dignas del mejor cine. Lo que más destaca de las series el apartado más emotivo, si bien la forma en la que Sense8 llega al corazón es muy diferente a la manera que usa 13 reasons why o This is us, dos series cuyas primeras temporadas han sido magníficas y también apuntan al corazón, pero con las que te emocionas a base de lágrimas. En Sense8 se llora entre nada y muy poco, pero las emociones están a flor de piel gracias al carácter tan humano en la forma en la que se suceden los acontecimientos cotidianos que viven el conjunto de personajes.
Además, a diferencia de las otras dos series que muestran los defectos de algunas parcelas de la sociedad, pero no incitan a cambiarla, el planteamiento que sustenta Sense8 es extremadamente radical y valiente. En Sense8 no te animan a ver el lado bueno del mundo o adaptarte a él, te animan a ser libre y a hacer lo que te de la gana y si en el proceso hay que cambiar el mundo, pues se cambia.
Me hubiera encantado ver el encuentro físico de todos los personajes, un encuentro que sólo atisbamos levemente en la season finale. Obviamente, estoy deseosa de saber si consiguen salvar a Wolfie y también querría saber si Capheus gana las elecciones, si Sun logra hacer justicia y sobre todo, que pasa con el BPO y con Whispers … pero nos quedaremos sin conocer el final de todas estas historias, y es una pena, una auténtica pena.