Narcos: Análisis sin spoilers de la segunda temporada
Uno de los eventos seriéfilos de este mes de septiembre era el regreso de Narcos, la aclamada serie de Netflix, que estrenó ayer en exclusiva la segunda temporada para todos sus clientes. Tras una gran temporada de debut, en la que nos contaron los inicios del famoso narcotraficante Pablo Escobar, mucha gente se preguntaba si la serie sería capaz de mantener el nivel mostrado en su primera tanda de episodios. Tras devorar la segunda temporada ayer, y reposar unas horas lo que había visto, puedo decir claramente que superan lo ofrecido en los primeros diez episodios. Un cierre genial a la historia de Escobar… pero quizá no para la serie. A continuación os dejo mis impresiones.
Antes de entrar a valorar la temporada en general, sin hacer spoilers, quisiera hacer un inciso sobre algo bastante destacado, que dio que hablar los meses anteriores, y es la promoción de la nueva temporada.
Yo comencé a ver Narcos sin saber qué sucedía con Pablo Escobar. No sabía si lo apresaban, si lo mataban, o si lo lanzaban al fondo del océano con los pies de cemento, e imagino que como yo, mucha gente (o quizá no) no sabía el destino del narcotraficante colombiano. La figura de Escobar es conocida mundialmente, aunque sea de oídas, y ese era mi caso. Sabía que era un narco que levantó su imperio de la droga en los años ochenta, pero no conocía exactamente lo que pasaba con él. Tampoco había visto películas o documentales sobre él, pero tampoco tengo la culpa, o al menos eso pienso yo, de no saber los pormenores de la vida de este señor. Es por eso que en su día me pareció mal que Netflix promocionara la segunda temporada de forma tan descarada con frases en sus posters promocionales o teasers diciendo exactamente qué pasaba con Pablo Escobar, que no entraré a decir porque supone un spoiler importante, sobre todo si no sabes qué pasa con él.
Creo que Netflix, por mucho que se justifique también en las mismas campañas promocionales con una frase como “La historia es el mayor spoiler“, se equivocó en la forma de enfocar la temporada, en mi opinión. Estoy de acuerdo que Pablo Escobar es una figura histórica, de relevancia en la segunda mitad del siglo XX, pero no lo estoy en la idea de que todos los ciudadanos de este planeta deban conocer qué pasó con el narco colombiano. A mi juicio, este señor no es más importante históricamente que Julio César, Napoleón, Leonardo da Vinci, Albert Einstein o Elvis Presley, por decir algunos nombres de figuras destacadas a lo largo de la historia. Opino que Netflix debió respetar a los espectadores, por pocos que fueran, que no supieran qué pasaba con él y no revelar el destino del colombiano.
Dejando ya de lado este aspecto, lo cierto es que, tanto si sabes lo que sucede como si no, la segunda temporada de Narcos supera lo visto en la primera. De entrada, porque tal y como acaba el 1×10, ya intuyes que las tramas cogerán fuerza pronto, y aumentarán las revoluciones antes de lo que hicieran en la primera temporada, que si bien tuvo un muy buen ritmo, al comienzo de la misma estaba más enfocada a presentar a todos los jugadores. Aquí, no hay margen para descansar. La búsqueda de Pablo Escobar es el centro de atención de toda la temporada, y para mí Netflix lo ha sabido gestionar a la perfección. No recuerdo demasiados momentos de relleno, y prácticamente todo lo que sucede en cada capítulo es clave para el desenlace final.
También quiero romper una lanza en favor de Wagner Moura, actor que interpreta al narco colombiano. Leí hace poco una entrevista en la que decía que estaba encantado de dejar de interpretarle, que no soportaba tener a ese monstruo en su sistema. Tuvo que adaptarse y adecuarse al papel, y entre una de las cosas que tuvo que hacer fue aprender a hablar castellano, ya que él, al ser brasileño, no conocía demasiado el idioma. Pero a base de asistir a clases del idioma y demás, fue capaz de aprender a hablarlo y así poder desempeñar el papel de Escobar lo suficientemente convincente. Lo cierto es que en la primera temporada le noté en alguna ocasión fallos en su forma de expresarse y de hablar, pero para mí lo ha corregido en esta segunda temporada, en la que le he notado mucho más fluido en las conversaciones y en su español. Moura nos ha dejado a un Escobar de muy buen nivel, y sin duda se le va a echar de menos, si eligen continuar Narcos.
Y digo si eligen, porque pese a que la historia de Pablo Escobar finaliza, la historia del narcotráfico no lo hace, ni mucho menos. En la primera tanda de episodios ya introdujeron una pieza clave en el desarrollo de la historia de Escobar, el cartel de Cali, que es muy importante en esta segunda. Viendo cómo concluye la temporada, si la serie sigue en Netflix, lo lógico sería que se explorara a esa organización mafiosa, pero esto es todo especulación. Primero, porque la plataforma online no se ha pronunciado todavía sobre el futuro de su serie; y segundo, porque aunque continuara, no tiene por qué hacerlo contando la historia del cartel de Cali. Todavía es pronto para aventurarse a hablar de algo así, y lo mejor es esperar acontecimientos. Por mí, no haría más temporadas. Si cerraran Narcos con esta segunda temporada, sería un final perfecto bajo mi punto de vista, y sin duda lo consideraría como uno de los mejores productos que nos ha dejado la televisión en lo que llevamos de siglo, quizá no a la altura de las más grandes, pero sí que la metería en el grupo de los Must See. Creo que es un movimiento arriesgado seguir con más temporadas, pero claro, yo no decido por Netflix, y mientras le siga dando nominaciones y beneficio económico, pues pienso que estarán abiertos a la posibilidad de ampliar la serie.
Algo que también considero que es importante en esta temporada, es que ha estado bastante más centrada en Pablo que en el resto de personajes. En la primera, perdían su tiempo mostrándonos la adaptación de Steve a Colombia y a su nueva misión; a Javier Peña y sus tejemanejes como agente de la DEA en Medellín; al Presidente Gaviria perdiendo los papeles en más de una ocasión por culpa de Escobar, etc. Aquí ya no hace falta, aquí ya nos conocemos todos. Sabemos cómo acaba Murphy la temporada, sabemos cómo es Peña, y sabemos qué precio está dispuesto a pagar el presidente de un país por detener a un solo hombre, que es capaz de generar el caos con tal de conseguir sus objetivos. Y ojo, también quiero destacar una cuestión que me parece muy importante: la persecución se cobra, para todos y cada uno de los personajes que protagonizan la serie, algo de sus vidas. Todos pagan el precio por ir a por Escobar, nadie sale indemne.
Y antes de despedirme, diré que, al igual que sucede en otras series protagonizadas por personajes de dudosa moralidad, aquí también acabas por cogerle cariño, o más bien por empatizar a un mínimo nivel con Escobar. No diré que justifico sus acciones o las comprendo, pero precisamente la centralización de la temporada en él y su persecución, hace que veas un aspecto de un personaje que merece ser despreciado a todos los niveles, y sin embargo termines en ocasiones por compadecerle, o comprenderle como digo, mínimamente. Un triunfo más de Narcos y de Moura.
Como ya he dicho más arriba, el futuro de Narcos es incierto a día de hoy, pero eso no significa que dejéis de disfrutar esta segunda temporada, que para mí es de lo mejor que nos ha ofrecido el mundo de la televisión en lo que llevamos de 2016. Y si todavía hay alguien que no ha visto la serie, decirle que ya está tardando en ponerse a ello, teniendo además en este blog una crítica de su primera temporada, también realizada por mí (sin spoilers). Plata o plomo.